presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM

que por desánimo, hastío del ambiente estudiantil y clerical, o por necesidad,
nuestro biografiado decidió acogerse a la casa solariega de Ciénega de Mata, con
la familia, para olvidar sus fracasos; lo que aprovechó para auxiliar en la
administración y ordenamiento de sus propiedades. Por los protocolos firmados
por él y que obran en el Archivo Histórico del Estado de Aguascalientes, inferimos
que estuvo muy activo. Poco le duró esa paz campirana: porque, fuera por
influencia familiar o porque se comenzaban a fijar en él las autoridades
eclesiásticas neogalaicas, a fines de 1753 se le entregaría en interinato el curato
de San Matías de la Sierra de Pinos. Tomamos estos datos de su Relación: "Por
ascenso del señor licenciado don Bernardo de Urizar a prebendado de esta Santa
Iglesia, le hizo gracia el Ilustrísimo y Reverendísimo señor Obispo mi señor (D.
Fray Francisco de San Buenaventura Martínez de Tejada), de nombrarlo cura
interino, vicario, juez eclesiástico del Real y Mina de San Mathías de Sierra de
Pinos". Ese entonces su "Relación de Méritos y Ejercicios Literarios", que tiene
fecha de edición Madrid-Junio 4 de 1755, de la que hemos estado tomando los
distintos datos personales. El tiempo que pasó en Pinos no lo desligó de los
"negocios e intereses personales". No perdamos de vista que el Mayorazgo
Rincón Gallardo se extendía por el actual Estado de Aguascalientes y parte de los
de Jalisco y Zacatecas; es más, en la Parroquia de Pinos se ubicaban varias de
las haciendas y ranchos de éste. Por lo que no debe extrañarnos que esa cercanía
le impulsara a participar en negocios familiares e intereses comunes. Hay en los
Archivos de Aguascalientes algunos poderes a su nombre de su tío el clérigo Juan
Manuel Rincón Gallardo, del mismo titular del Mayorazgo Francisco Javier Rincón
Gallardo y de otros personas que piden los represente en sus negocios; también
hay de compraventa de bienes. Quiero hacer aquí notar, que no quitó el dedo del
renglón por escalar cuanto antes los altos puestos eclesiásticos. Sabemos que
estando en Pinos presentó oposición a la vacante que por nombramiento del
doctor Antonio Flores de Rivera al Obispado de Nicaragua quedó vacua en el
Cabildo tapatío. Su disertación versó sobre la nulidad del matrimonio; al acto
propuso la discusión sobre el proceso seguido contra Pedro de Ocampo y María
de las Nieves Carrasco, vecino de Zacatecas. Hay esta referencia al respecto:
“Finalmente ha cumplido con los actos de la presente oposición, leyendo una hora
de ampolleta con puntos y términos del Cap. "Juzqui conqueritur... de
soliatonibus”. Arguyo las dos veces que le tocó e hizo un alegato jurídico sobre los
autos que le asignó la suerte", y termina la cita: "Muy buen discurso, pero la
Doctoral la ganó el doctor don Pedro Ignacio de Ibarreta, quién sustituyó al doctor
don Antonio Flores de Rivera, Obispo electo de Nicaragua". Desconocemos con
exactitud la fecha en que dejó el interinato de Pinos; debió ser a principios de
1759, porque en abril de este año lo encontramos desempeñando ya la Secretaria
del Obispado, por encargo del entonces prelado neogalaico, el franciscano Fray
Francisco de San Buenaventura Martínez de Tejada, puesto que dejará a la
muerte de este ocurrida el 3 de enero de 1761. Sin duda que este último cargo le
permitió adentrarse más profundamente en los secretos de la política eclesiástica
y civil y conocer más estrechamente las altas jerarquías. Inferimos lo anterior,
porque a los pocos días fue nombrado por el Cabildo Sede Vacante beneficiario
del Curato de Aguascalientes. Con ésto Mateo José vio satisfecha una de sus más
anheladas aspiraciones: gobernar el curato en cuya jurisdicción se encontraba la
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