presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM

también fue amoroso y caritativo pastor de almas en los curatos que le encargaron
regentear. En todas partes se le admiró más su caridad, su amor por los pobres,
su munificencia en la construcción, embellecimiento de iglesias y edificios y
fundación de obras pías. Para mí, merece se señale en Mateo José tanto al
"sujeto en quién se admira el mayor celo y anhelo al Culto Divino, como lo
publican las cuantiosas obras que se deben ver, así en esta parroquia (de
Aguascalientes) como fuera de ella"; al hombre que erogó "más de lo que produjo
el curato" y que "no fue dueño ni de hacer una camisa", en expresión de su
sucesor en el curato de Aguascalientes, Dr. Vicente Antonio Flores Alatorre, que al
hombre público, mago de las finanzas y "experto en los negocios inmobiliarios".
Esto nos conduce a ver en él a un hombre que supo combinar su inteligencia,
inclinaciones y experiencias y adaptarse a las circunstancias. Creo que cabe aquí
aplicar a Mateo José lo que el historiador francés Francois Chevalier escribió fue
común en el clero criollo novohispano: "El presbítero labrador es uno de los
personajes típicos de la Nueva España; unas veces completaban de ese modo los
ingresos de una capellanía, y otras veces había sido ordenado precisamente "a
título de patrimonio", es decir, por el hecho de estar dotado de una propiedad raíz
capaz de asegurarle una vida "congrua", digna y conforme a su estado. Como
gran parte del clero de entonces, Mateo José poseía labores y ganados y no debe
extrañarnos que se ocupara de esos menesteres aún con frecuentes ausencias de
su ministerio y en contra de lo establecidas por el Concilio Tridentino. Es que la
explotación de las propiedades rurales era para no pocos la fuente más socorrida
de ingresos, sin duda por ser lo que más se adaptaba a ese estado social.
Aquellos graves labradores y criadores de ganados fueron elementos insustituibles
en la economía y sociedad novohispanas; más concretamente en los criollos. Tan
pronto se extendió este tipo de actividades, que en 1589 el Tercer Concilio
Provincial Mexicano debió legislar para meter al orden a aquellos eclesiásticos
"doctos y graves labradores, criadores y mineros a los que se les encontraba
adornados de guadrapos y caparazones si se trataba de prebendados, licenciados
y doctores".
Luego de esta amplia revisión biográfica del autor, el Dr. Gutiérrez se refiere a LA
OBRA. Sobre ella dice: “He mencionado más de una vez en este Estudio
lntroductorio, que la obra más conocida, -y hasta ahora la única- de Mateo José es
la Descripción de la Diócesi de Guadalaxara de Indias, la que él mismo presentó
por primera vez en el seno del Cuarto Concilio Provincial Mexicano. También que
llamó tanto la atención a su Presidente, el Arzobispo de México D. Francisco
Antonio de Lorenzona y Butrón, que se la llevó a España al hacerse cargo de la
sede de Toledo como modelo de este tipo de trabajos. Y en verdad que este texto
rubricado punto por punto por Mateo José merece nuestro elogio, porque pasa la
vista inquisidora por parroquias, iglesias y conventos, porque señala distancias,
número de familias e individuos, pueblos, haciendas, ranchos o estancias de cada
parroquia; en fin, porque contiene pelos y señales del extenso territorio que
conformaba el Obispado de Guadalajara. Nueva Galicia había conocido antes de
la Descripción de Mateo José varios trabajos similares y numerosos padrones
particulares, fruto de cada una de las épocas en que se realizaron, pero que no
todos se han podido conocer porque se perdieron. Recordamos aquí dos obras
señeras, la Descripción Geográfica de los reinos de Nueva Galicia, Nueva Vizcaya
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