presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM

Insistimos, queremos que el lector encuentre en esta biografia a un padre Calvillo
de carne y hueso; y es como hemos procurado construirlo a partir de elementos
que no han tenido en cuenta los historiadores, o que han merecido poca
importancia para la historiografia tradicional. El lector se va a encontrar con
detalles incómodos y que no hacen de él, el perfecto Padre de la Patria difundido
en los libros oficiales. Caso concreto, el aspecto sombrío de la solicitud de indulto.
Pero en contraparte, se va a enfrentar a sus manifestaciones de arrepentimiento
de la sangre que derramó o fue causa de que otros la derramaran. Pero, insisto,
no es una traición, sino actos de un ser humano. Como sacerdote, como católico,
no quería morir fuera de la Iglesia; por eso busca el perdón, que en aquellas
circunstancias no lo podía lograr sin antes indultarse.
Es justo que después de tantos años la Historia nacional y del Estado den ya el
lugar que corresponde al padre Calvillo. Para mi, Pablo José Calvillo es uno de los
caudillos, de los padres de nuestra independencia. Al vivir, hablar y mostrarse
como era, creó, como tantos otros, numerosas situaciones generadoras de hecho,
de consecuencias políticosociales que coadyuvaron a la independencia de México.
Por haberse involucrado, por haber debilitado y disminuido material y
políticamente al imperio español; por haber creado condiciones propicias para el
nacimiento de un nuevo país; por haber provocado el afianzamiento de una idea
de nación; por todo esto y por muchas otras cosas, es indudable que merece el
agradecimiento de los mexicanos y aguascalentenses.
Podemos saludar, con derecho, al Pablo José Calvillo héroe, forjador de la
nacionalidad mexicana, hombre notable de nuestro Estado. El México de Hidalgo,
de Morelos, de Guerrero, no puede desentenderse de él, como tampoco el
Aguascalientes de Jesús Terán o José Maria Chávez Estado. El papel que
representó en la justa y su significado no se puede decir a estas alturas, que nada
tuvo que ver con la forja de la emancipación y autonomía de México; por ésta y
otras razones, su colaboración debe entrar en la Historia Patria.
Pensamos que el espíritu de Pablo José no cesa de flotar sobre las aguas
mexicanas, sobre el espíritu de nuestro Estado. Porque ¿cuáles son los hechos
verdaderamente esenciales de la Historia de México, de nuestro Estado en el
sentido amplio de la palabra Historia? ¿Cuáles, si se prefiere, las maneras de ser
mas características del pensamiento y de la sentimentalidad mexicana o
aguascalentense? ¿Acaso no alumbran para nosotros, con una luz reveladora, sus
chispazos de caudillo, su conocimiento, por poco reflexivo que fuera, la obra, la
ideología de este prócer insurgente?
Aunque para el sentir mexicano, y aún para no pocos historiadores, todas las
revoluciones han tenido un cariz individualista y, por tanto, son obra de caudillos,
en la insurgencia como en todas las que ha vivido nuestro país, fueron muchos los
hombres que con su heroicidad y genio lograron realizar este edificio. Pablo José y
miles de ignorados anónimos fueron quienes hicieron surgir sobre las ruinas del
viejo orden, la nítida figura del México Independiente. Pensamos que debemos
aceptar con flexibilidad positiva todas esas personas, relaciones y hechos que
estructuraron al México emancipado. Los hombres gregarios giran en redondo,
pero sobre un orden reverenciado de sus héroes. Y en todo esto colaboró Pablo
José de una u otra manera.
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