presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM

los Altos. También la conveniencia de publicar estudios históricos antiguos o
recientes de las municipalidades alteñas para coadyuvar a comprender el pasado
y presente. En la actual coyuntura que vivimos son necesarias este tipo de
reuniones para afianzar y cimentar el arraigo a la tierra de origen.
Amigos de la Historia de los Altos de Jalisco, A. C. inició con buenas intenciones y
entregó a los lectores alteños en agosto del año pasado el "Cuadro Estadístico de
la Municipalidad de Jalostotitlán, 1580". En esta ocasión el Centro Universitario de
Los Altos, en coordinación con el Ayuntamiento de San Miguel el Alto, preparó el
"Cuadro General Estadístico de San Miguel de los Alcalanes, 1879". Para que el
lector obtenga una comprensión más sustanciosa y rica, le anteceden estas notas
históricas de San Miguel el Alto y algunas consideraciones.
Por circunstancias muchas veces inexplicables, avatares de la vida, despego y
hasta resentimiento, el sanmiguelense ha vivido, o vive, en países o regiones
extrañas al lugar de origen. Pero en el fondo guarda identidad, asidero al origen, a
su "ser", porque trae y siente en el fondo el arraigo a la tierra, que es lo que lo une.
Y siempre que es necesario defiende sus tradiciones, porque siente el jalón a ese
origen. Vuelve a la tierra de origen porque ve que en ella todos son una familia.
Manifiesta el orgullo de ser, de proceder de San Miguel el Alto, porque sabe de
donde procede, porque ve en ello el temperamento y espíritu de sus mayores. Y
esto es mucho para él; lo es todo.
Este ser puede enfriarse y hasta llegarse a perder, cuando se olvida o deja de
conocer su historia, la adhesión a su origen. El conocimiento de la historia nos
permite tener siempre presente ese ser, ese origen, pues es lo que motiva a
conservar la raíz. He ahí la importancia de tenerla presente. Más en estos tiempos
en que los valores históricos son combatidos por enseñanzas que distorsionan
nuestro origen. No podemos ocultar que influencias nocivas están destruyendo
esta conciencia histórica; y de no rectificar el camino, es posible que la presente
generación sea quien sepulte esta rica memoria alteña. Nada más oportuno
para que el sanmíguelense reaviva esta conciencia histórica que echar una
mirada a su pasado.
La pequeña comunidad prehispánica de Atoyonalco que a fines de la Colonia tomó
el nombre de San Miguel el Alto, fue fundada por los tecuexes, pueblo procedente
del norte y de respetable antigüedad. De la familia náhuatl, los tecuexes
escogieron la Meseta de Los Altos como asiento. Estudios antropológicos señalan
como probables fechas de asentamiento de estos en Los Altos los siglos VI y VII
de nuestra era. Los poblamientos tecuexes, Acatic, Tecatitlán, Temacalpulín,
Atoyonalco, Xalostotitlán, Teocaltitán Mitic y Mezquitic, estuvieron asentados en la
rivera de los ríos, porque aprovechaban las partes aledañas para sembrar, cazar y
pescar; y para recolectar frutos xerófilos. Fueron pueblos modestos.
De estudios realizados en la región, se infiere que pudieron existir en aquellas
sociedades campesinos cultivadores, lapidarios, alfareros, tejedores o curtidores;
todos sabían cazar, pescar y recolectar. Los tecuexes basaron sus actividades
socioeconómicas en la agricultura y la guerra. Conocieron y cultivaron el maíz,
frijol, patolas, chile; el maguey o metl y el pochotl o algodón. El machacador o
partidor lo emplearon para el aprovechamiento de las frutas de cáscara dura; la
coa para el cultivo del campo y el hacha de garganta para todo tipo de faenas,
principalmente en las relacionadas con el campo: corte de arbustos para jacales, o
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