presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM

páginas el inmenso cariño que siento por Jalos y para que al leerlas todos sientan
lo mismo por la tierra que nos vio nacer.
Aunque escriba sobre lo ya trillado, mi deseo es que el lector encuentre algo
nuevo en estas páginas: para repetir lo mismo, mejor no se escribe.
Mi plan es presentar una visión completa de la Historia de Jalostotitlán. Inicio el
relato desde los acontecimientos más remotos: orígenes del hombre en América,
sus posibles primeros pobladores, las tres razas más importantes prehispanas,
etc.
Procuro no concretarme a relatar los hechos acontecidos en Jalos. Uno de éstos a
los regionales y nacionales. Quizá esta manera de historiar la vida de un pueblo
extrañe, pero antes que nada quiero dar a conocer la Historia de Jalos a nivel
nacional, estatal. En otras palabras: incardinarla a la Historia de México y de
Jalisco. De ahí que la titule Jalostotitlán a través de los siglos.
He dividido el trabajo en épocas, procurando guardar la debida imparcialidad. Por
eso he procurado narrar los sucesos tal como sucedieron y corroborarlos con las
citas de ilustres historiadores o con los mismos factores de los hechos.
Pese a los propósitos de imparcialidad, admito haber incurrido en errores, porque
las fuentes a que recurrí, quizá no fueron las adecuadas o las mal interpreté.
También quiero hacer notar la prolijidad de algunos capítulos, lo que redundará en
cansancio del lector. Pero lo hago para darle mayor fidelidad. Quizá también se
trate algún tema poco relacionado con la obra. La razón es lograr una mejor
comprensión no sólo de nuestra historia particular que relatamos, sino también de
la Historia de México.
Valga lo anterior no de disculpa, sino para evitar malas interpretaciones de hechos
relatados.” 8
Además la INTRODUCClON, está salpicada de diversos pensamientos producto
de su recuerdo; donde se relata la historia y también está pletórica de párrafos
poéticos. De inicio afirma que: “Antes de entrar en materia quiero dejar vagar mi
mente en aras de una pincelada, de un cuadro que con frecuencia brota en todo
jaleño. Quiero antes un vistazo a mi pueblo. Es el recuerdo que pulula en los ratos
de quietud, en noches silenciosas. Es la imagen de nuestro pedazo de tierra que
nos vio nacer, que nos vio crecer y que vio, también, coronar nuestros ideales
infantiles y de juventud.
Estoy de descanso en mi pueblo. Y yo que llevo esta obra en mi mente, quise
grabarme este cuadro general de Jalos. No hay mejor mirador que el Cerro de
Cantera. Es una tarde de Octubre. De esas tardes templadas, sin lluvia, aunque
todavía con nubes. Llega hasta mí el murmullo cadencioso de las aguas del río,
que va mordiendo, zigzagueante, al pueblo y lo divide en dos. Octubre, con sus
lunas que invitan al amor y al canto. Octubre, olor a elote, a milpa, a Santamaría;
olor a plantas y flores agrestes, que las flacas tierras producen en temporada de
lluvia. Octubre de atardeceres poéticos y noches bañadas de luna.
Toda persona ajena a la vida del pueblo se lleva una grata impresión a primera
vista. Quienes hemos nacido y crecido en él, no podemos sino sonreír, una
sonrisa triste, melancólica, porque sabemos que la mayor parte del afloro es
8 Ibdem. P. IV.
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