presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM

ansiedad, sobre todo si los agentes no tienen en cuenta las raíces históricas
locales y nacionales.” 128
En un escrito el autor basado en la documentación disponible y ante la falta de
documentos probatorios cuestiona los criterios vigentes sobre la fundación de
Aguascalientes. Con el título: ¿Villa de la Ascención o de la Asunción? RAZÓN Y
SER DE LA FUNDACIÓN DE AGUASCALIENTES José Antonio Gutiérrez
Gutiérrez expone las siguientes consideraciones: “Estamos celebrando el 419
aniversario de la fundación de Aguascalientes. El 22 de octubre de 1575 libraba el
escrito que autorizaba la fundación de la Villa de la Ascención el doctor Jerónimo
de Orozco, presidente de la Real Audiencia y Cancillería de Guadalajara y
Gobernador del Reino de la Nueva Galicia donde está un fuerte que se llama
Aguas Calientes, según asienta la Descripción de Teocaltiche hecha por D.
Hernando Gallegos en 1585. Fueron sus fundadores el capitán D. Juan de
Montero Rodríguez y otras personas venidas de Santa María de los Lagos.
Es importantísimo conocer la cédula real, pero más el acta de fundación que
dieron origen a Aguascalientes para mejor conservar la memoria histórica de
nuestra ciudad.¿La razón"? Porque son los documentos fehacientes de su
existencia: Aguascalientes no tiene que lamentar como tantos otros pueblos
fundados por los españoles haber perdido la cédula real que le dio origen porque
sus hombres que se han encargado de hacer su historia han tenido la atingencia
de conservarla como preciado tesoro. Aunque sí es de lamentar la no existencia
de su acta" de fundación. Quiero
en esta ocasión, referirme a estos dos
"documentos ahora qué estamos celebrando el 419 aniversario de su fundación.
Hagamos un poco de historia "antes de referirnos a la cédula real que autorizó su
fundación. La razón de este documento se aleja hasta 1499, en que los Reyes
Católicos expidieron real decreto a Cristóbal Colón para fundara pueblos
españoles en el Nuevo Mundo recién descubierto; además de que le pedían
efectuar fundaciones, también eximían de Impuestos a quienes contribuyeran a la
fundación de asentamientos urbanos. “Por cuanto Nos deseamos que en nuestras
islas y tierra firme de las Indias se hagan poblaciones de cristianos... nuestra
merced y voluntad es, que los vecinos y moradores cristianos que en las dichas
vivan y a así fueren a vivir y morar, con sus casas y asientos, principalmente con
su casa poblada, sean libres y exentos de monedas o moneda forera(*) y otros
cualesquier pechos y derechos e imposiciones...
Años más adelante, en 1518, cuando se comenzó a promover la emigración de
labradores, Doña Juana y Don Carlos, su hijo, reyes, ordenaron a todas las
autoridades del
reino que hicieran saber de la necesidad que había de “que los
que iban al nuevo mundo ya no se inclinaran más por coger el oro que por labrar
la tierra y "granjerías"… para ello se hacía una general invitación a los labradores
para que se embarcaran al Nuevo Mundo. Una vez llegados a estas tierras, se les
debía proporcionar lo que hubiere menester para su sostenimiento y aposento y
labranza. También se les prometía buscar los mejores asientos que hubiere en
aquellas partes, para que hagan sus pueblos en la mejor disposición de aguas y
"más a propósito de sus granjerías que se puedan; se les prometía premios en la
productividad.
128 Ibdem. Pp. 67-74
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