presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM

extremo de vender jirones patrios. México empezó a sufrir en sus gobernantes y
dirigentes gran falta de principios patrios, corrupción e inmoralidad en los jefes
militares.
En cuanto a Jalisco, un Bando de 21 de julio de 1823 informaba haber llegado el
momento de erigir la Provincia de Guadalajara en Estado soberano federado con
los demás de la Nación Mexicana, con el nombre de "Estado Libre de Xalisco". El
Estado quedó conformado en 8 Cantones y 27 Partidos, los que a su vez se
dividieron en municipios. San Miguel el Alto quedó incluido en el Cantón de Lagos
y formó parte del Partido de San Juan de los Lagos. Y un mes después que
México jurara su primera Constitución, la de 1824, el 18 de noviembre hacía lo
mismo Jalisco con su Constitución particular. El 24 de enero de 1825 se hacía
cargo del gobierno del Estado don Prisciliano Sánchez, primer gobernador
constitucional. El establecimiento del nuevo sistema político entrañaba una lucha
sin cuartel por solucionar los graves problemas sociales, económicos y políticos
heredados.
Centró el Estado sus esfuerzos en desarrollar la enseñanza básica, seguro de las
ventajas que traería un mayor grado de escolaridad. Esta iniciativa prohijó en
muchos remozadas esperanzas por lograr un promisorio futuro. El problema que
escocía entonces a todo mexicano era el analfabetismo. Decía Prisciliano
Sánchez en su primer informe de gobierno: "apenas se encuentra en los
municipios quién sepa mal leer y peor escribir, y en no pocos se dificulta hallar
número suficiente para la renovación anual y cesación bienal en los distintos de
los alcaldes, regidores y síndicos". Si eso pasaba en los núcleos más
representativos de las poblaciones, que podemos pensar del pueblo en general.
No menos preocupante que la falta de gente preparada para los Ayuntamientos
era la escasez de arbitrios. Aún cuando la Diputación Provincial había autorizado
en 1821 a los Ayuntamientos introducir a sus fondos los productos cobrados por
deguello de reses, reconocimiento de pesas y medidas, asiento de plazas en los
mercados, uso del fiel de arriendo de solares y fundo legal y algunos otros arbitrios
particulares, su producto era tan exiguo que muchos de ellos apenas alcanzaba a
cubrir los muy precisos gastos de escuela y secretaría. El gobernador don
Prisciliano Sánchez ordenaría que se aplicaran de preferencia a la creación y
sostenimiento de escuelas de primeras letras; y si alguno no llegaba a reunir
200 pesos anuales, no tuviera secretario con sueldo y que su función la
desempeñara un regidor. Este fue el caso de San Miguel.
La escasa industria artesanal en San Miguel de fines de la Colonia se vino abajo
con la guerra de Independencia; por más que los primeros ayuntamientos
trabajaron por levantarla, fue imposible por falta de numerario y la abierta
introducción de tejidos extranjeros por los puertos. Decia el gobernador D. Justo
Corro en su informe de 1829, que el problema "había reducido a la miseria a
muchos jaliscienses que se mantenían anteriormente con sus manufacturas". Con
objeto de reavivar el comercio se determinó arreglar los caminos que habían
quedado inservibles por tantos años de guerra. Benefició a San Miguel porque
hubo temporadas en que se desvió el paso de diligencias y recuas cargadas de
productos.
Pero estos paliativos no fueron suficientes para reanimarlo; como la proliferación
del bandolerismo y el continuo deambular de grupos armados inconformes con la
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