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presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM

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significaban simiente de emulación, envidias, resentimientos y, sobre todo,<br />

diversidad de opiniones en orden a la causa pública.” 68<br />

Luego de referir algunas de las características de los integrantes de la sociedad<br />

alteña, transcribe la información <strong>del</strong> censo referido expresa sus interpretaciones<br />

entre las que destaca que:<br />

“Aquella sociedad local de 1770, se movía alrededor de la familia y las prácticas<br />

piadosas. El entorno familiar era el centro, la célula básica, y el promedio en los<br />

matrimonios era de 6 a 7 hijos. Condicionaba la dimensión familiar la edad en el<br />

momento de los esponsales. Por una reconstrucción de las fichas detectadas en<br />

los libros parroquiales sabemos que ocurría el matrimonio para el hombre indígena<br />

y de castas alrededor de los 21 años; el español o criollo lo hacía unos tres años<br />

después, sin duda por razones sociales y económicas. La mujer criolla era más<br />

precoz; se casaba más temprano, hacia los 18 años, solicitada y protegida por el<br />

grupo; la/mujer perteneciente a castas muchas veces perdía un tiempo precioso<br />

en el concubinato o en la servidumbre, no solia llegar al altar sino después de los<br />

25 años.<br />

Al profundizar en su historia, nos encontramos ante un mundo profundamente<br />

religioso; podría, incluso, decirse que estaba copado por lo religioso, en donde uno<br />

de los sacramentos esenciales era el matrimonio….Hay que decir contra lo que se<br />

ha opinado con frecuencia, que aquel mundo alteño de la segunda parte <strong>del</strong> siglo<br />

XVIII, no se reducía al mundo de los criollos; había otro mundo tan activo o más<br />

que el anterior, el de los mestizos y mulatos, que cubría todos los rincones<br />

jalostotitlenses: ranchos, estancias y haciendas caían bajo el control laboral<br />

mestizo o mulato. Y parecido a los mundos anteriores estaba el indígena, el de los<br />

barrios y pueblos indios. Aun cuando las epidemias y malos tratos los habían<br />

diezmado, había en la parroquia cerca de 4,000 indígenas, número considerable<br />

frente a las 11,377 gentes que representaban el total de la población. Alrededor de<br />

los caseríos indígenas se encontraban las sementeras, que producían para<br />

alimentarse y pagar los tributos; y hasta se conjugaban con las milpas los frutos de<br />

Castilla y de la tierra, aunque sin alcanzar a competir con los propietarios criollos<br />

que habían penetrado más sus tierras comunales.<br />

Si hemos dicho que el jalostotitlense de entonces se movía alrededor de la familia,<br />

las prácticas religiosas y el trabajo; el carácter trabajador y religioso es lo que más<br />

ha distinguido al alteño; para él el trabajo es un hábito; la tierra inclemente, dura,<br />

de poco rendimiento lo obligó a estar pegado a ella, para poder extraerle su fruto.<br />

El alteño ama el trabajo como a su familia o sus tierras; es para él algo sagrado,<br />

parte de su vida….Este hábito de trabajo constante, lo han hecho tenaz; por eso,<br />

no le fue difícil dominar al medio, que ha requerido de grandes dotes de trabajo y<br />

de espíritu para poder vivir. Fue herencia de sus antepasados la constancia al<br />

trabajo. En fin, es una raza endurecida en él.<br />

¿Qué decir de su religiosidad? Sabemos por su historia que esta sociedad<br />

siempre ha vivido dependiente de la mano de Dios y que, por lo mismo, lo primero<br />

para sus hombres ha sido la religión, una religión sencilla, clara, porque su primera<br />

y última relación es con Dios. Pensamientos, sentimientos, trabajo, todo su ser y<br />

vida ha girado alrededor de Dios, porque lo espera todo de Dios y no hay nada sin<br />

68 Ibdem. Pp. 30-32.<br />

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