presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM

casó con Isabel López hija de Juan López de Lizardi y Leonor Becerra; el
castellano Francisco Rodríguez Montes de Oca, que casó con una hija de Lupe
Ruiz de Esparza y Francisca de Gabadí en 1618; Juan Jiménez de Medina y
María Segura; Luis de Medina y María Siordia; Sebastián Pérez y María de Jara;
el castellano Francisco de Palacios, que casó con Magdalena Méndez Gamboa,
hija de Baltasar Gamboa y Ana Méndez; el segoviano Manuel Martínez, que casó
con María Rodríguez, hija de Juan de Montoro y Catalina de Ayala; el portugués
Antonio González de Acosta, que casó con una india de Tlaquepaque; el
extremeño Servando de Padilla, que casó con Agueda Torres de Tavera, hija de
Nicolás Ramírez y Polonia de Torres; el murciano Ginés Valera, que casó con
Juana de Espinosa, en cuya acta fungieron como padrinos el entonces alcalde
mayor, capitán Juan de Meza y su esposa Antonia de Hijar y Bracamontes, y el
casteHano Gaspar de Aguilera que casó con Bernarda Salado. También se
avecindaron el sevillano Francisco Gómez que casó con Margarita Ruiz de
Esparza, Juan Araiza que casó con Ana Lozano, el portugués Juan Bautista
Maldonado que casó con Luisa de Vargas, el de Alpujarras Juan Hernández de
Juárez, que casó con la india Agustina de la Cruz con dispénsa de relación
espiritual. Varías de estas familias se convirtieron en troncos genealógicos de la
sociedad aguascalentense.
Pero no fueron solo inmigrantes españoles los que llegaron; sabemos por los
libros parroquiales que también se dio un alto número de indígenas, negros y
mulatos, esclavos o no; mano de obra destinada al servicio doméstico o para las
estancias cercanas. El mayor número fue de indígenas: Juan Bautista y
Magdalena, tarascos, criados de Luis González; Juan Baltasar y María, naturales
de Mitic, criados de Juan de Gamboa; Gabriel y Beatriz, criados de Miguel López
de Lizardi "en el molino de pan traer". Y en referencia a negros esclavos o
mulatos, la inmigración fue también sustanciosa: María, esclava de Maria Frías;
Gerónima, esclava de Esteban de Tejada; Juana Gallegos y Luisa Dávila, mulatas
esclavas de Luis González; Pedro e Inés, esclavos de Isabel Holguín; Juan
Bautista y Ana, angoleses, esclavos de Juan Bautista Conte; Emerenciana e
Isabel Orozco, Martin y Magdalena de Peñalosa "mulatos ladinos", Gerónimo e
Isabel Angola, Miguel de Castilla, Bartolomé Hernández y Magdalena de Silva
mulatos libres, criados y esclavos de Juan Arias de Avillá; Francisco negro de
Santo Tomé, Maria de Angola, Juan y Elena de Terranova, Juan Chiquito y
Caridad, esclavos de Juan de Huerta y otros.
Lo anterior nos lleva a suponer que la villa dispuso de los medios indispensables
para ejercer una vida política y económica satisfactoria. El Aguascalientes de
origen humilde y desordenado, a la vuelta de los años se hizo atractivo para sus
moradores. Progresó porque en la jurisdicción se explotaron "gruesas estancias"
ganaderas y de trigo y maíz; porque le escogieron como hospedaje obligado los
comerciantes que introducían productos hacia Zacatecas y provincias internas y
porque, al deprimirse la minería, algunos ricos mineros invirtieron sus ahorros en
la compra de tierras; también porque con la conformación de haciendas se
fomentó la producción para el mercado. Aunque la Villa no registra un desarrollo
expansivo en esta primera parte del siglo XVII, mucha de su infraestructura es de
entonces, como es el trazo urbano e hidráulico. El primer templo parroquial ya se
encontraba terminado en 1625, las casas reales ya estaban en servicio antes de
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