13.05.2013 Views

presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM

presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM

presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

poblado de héroes, de hombres que derraman su sangre por un ideal? De ninguna<br />

manera.<br />

Desde esta perspectiva, pensamos que cuando escribió la solicitud de indulto, lo<br />

hizo porque se sentía desconcertado con su actuar. Se aceptaba pecador y<br />

transgresor a una promesa que había hecho libremente al recibir la unción<br />

sacerdotal. Había pecado a fondo y ahora quería resarcir su culpa. Pienso que<br />

nada tienen de fáusticos estos actos de los que se confesaba culpable y<br />

transgresor, porque se trataba de un sacerdote que durante años se consideró<br />

observante, fiel cumplidor de las leyes de la Iglesia. Sabía que el trámite sería<br />

penoso y violento, porque todos lo acusarían de renegado, de traidor al<br />

sacerdocio, al gobierno establecido y a la insurgencia; pero estaba decidido, pues<br />

el tiempo había sido buen consejero. Si desde abril había dejado la vida<br />

revolucionaria, pensamos que cuatro meses fueron tiempo suficiente para<br />

refle<strong>xi</strong>onar, para decidirlo a cambiar, para dar el paso.<br />

El histórico documento de indulto debió redactarlo en septiembre de 1811, pues el<br />

9 de octubre lo firmaba el gobernador de Nueva Galicia José de la Cruz. Y como<br />

se movían las cosas, nos hace pensar que contó con amigos influyentes y<br />

poderosos que movieron el asunto, pues como se comportaba Cruz perdonar a un<br />

cabecilla como el padre Calvillo era impensable en una persona como el<br />

gobernador de Nueva Galicia. Y así fue como este hombre que había probado las<br />

mieles <strong>del</strong> triunfo, de los halagos y la fama, declinó todo eso y cayó derrotado por<br />

los remordimientos de conciencia; quizá sería más correcto decir que no resistió<br />

los escrúpulos, que no quiso traicionar su conciencia.<br />

Una vez que recibió el perdón <strong>del</strong> gobierno, solicitó a las autoridades eclesiásticas<br />

la suspensión de las censuras canónicas, que pesaban sobre él por haber tomado<br />

las armas, derramar sangre, quitar la vida a seis personas, así como haber<br />

entregado a otras seis a las armas <strong>del</strong> rey y por el desacato de celebrar y de actos<br />

"que la temeridad inaudita de mi conducta cometió en aquellas infelices<br />

circunstancias", por lo que "lloro y lloraré por mis días", decía en su solicitud. El<br />

decreto de perdón fue firmado por el gobernador <strong>del</strong> obispado D. José Gómez y<br />

Villaseñor el 4 de enero de 1812.<br />

Después de pasar días amargos mientras decidía pedir o no el indulto, de soportar<br />

el peligro de ser enviado al cadalso y de recibir la suspensión de las penas<br />

canónicas, Pablo José se retiró por unos meses a recuperar su espíritu y cuerpo<br />

maltrechos por las circunstancias con su amigo el cura de Mezquitán, Pablo Solís;<br />

en Zacatecas viviría otros meses antes de ser destinado a Aguascalientes. La<br />

pregunta es ¿cómo fue su vida una vez que tuvo en sus manos el indulto y el<br />

perdón de la Iglesia? Nuevamente quisiéramos poder contar con un diario o algo<br />

parecido que narre paso a paso estos significativos años; pero al no ser posible<br />

echaré mano de lo poco que sus biógrafos cuentan y haré algunas refle<strong>xi</strong>ones<br />

para mejor entender a este hombre martirizado por los remordimientos e ingratitudes<br />

a que se vio sometido en el último lapso de su vida.<br />

Al principio anduvo a tientas. Tal vez apenas quiso darse cuenta de las<br />

consecuencias históricas que arrastraría su actitud. Pablo José hombre de<br />

conciencia <strong>del</strong>icada puso todo en manos de Dios, de su Dios a quien tanto debía y<br />

agradecía su misericordia. Cuando se convenció de que los meses de caudillo<br />

insurgente fueron circunstanciales, préstamo de un corazón rebosante de caridad,<br />

53

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!