presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM

don Juan Macías Gutiérrez. Esta es, en síntesis, la biografia del autor de Cuadro
Estadístico de la Municipalidad de Jalostotitlán.
Juan Macías Gutiérrez nació en Jalostotitlán durante la invasión norteamericana,
al finalizar el año de 1846. Estaba emparentado por ambos lados con familias de
mediana posición y muy orgullosas de su prosapie española. Reza así su partida
de bautismo que se encuentra en el Libro No 28 de Bautismos de la Parroquia, a
folia 147.
En la parroquia de Jalostotitlán a veinte y seis días de diciembre de mil
ochocientos cuarenta y seis. Yo el R. P. Fr. Nicolás Arriaga teniente de cura
Bauticé solemnemente y con licencia del Sr, Cura propio Br. D.Alejo Gonzalez a
José Juan de un día de nacido. Nacido a la una de la mañana en este pueblo hijo
legítimo de D. Jesús Macías y de Dña. Guadalupe Gutiérrez. Abuelos paternos
Narciso Macias y Luisa González, abuelos maternos Julián Gutiérrez y Gertrudis
Tostado. Padrinos Luis Gutiérrez a quien impuse en su obligación y parentesco
espiritual y firmé con el Sr. Cura. Por orden del Ilmo. Sr. Arzobispo en su visita
Práxedis Vázquez.
Formó parte José Juan de la generación nacida en los tristes días de la invasión
norteamericana, de la generación de mexicanos que cargó con la deshonra de
saber que México perdía la mitad del territorio, consecuencia de la más injusta y
deshonesta guerra que ha sufrido en su historia; pero también orgullosa de haber
sido la más patriota y que entregó su sangre en defensa de la unidad patria ante el
colonialismo de los poderosos. Su niñez se desenvolvió en ambiente provinciano:
de paz, de religiosidad y cierta holgura económica. Jalos figuraba en el mapa
nacional como tantos otros pueblos, de escasa importancia y abandonado a su
suerte”. 15
Luego, El Dr. Gutiérrez hace algunas referencias a la vida social del Jalostotitlán
de la época:
“De vida pacífica y sólo turbado por alguna rara noticia nacional, las frecuentes
asonadas promovidas por los generales ambiciosos y deshonestos, o por el
bandolerismo. Cualquiera de esas era lo que cambiaba el pesado y provinciano
ritmo de vida de Jalos. Los más de sus habitantes trabajaban el campo, y sólo un
escaso porcentaje se ocupaba en los hilados o esperaba la leva para enrolarse en
la vida militar. Los cambios políticos los recibía siempre tarde por el poco
desarrollo de las comunicaciones. Eso sí, siempre debía estar dispuesto a atender
los distintos ejércitos que transitaban de una parte a otra, fieles al gobierno en
turno. Debió aprender a leer y escribir en la escuela de primeras letras sostenida
por la municipalidad, o en alguna de las escuelitas que nunca han faltado en jalos.
Para esos años habían logrado sustanciales adelantos las escuelas municipales,
gracias a la vigilancia de la Junta de Instrucción Primaria; hasta se comenzaban a
abrir escuelas dominicales y nocturnas gratuitas para llevar a las masas los más
simples conocimientos. Por la cultura que manifiesta en la Estadística, nos permite
pensar que tuvo acceso a obras poco asequibles a la generalidad de la población
y que su inquietud por el saber es digna de resaltar.
Esta vida tranquila y de paz era perturbada con mucha frecuencia por el
bandolerismo. Esta lacra se manifestó en forma alarmante en la región en los
15 Ibdem. Pp. 11-13.
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