presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM

gentes de dos años para arriba, más 6 familias ausentes y 72 mulatos e indios
naborios. Debemos suponer que había aumentado en las estancias y ranchos
circunvecinos, porque para fines de la década era ya Ayuda de Parroquia y
contaba con vicario de planta para la atención espiritual. El padrón de 1783
menciona etnia y calidad de todos los feligreses casados; pero no registra las
comunidades indígenas. Por la hambruna y la peste sufrida en la década bajó su
población. Un informe del teniente de alcalde de Xalostotitlán en 1793 menciona
tener San Miguel 135 tributarios, y en total 350 individuos, los "cuales los más
comenzarán en breve a tributar".
El Censo General de la Intendencia de Guadalajara., 1789-1793, de Menéndez
Valdés es el primer documento en que menciona al pueblo como San Miguel el
Alto, y dice ser "reducción de naturales con 128, ocupados en sus siembras". Hay
que hacer notar, que desde 1632 encontramos continuidad en los nombres de
alcaldes indios, y que eran los que organizaban las fiestas del pueblo Y trabajan
en la construcción de su iglesia; se nota principalmente en la nueva comenzada en
1773 a iniciativa del Br. Miguel de la Encarnación Gutiérrez Coronado, vicario
domiciliario; nos referimos al Santuario de la Purisima que sustituyó a la humilde
capilla que les había construido el padre Fray Miguel de Bolonia y luego rehecha
entre 1681-1695, y luego sede de la Ayuda de parroquia. En esta situación de
pueblo indio encontró el siglo XIX y Guerra de Independencia al San Miguel el
Alto.
La jurisdicción de San Miguel el Alto fue en el siglo XVIII receptora de muchos
vástagos de familias troncales de Jalostotitlán; se multiplicaron los descendientes
de Juan Vásquez Zermeño y Francisco Gutiérrez de Mendoza; llegaron en el siglo
XVII vástagos de González de Hermosillo, Ramírez de Hermosillo, Gutiérrez de
Laris, Martín del Campo, Ornelas de Mendoza, Márquez, Jiménez de Castro, Mota
Padilla, Orozco Agüero, Reynoso, Camarena, etc. Los Rábago se hicieron de la
Hacienda de Necaspiloya en el siglo XVIII; uno de sus miembros, Vicente, sentó
plaza en el Cuerpo de Dragones de N. Galicia con sede en Aguascalientes y se
distinguiría como jefe realista durante la Independencia. Los Alcalá que se
establecieron en las ceranías del pueblo que llegaron a dar el nombre a este en el
siglo XIX, son de mediados del siglo XVIII.
Y así llegamos al siglo XIX en que San Miguel el Alto adquiere su fisonomía.
Todavía pueblo indio, en 1802 su alcalde y el teniente de cura solicitaron al obispo
D. Juan Cruz Ruiz de Cabañas autorización para construir un nuevo templo, "por
ser demasiado pequeño el entonces existente y por estar aumentando, año por
año, el número de habitantes”.
Entendemos que efectivamente fue en aumento el pueblo, pues en 1807 la
mesada que recogió entre los vecinos el teniente de cura Br. Luis Mena, fue
suficiente para sostener una escuela para hombres. Pero hay que tener presente
que no dejaba de ser pueblo de indios.
Ese desarrollo que comenzó a ver el siglo algo lo detuvo, la Guerra de
Independencia, aunque no mucho pues el padrón parroquial de 1817 registra 433
habitantes de confesión y comunión. Otra cosa que debemos tener presente es,
que por la situación de peligro que se vivía, muchas familias de ranchos se
establecieron en el pueblo para mejor protegerse; lo que originó su españolización
automática y debieron ser bastantes, porque a pocos meses de consumada la
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