presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM
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y todos los pueblos de Los Altos volvieron al control liberal desde abril de ese año.<br />
El apólogo <strong>del</strong> efimero Imperio de Ma<strong>xi</strong>miliano tuvo su desenlace en el Cerro de<br />
las Campanas el 19 de julio. Al ser fusilados Ma<strong>xi</strong>miliano, Miramón y Mejía el<br />
Segundo Imperio también selló su muerte.<br />
Apoyada la República Restaurada en la paulatina aplicación de la Constitución de<br />
1857 y Leyes de Reforma, Mé<strong>xi</strong>co comenzó una verdadera metamorfosis; aunque<br />
va a ser hasta los gobiernos de Porfirio Díaz cuando las revueltas militares y el<br />
bandolerismo dejan de desquiciar el orden. Durante los años intermedios el país<br />
no logró levantar su economía, porque las huellas de los trastornos<br />
revolucionarios, la miseria, el vicio, el deshábito al trabajo y la inseguridad aún<br />
latente siguieron carcomiendo el ambiente político.<br />
Como todo el país y la región, San Miguel fue entrando paulatinamente al orden,<br />
no sin antes sufrir las desavenencias partidistas y hacer frente al bandolerismo<br />
que había prohijado tantos años de desolación. Pero dentro de esos problemas,<br />
no descuidó su embellecimiento; consiguió llevar a feliz término el templo<br />
parroquial que había recibido en los cimientos, el cual fue dedicado el 23 de mayo<br />
de 1870 con grandes muestras de regocijo; meses después moriría D. Miguel Ma.<br />
Mijárez tan querido para los sanmiguelenses y que había prodigado desvelos y<br />
sudores en la construcción de su magnífica parroquia.<br />
¿Qué podemos decir <strong>del</strong> crecimiento poblacional de San Miguel? Apenas hay de<br />
donde echar mano al respecto después de 1839. El padrón de este año asigna al<br />
pueblo 1,168 habitantes. Será hasta 1875 en que de nuevo encontremos cifras de<br />
su población. Nos percatamos, que aún cuando vivió años de continuas luchas,<br />
bandolerismo y hasta epidemias, no dejó de crecer. El padrón de enero de este<br />
año le asigna al pueblo 3,120 almas y a la parroquia 11,000. También<br />
encontramos que no se había olvidado la educación; había en el pueblo dos<br />
escuelas parroquiales, una de niños y otra de niñas.<br />
Desde esta perspectiva, podemos observar que San Miguel el Alto llega a 1779 en<br />
que se publica El Cuadro General Estadístico de San Miguel de los Alcalanes,<br />
aparece con características de un pueblo provinciano, pacífico, olvidado como<br />
tantos otros en el mapa nacional. Y aunque se aprecia en él un interés por<br />
entrar en la órbita <strong>del</strong> "progreso", seguía siendo un pueblo íntimo, inmóvil en su<br />
ser tradicional. Se observa que pese a la inestabilidad de tantos años, los<br />
sanmiguelenses mantuvieron su arraigo y amor a las raíces; su inclinación a la<br />
concentración, al silencio, a la meditación. En este análisis previo se percibe ser<br />
un pueblo estático, poco progresista, que no cambió de costumbres; hermético e<br />
impenetrable para los de fuera y hasta para algunos de sus propios hijos.<br />
Los hogares sanmiguelenses manifiestan ser recinto amurallado; que no<br />
penetraban a ellos más que los parientes o los amigos, con los que se<br />
cultivaba la amistad por generaciones. Hasta la gente humilde de los barrios<br />
guardaba su casa como un huerto sellado. Lo bueno que ya se había logrado la<br />
cohesión entre los indígenas y el resto de la población. Las jerarquías sociales se<br />
mantenían, aún cuando el intercambio de servicios y cultivo de las relaciones entre<br />
los componentes, se desarrollaban en base a la mutua ayuda y consideraciones<br />
recíprocas. Hasta ese 1879 no se había observado la tendencia "escapista" de los<br />
que aspiraban a abrir su camino y a librarse de la rigidez ceremoniosa; aunque no<br />
faltó más de un ejemplo de ambición para una mejora económica. Pénsamos que<br />
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