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presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM

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Es decir que los patrones específicos que la configuren deberán comprenderse en<br />

la perspectiva de las relaciones que entabla la región con otras. No es otra la<br />

intención al destacar el papel que desempeñaron en la formación de la sociedad<br />

regional: mercedes, tenencia de tierra y relaciones comerciales extrarregionales,<br />

porque en el contexto de ese todo se vuelven comprensibles muchas<br />

características regionales.<br />

No sale sobrando decir, que el trabajo que tienes en tus manos busca tener la<br />

profundidad y extensión necesarias; la incursión a tiempos prehispánicos tiene su<br />

razón de ser, ya que de lo contrario resultaría difícil identificar y analizar todo el<br />

complejo proceso dentro de un marco constreñido a la colonia, hasta 1821. La<br />

historia, evidentemente, no es producto de momentos, aunque algunos de éstos<br />

puedan jugar un papel trascendental, sino sucesión de fenómenos que abarcan<br />

siglos.<br />

La organización de las actividades están relacionadas con una tradición, que con<br />

el tiempo se institucionalizó, apoyándose en los puntos de articulación entre la<br />

región y los centros mineros y comerciales colindantes. Los Altos fueron por años<br />

reserva de granos, generadores de mano de obra y productores de ganado para<br />

los centros mineros. La función regional resultó, por encima de todo, un ejercicio<br />

creador, y demandó que la gesta alteña buscara acceso a la obtención de<br />

mercados agrícolas y ganaderos inmediatamente después de la conquista, y a la<br />

tenencia de la tierra en forma privada, más tarde; por los excedentes producidos<br />

todo derivaría en una permanente actividad comercial. La anterior disponibilidad,<br />

aunque dependió de alternativas atractivas, debe tomarse en consideración, ya<br />

que el alteño necesitó complementar sus necesidades económico-sociales<br />

acudiendo a zonas externas.<br />

A la luz de la historia, la región de Los Altos nunca ha estado aislada, porque no<br />

ha sido mera ejecutora de normas locales; ha participado en una amplia<br />

interacción política, religiosa, cultural y económica, manifestando marcos<br />

normativos heterogéneos. De donde se infiere que sus características no han sido<br />

mero resultado <strong>del</strong> impacto de fuerzas externas, sino de procesos en los que<br />

intervinieron sus hombres en el tiempo y en el espacio. En este orden de ideas,<br />

este trabajo creemos brinda una importante perspectiva de comprensión<br />

totalizadora, en la que todos los pueblos con una etnia variada coadyuvaron, pese<br />

a sus limitantes que les marcaron las "tierras flacas", como escribiera Agustín<br />

Yáñez. Y dentro de esa congruencia de fuerzas y voluntades, pueblos y habitantes<br />

dispusieron adopter un mo<strong>del</strong>o de poblados y de prácticas sociales que,<br />

históricamente, respondieron al mecanismo socio-político que la región y el<br />

mo<strong>del</strong>o de gobierno pedían. El "grupo doméstico", más que la familia, organizaba<br />

la mayoría de las actividades agroganaderas como trabajo tipo en una agricultura<br />

de subsistencia; aunque, en última instancia, la gama completa de actividades<br />

e<strong>xi</strong>gió, andando los años, de un espacio más amplio. Y, pese a que la región<br />

siguió la pauta de un "gobierno indirecto" en el que las autoridades nativas eran<br />

co-rresponsables <strong>del</strong> dominio colonial, en la práctica se dio más bien un gobierno<br />

directo, en virtud de la hegemonía criolla. La historia de Los Altos de Jalisco<br />

resulta compleja. Le ha dado vida en forma muy especial la tierra, y en forma<br />

secundaria, el comercio. El movimiento de sus coloniales estancias, de sus típicas<br />

haciendas y de sus inconfundibles ranchos han <strong>del</strong>ineado y alterado ésta, porque<br />

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