presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM

ahuecamiento de troncos para guarda de alimentos. Los restos de algunos centros
religiosos, Teocaltitán y Cerros de La Corona y El Bolón, nos permite pensar que
fueron muy religiosos; y algunas ruinas de albarradas de piedra, que fortificaban
para defenderse de invasiones.
Los tecuexes fueron conquistados por diversos movimientos, a partir del año 1200
de nuestra era. Pero es muy probable que sus asentamientos no fueron ocupados
por ningún otro grupo mesoamericano tradicional, pues conservaron autonomía y
cultura propias. En los años inmediatos a la Conquista estos asentamientos
tecuexes formaron parte del amplio corredor frecuentado por los chichimecas que
bajaban del norte hasta la altura de Atotonilco y Ayotlán.
En referencia a la conquista y época colonial, hay consenso en que los primeros
españoles que pisaron Los Altos fueron Pedro Almíndez Chirinos y su grupo de 30
de a caballo y 50 infantes que se hicieron acompañar de mil indios auxiliares
mexicanos y tarascos. Almíndez Chirinos había recibido comisión en Coyán de
"entrar por el Valle de Acatic, Tzapotlán, (hoy zapotlanejo) y Chichimecas y se
internara sesenta o setenta leguas, sólo reconociendo la tierra...hasta Comanaja".
Inferimos que fue entonces que tocaron Atoyonalco, al salir de Acatic en
dirección al Cerro Gordo. Esto debió ocurrir a principios de 1530, antes que los
españoles entraran en el Valle de Atemajac.
Días después saldría una segunda expedición comandada por Cristóbal de Oñate,
para que recorriera la zona noroeste de Los Altos hasta Zacatecas; debieron
visitar los pueblos de Cuquío, Acatic, Yahualica, Manalisco y Mexticacán hasta
llegar a Nochistlán, de donde regresaron sin noticias importantes, y con la
novedad de que la región era muy escabrosa y pobre. Estas primeras excursiones
de los españoles por la caxcana y pueblos tecuexes resultaron muy penosas. "Lo
que el veedor halló (Chirinos), fueron muchas barrancas y ríos, y malos pasos...;
anduvimos diez y siete días de camino, que los catorce no pudimos salir de la
barranca del río Grande". Efectivamente, en catorce días de recorrido no
anduvieron tres a caballo, necesitando ir a pie por sendos despeñaderos, muy
fatigados y hambrientos.
La colonización de Los Altos se llevó en forma muy lenta, porque la escasa
población indígena los hizo poco atractivos; por esta razón acudieron los
españoles a establecerse a cuenta gotas. Ningún peninsular se atrevió a
asentarse en Los Altos antes de la Guerra del Mixtón (1539-41). Quizá el primero
fue Juan Vázquez Zermeño que recibió tierras en las cercanías de Teocaltitán en
1543, Estancia de San Salvador, que junto con los sitios El Astillero y El
Comedero darían origen al puesto Manga de Piedra. Cinco años después
encontramos la entrega de las tierras que formaron el puesto de El Amole.
El capitán Francisco de Mota se estableció en el puesto de El Aguila en 1563; y
unos años después lo haría Juan de Monteverde cerca de El Aguila, "en un arroyo
que va a Lagunillas..., donde están unos manantiales que bajan a Villa Florida".
Sabemos que antes de terminar el siglo, durante el gobierno del Dr. Santiago de
Vera, llegaron algunos más; entre ellos Francisco Gutiérrez de Mendoza que
recibió un sitio de ganado mayor y 6 caballerías de tierra, que dieron origen a la
Hacienda de Nacaspiloya, las que su hijo Miguel Gutiérrez acrecentaría en 1632.
Insistimos, la emigración española a la región y jurisdicción de San Miguel el Alto
fue poco nutrida. Por ejemplo, un informe dirigido al rey en 1571 por Don.
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