presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM

Una de las primeras víctimas importantes del movimiento fue el Licenciado
Anacleto González Flores, el entrañable maistro, que fue abatido por las bolas
callistas en el Cuartel Colorado de Guadalajara, junto con los hermanos Vargas y
Luis Padilla. Su muerte entristeció profundamente a José Gregorio y demás
miembros de la Gironda; Jalisco y México perdió a un gran líder y patriota, al gran
líder de la resistencia pacífica, al Gandhi mexicano como algunos lo han llamado.
Involucrado totalmente en el movimiento cristero, José Gregorio abandonó
Guadalajara el 2 de julio de 1927 para coordinar la entrega de pertrechos a los
cristeros del Sur de Jalisco, quedando adscrito a la escolta del general Jesús
Degollado Guizar. Aprovechó un pequeño paréntesis para pasar al solar paterno,
el rancho de la Media Hanega para recibir la bendición de su padre D. Dionisio
como tranquilidad espiritual, pues quería entregarse sin reservas a las peligrosas
jornadas que la lucha armada requería. D. Dionisio, ranchero católico práctico,
amante de la libertad y partidario de quienes defendían los derechos de Dios y los
principios de la Iglesia Católica, recibió con alegría al hijo.
Fue un momento
difícil el que vivió José Gregorio en la casa paterna, sobre todo
cuando enteró a D. Dionisio de su decisión. D. Dionisio hombre de pocas letras,
pero de una lógica meridiana, le espetó esta pregunta cuando supo la decisión de
José Gregorio ¿Qué motivos has tenido para cortar tus estudios con riesgo de
perder tu carrera y abrazar esta causa que pone en peligro no sólo tu vida sino la
de todos en esta casa? José aceptó la razón que tenía en reclamarle así su padre
y lamentó truncar su carrera. Pero le dijo: como nos encontramos enfrentados a un
caso grave y de conciencia que ha puesto en peligro a la Patria y a la Iglesia en el
que como católico debo luchar contra la tiranía.... he decidido tomar las armas,
porque no quiero
ser esclavo; esa es la razón que me asiste para abandonar mis
estudios y abrazar la defensa de la causa.
D. Dionisio sonrió ante esa respuesta y convencido de que era una decisión
convincente y de conciencia, le dijo: puedes estar tranquilo y quitado de la pena de
todo lo que te he dicho porque no te estoy reprochando nada sino que ha sido un
recurso del que me he valido para estar seguro de que sabes lo que estás
haciendo. Como tú, veo con toda claridad la situación actual de México y
comprendo también la obligación que nos viene a todos como católicos de servir a
esta causa que lucha por la libertad y me siento orgulloso de que voluntariamente
hayas tomado tu el lugar que te corresponde. Cuenta con mi permiso, recibe mi
bendición y que Dios te ilumine para que sirvas lealmente a nuestra causa y te
libre de todos los peligros. D. Dionisio se puso de pie y sin añadir palabra se
encaminó al barbecho a tomar el arado para rendir la jornada de la tarde.
No se volvió a hablar mas del asunto y José Gregorio salió de la Media Hanega
dos días después, luego de recibir de rodillas la bendición paterna, para tomar su
puesto al lado del general Degollado quien lo nombró miembro de su Estado
Mayor con el grado de mayor; era el mes de agosto de 1927. En los mandos
cristeros José Gregorio tuvo una gran prestancia. Por ejemplo, cuando en julio de
1928 los cristeros prepararon un atentado contra Obregón recién electo
Presidente, encargaron a José Gregorio que seleccionara un grupo de 10 hombres
para realizarlo durante un banquete que se le ofrecería en el Club El Paradero, de
Guadalajara. No pudo realizarse el atentado, porque Obregón pasó de largo hacia
la ciudad de México. Refiere: no pudimos averiguar la verdadera causa del
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