presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM
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católica las únicas admitidas por España en sus colonias y la primera estuvo<br />
íntimamente unida al Estado, porque el tan criticado Regio Patronato no le dejó<br />
otra opción. Recibía directamente <strong>del</strong> rey las disposiciones que debía guardar e<br />
intervenía en el nombramiento de obispos y curas y aún en las disposiciones <strong>del</strong><br />
culto y disciplina eclesiástica. Si estos seculares privilegios los habían interpretado<br />
los Austrias con más fle<strong>xi</strong>bilidad, los Borbones exageraron su regalismo. Felipe V<br />
(1700-1746) procuró, desde 1735, reintegrar al Estado todos los privilegios que, en<br />
su opinión. habían sido usurpados por Roma. Y aunque protestó el Papa y en un<br />
Breve pidió a los obispos que se opusieran a la consolidación de dichas<br />
pretensiones, el regalismo no detuvo su carrera, debiendo hacer Benedicto XIV las<br />
más amplias concesiones en el Concordato de 1753. En este contexto se puede<br />
afirmar, que el uno, dos y tres concilios me<strong>xi</strong>canos celebrados en el siglo XVI,<br />
trabajaron por sentar las bases de la iglesia en esta tierra; en cambio este cuarto<br />
más bien lo que hizo fue satisfacer los privilegios reales y no los pontificios.<br />
Escribió el jesuita Bayles sobre el Regio Patronato, que "el Pontífice quedóse con<br />
lo estrictamente preciso para que la cristianidad americana dependiera de Roma,<br />
fuese católica"; sin embargo, cabe decir que no fue <strong>del</strong> todo negativo, pues en<br />
opinión <strong>del</strong> mencionado autor, "gracias al Regio Patronato pudieron llenarse a<br />
aquellas regiones, con un ritmo que hoy causa asombro, de iglesias, religiosos y<br />
misiones, de monasterios y de doctrinas..." El Concilio IV Me<strong>xi</strong>cano fue anunciado<br />
por Carlos III como Patrono de la Iglesia Me<strong>xi</strong>cana, en agosto 21 de 1769, en un<br />
escrito conocido como "Tomo Regio". En seguida D. Diego Rodríguez se puso a<br />
trabajar y encargó a Mateo José que acumulara datos y más datos de las distintas<br />
visitas que había efectuado desde 1765; exhortó a curas y doctrineros a que<br />
hicieran llegar cuanto hacía referencia a pastoral porque todo era materia para<br />
informar y discutir en la pró<strong>xi</strong>ma asamblea conciliar. Todo iba viento en popa y<br />
cuando el obispo tenía todo preparado para marchar a la ciudad de Mé<strong>xi</strong>co, le<br />
sorprendió la muerte el l0 de diciembre de 1770 a la edad de 63 años y 16 de<br />
obispo. Como las sesiones conciliares estaban por iniciar, el Vicario Capitular en<br />
Sede Vacante, Dr. Ginés Gómez de Parada y su Cabildo, "otorgaron su<br />
representación al señor doctor don Joseph de Ortega y Rincón Gallardo, con<br />
voto", para que los representara ante tan señalada y regalista asamblea, quien<br />
debería estar en las capital <strong>del</strong> virreinato cuanto antes con todo lo concerniente a<br />
la diócesis, pues las sesiones se abrirían el 13 de enero de 1771. Así ocurrió y el<br />
de Ciénega de Mata estuvo puntual a la cita. Reza una nota marginal en los libros<br />
parroquiales de Aguascalientes: "En el año de 1771 fue destinado para asistir al<br />
Cuarto Concilio Provincial con Voto por la Sagrada Mitra de Guadalajara, que se<br />
hallaba vacante". En honor a la verdad el de Ciénega de Mata era la persona más<br />
indicada y competente para atender asunto de tamaña envergadura.<br />
El concilio fue inaugurado solemnemente en la fecha señalada por el arzobispo de<br />
Mé<strong>xi</strong>co, don Francisco Antonio de Lorenzana y Butrón, quién presidiría las<br />
sesiones Como Presidente nombrado por el rey Carlos III. Nuestro personaje<br />
alternó y se codeó en tan importante asamblea con las más ilustres<br />
personalidades de la política e iglesia me<strong>xi</strong>cana de entonces. Estaban el<br />
mencionado Lorenzana y Butrón, que de Mé<strong>xi</strong>co pasó a la silla de To1edo como<br />
Primado de España y allí recibiría el capelo cardenalicio Como premio a su<br />
regalismo; don Francisco Fabián y Fuero, obispo de Puebla; don Fray Antonio<br />
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