presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM

situación política, creció la intranquilidad. Decía el gobernador Herrera y Cairo en
su informe de 1831: “Un Estado que en otros tiempos llevaba un nombre glorioso
entre todos los de la Federación, y que su opinión era decisiva en los grandes
asuntos de la República, lo encuentro obscurecido, abatido, nulo en fin, y a
merced del primer ocupante". Y por si fuera poco, San Miguel se vio azotado en
1833 por el "cólera morbus" que llevó al sepulcro alrededor de 300
sanmiguelenses.
Pero aquella gente tesonera no se arredró y siguió trabajando por el progreso de
su pueblo. En el censo de 1832 registró el municipio 6,667 habitantes; es
gratificante mencionar que el incremento de la educación, una de sus principales
preocupaciones, se resolvía satisfactoriamente; para 1835 contaba con una
escuela lancasteriana que tenía registrados 113 alumnos. La década que para
otros pueblos alteños había sido de retroceso, para San Miguel ascendente; un
censo de 1839 asigna al pueblo 1,168 habitantes y al municipio 6,735.
Al cambiar el país de federalista a centralista, el gobierno de Jalisco suprimió los
ayuntamientos, salvo los de las cabeceras cantonales y departamentales; San
Miguel quedó como sección municipal y fue incorporado al Departamento o
Partido de San Juan de los Lagos. El Estado inició 1840 con esa división. San
Miguel por su parte contiuó por el camino del trabajo y el ascenso poblacional; el
censo de 1842 asigna a la municipalidad ya 8,008 habitantes. López Cotilla lo
describe así en sus noticias Geográficas y Estadísticas del Departamento de
Jalisco publicadas en 1842: "San Miguel el Alto fue erigido en cabecera de curato
el año de 1832, perteneciendo antes al de Jalostotitlán del que era vicaría. Tiene
dos juzgados de paz, subreceptoría de rentas y escuela municipal. Su población
es de 1,800 habitantes dedicados a la agricultura y tejidos de mantas, habiendo
producido su fondo propio en el año de 1840 la cantidad de 388 pesos 6 reales”.
Registra las haciendas de Nacaspiloya, la Palma, el Astillero, Miranda y Tres
Palos y 41 ranchos.
México seguía sufriendo la ambición y felonía de muchos de sus hijos que le
causaba serios problemas. Producto indirecto de aquellos malos gobiernos fue la
injusta guerra con el vecino país del norte, y aún cuando el patriotismo despertado
fue un ejemplo de los mexicanos, la incapacidad de nuestros gobiernos hizo que
fracasara la defensa patria. Todos recordamos con tristeza las consecuencias de
esta guerra Injusta, la más injusta que el mundo moderno ha visto contra una
nación. San Miguel colaboró con 50 hombres para reforzar le defensa de la patria
ultrajada; y como todo México sintió la derrota nacional y lloró la muerte de sus
hijos y la pérdida de la mitad del territorio. En ese año de 1847 celebrará sus
fiestas con tristeza; ni siquiera el remozamiento de la magnifica plaza de toros de
dos pisos que le había construido D. Apolonio Macías en 1841 levantó el ánimo de
los sanmiguelenses.
Ni la honda pena de ver reducida la patria a la mitad y los fracasos de todo orden
detuvo la desunión, el desorden. Para colmo de males infestaron la jurisdicción
numerosas gavillas de bandidos; a cualquier hora del día atacaban los ranchos y
hasta el pueblo. Los años siguieron pasando sin que llegara la tranquilidad.
Aunque se prometia que la subida al gobierno de este o aquel personaje traería la
anhelada paz y cambio de México, no ocurría. Ya se había acostumbrando a vivir
una permanente situación de intranquilidad. Por eso, al conocer el levantamiento,
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