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presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM

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preparaban los aspirantes a la carrera eclesiástica. Por esta razón y porque para<br />

esas fechas la interpretación de la Historia en Occidente era esencialmente<br />

cristiana, el substrato que enseña y e<strong>xi</strong>ge es bíblico y patrístico. Lo secular, lo<br />

anticristiano, que comenzaba a barruntarse está fuera de cualquier plan. Se<br />

manifiesta reiteradamente, como hombre de fe, guardián de las enseñanzas de<br />

Cristo y de la Iglesia; su fuente la Biblia y la doctrina de los Santos Padres.<br />

La historia que propone aprendan los "históricos" es la que desarrollaron los<br />

Padres de la Iglesia; la que se basa en la profecía hebrea y en la escatología<br />

cristiana; una Teología de la Historia centrada en los acontecimientos<br />

metahistóricos de la Creación, Encarnación y Consumación. Insiste en que todos<br />

vean y aprendan en el cañamazo de la historia humana el designio de Dios; que la<br />

Historia es primordialmente una historia de salvación. Y en cuanto tal, de interés<br />

propio para profetas, predicadores y maestros. Y es que la búsqueda de su<br />

significado, no es más que la historia de la salvación; se origina en una fe en un fin<br />

último. No nos extrañe este proceder, porque en la era cristiana, al menos hasta<br />

entonces, la historia política misma estuvo bajo el predicamento de este precepto<br />

teológico. En algún sentido, el destino de las naciones se relacionó con una<br />

vocación divina o seudo-divina.<br />

Ciertamente, el intento de esclarecer la subordinación de la filosofía de la historia<br />

con la historia escatológica de salvación y consumación, no resuelve el problema<br />

de nuestro <strong>pensamiento</strong> histórico. Pero esta ilusión que se revela extrañamente<br />

presente, no puede ser invalidada por la fe que crea y resuelve el problema último<br />

de una e<strong>xi</strong>stencia cristiana aunque mundana. Las razones para la fe pueden<br />

basarse en un juicioso cálculo de racionalidad.<br />

Esta es la razón de que encontremos que la filosofía de la historia que se<br />

enseñaba a los futuros clérigos no fuera una filosofía de la historia como la<br />

entendemos ahora, sino una interpretación<br />

dogmática de la historia <strong>del</strong><br />

cristianismo, a semejanza <strong>del</strong> mo<strong>del</strong>o agustiniano. Aunque la verdad que se<br />

pretende mostrar en la historia es con base en materiales de la historia sagrada y<br />

profana; la e<strong>xi</strong>stencia terrena sólo es una representación significativa de la Ciudad<br />

de Dios verdadera y transhistórica. Es deber <strong>del</strong> hombre, tanto al que está<br />

gobernado por la conveniencia, el orgullo y la ambición, como al gobernado por la<br />

fe, conciliar por la resignación sobrenatural.<br />

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