presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM

capellán del hospital….Tocó al padre Alonso hacer frente a la difícil situación que
se presentó en 1847, cuando el país fue invadido por los norteamericanos. Como
se puede leer en el siguiente comunicado eclesiástico, la ciudad entera se inquietó
al saber que "los yankees muy pronto los vamos a tener aquí en esta ciudad; la
feligresía se prestó gustosa a comenzar de nuevo sus novenarios a Ntra. Sra. de
Guadalupe con letanías mayores y procesión. Yo no sé qué esperanza tengo de
que esta Divina Señora nos va a favorecer".
El padre Alonso estuvo al frente del nosocomio hasta su muerte, que ocurrió en
marzo de 1854. Lo suplió el presbítero José Maria Gordoa. Hay en este año una
solicitud del ayuntamiento para que se recibieran en el hospital a los enfermos de
la cárcel, retribuyendo al establecimiento con los réditos de un capital de 15,000
pesos fincado en la hacienda del Soyatal. Hubo cierta inconformidad porque la
petición se refería a hombres y mujeres y el hospital era sólo para hombres; de
abrirse también a mujeres subirían los gastos; sin embargo, al final fue aceptada la
petición del ayuntamiento.
Debemos mencionar aquí que la virtuosa señora doña Rosalía Monroy dejó parte
de sus bienes para el hospital y para hacerle mejoras a la cárcel de mujeres; esos
fondos fueron administrados por el nuevo capellán del hospital, el presbítero José
Maria Gordoa, quien reedificó en lo preciso el edificio….Sin embargo, a raíz de la
proclamación de la Ley Lerdo (ley de 25 de junio de 1856) el nosocomio entró en
una etapa verdaderamente difícil. Para mejor hacer frente a los problemas
económicos, el ayuntamiento formó un patronato para administrar más
racionalmente los bienes que se le asignaron; de lo donado por la señora Monroy
se destinaban
2,400 anuales para el hospital de mujeres y 1,500 para el civil de
hombres. Aún cuando no dejó de contar con aportaciones piadosas, su situación
fue cada día más apremiante por el estado de guerra en que el país vivió por
años; el director siempre estaba en las últimas pidiendo le asignaran algo mas
para hacer frente a las necesidades más urgentes, La situación económica era tan
difícil que el ayuntamiento y el gobierno del estado, en lugar de aumentar sus
aportaciones, hacían frecuentes exhortos para reducir 1os gastos. En un
comunicado fechado el 6 de diciembre de 1862 el gobernador le pedía al
administrador del hospital que hiciera economías.
Al turnarse su administración al ayuntamiento el nosocomio tomo el hombre de
Hospital Civil. En 1862 parte del edificio fue destinado para Escuela de Artes y
Oficios, pues el local que ocupaban ésta y el hospicio de pobres estaban en
ruinas. La situación
del hospital con el gobierno liberal restablecido empeoró y en
mayo de 1863 nuevamente fue cerrado.
Sin embargo, esta decisión fue muy criticada por el pueblo y el gobierno se vio
obligado a dar marcha atrás, determinándose que el hospital siguiera abierto
mientras no cambien las circunstancias, pero solo para heridos consignados por
los jueces y para los soldados.
Encontramos escasa información sobre el hospital a partir de este año hasta el
triunfo de la República. Durante el efímero imperio de Maximiliano, continuó bajo
el control del ayuntamiento;
sin embargo, el párroco Francisco M. Vargas más de
una vez lo auxilió de su peculio y con fondos parroquiales. La institución encontró
gran apoyo en las Conferencias de San Vicente de Paul, fundadas en la ciudad
en
1866; los socios coadyuvaban en toda urgencia con equipo sanitario, medicinas,
197