presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM

Provincial fr. Sebastián de Castrillón y Gallo, en razón de que e1 manual de que
disponían los conventos novohispanos publicada hacía 50 años se encontraba
agotado. Como los descalzos franciscanos habían incorporado nuevos rezos y
decretos, se optó por hacerle una revisión minuciosa e incorporarle las diversas
novedades; los superiores encontraron en fr. Sebastián la persona idónea “por su
mucho espíritu, y fervoroso celo del aprovechamiento de sus hermanos [y porque
esas doctrinas] las había practicado siendo maestro de novicios, cuyos ardores le
han durado toda la vida, como lo dicen y muestran sus ejemplares acciones y
virtudes, y que lo sabe decir ahora también, como lo supo enseñar entonces".
En cuanto a los descalzos franciscanos, conocidos como dieguinos en la Nueva
España, diremos que la reforma del clero monacal se dio desde fines del siglo XlV;
en franciscanos ocurría pocos años después de su fundación,
al entrar en
deterioro el espíritu de su fundador. Las causas de ésta se debieron a la
decadencia espiritual por las guerras, cisma y las excesivas dispensas pontificias
en materia de pobreza y al ingreso a los conventos de muchachos sin vocación, a
veces niños y bastardos o segundones, que no veían en el claustro sino un modo
de salir delante de la vida. Las acusaciones contra la indisciplina y el desorden de
monasterios y conventos tenían algún fundamento en la realidad, aunque muchas
veces se refieran a hechos raros concretos.
El sistema que casi todos los reformadores de las órdenes religiosas adoptaron en
e1 Siglo XV, fue el de organizar dentro de ellas una rama nueva, en el caso
franciscano la De Observancia. Y para llevarlo a cabo idearon algunos de sus
miembros reformar un antiguo convento o establecer uno nuevo con personas
verdaderamente fervorosas; de esos claustros saldrían grupos de religiosos que
se introducirían en otros conventos, a los que infundían su nuevo espíritu.
La Orden de san Francisco, tan terriblemente convulsionada en los siglos XIV y
XV por el fanatismo de los espirituales, había caído en lastimosa postración
disciplinar. En la segunda mitad del siglo XIV pulularon brotes reformistas y
gestaron el gran movimiento de la Observancia provocando la división definitiva de
la Orden en observantes y conventuales, determinando los primeros observar la
Regla de San Francisco en toda su pureza. El gran promotor de los observantes
fue san Benardino de Siena, la que promovería en Italia san Juan de Capistrano,
san Jacobo de la Marca y el gran predicador Alberto de Sartiano.
Fray Pedro de Villacreces emprendió la reforma en España el lema de los
francicanos españoles fue reformar sin dividir y se mantuvieron sujetos al general
y provinciales de la Orden. Su vida era austerisima habitaban lugares solitarios no
comían carne ni bebían vino, andaban descalzos y dormían vestidos. Aprobada
esta reforma por Alejandro VI en 1496, se
extendió por España contando entre sus
miembros en el siglo XVI a San Pedro de Alcantara, fray Juan de Zumarraga y
muchos otros misioneros que evangelizaron México.
Al extenderse la reforma luterana en Europa se manifestó el estado
verdaderamente deplorable en que se encontraba la cristianidad a mediados del
siglo XV. Al estado caotico de sus costumbres de fines del siglo XV y principios del
XVI se añadió la mas profunda división religiosa promovida por el protestantismo.
Frente a tan deplorable estado reaccionó la Iglesia con inusitada energía
iniciándola en España el cardenal Francisco Ximénez de Cisneros con apoyo de
los Reyes Católicos.
Seria el Concilio de Trento (1545-1564) el que daría forma
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