presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM

En el capítulo cuarto se aborda el marco histórico, la primera etapa de la
formación de la sociedad regional y el poblamiento definitivo de la región, así
como los aspectos sobresalientes en la sociedad regional y el quinto sobre los
asentamientos regionales que se dividen en sur-oriente de la región donde están
Jalostotitlán, San Juan de los Lagos y Teocaltiche; El norte y centro de la región
que comprende Santa María de los Lagos, Ojuelos, Unión de San Antonio, Villa de
la Encarnación, Aguascalientes y Asientos; y el noroeste de la región donde están
Rincón de Romos, San José de Gracia, San José de Huejúcar, hoy Calvillo,
Juchipila, Jalpa y Nochistlán, con los cuales, dice el autor se conforma el meollo
del estudio. Además se “Analizan la formación de la sociedad regional que se da
en el marco de una coyuntura histórica bien significativa, como fue la presencia de
una población que se propuso como objetivo solucionar la definitiva pacificación
del territorio norte neogallego y el problema del abasto alimentario, y de
instrumentos de trabajo para las zonas mineras que se fueron descubriendo a
partir de 1546. Se enfatiza en la acción de una población pionera y fundación de
asentamientos que, al desarrollar la agroganadería y el comercio, concretan el
definitivo poblamiento y surgencia de la sociedad. Desfila en sus páginas la
radicación de los diversos troncos genearcas que se apropian de la tierra y
practican diversas actividades, así como el desarrollo de 1os diversos
asentamientos humanos.
También se subraya en los aspectos sobresalientes de la naciente sociedad:
apego a la tierra, a la familia y una religiosidad rayana en intolerancia. Opinamos
que esta sociedad, pese a la evolución de los tiempos, ha seguido conservando
sus particularidades frente a otras regiones que conforman el mosaico nacional.
Creímos oportuno hacer mención en éste capítulo del papel de la Iglesia, porque
fue la institución más efectiva y eficaz de control; si Castilla fue quien descubrió y
conquistó, la que hizo realidad la conquista de América fue la Iglesia, pues su
colaboración cristalizó el más grande de los objetivos de España: la expansión
jurisdiccional. El gobierno español la utilizó y buscó su apoyo en todo momento y
su poder temporal e ideológico fue una realidad innegable.
En el capítulo sexto se hace un análisis de la fase borbónica y subraya en lo que
la Ilustración y las Reformas Borbónicas representaron para los regionales. Se
hace una breve mención del papel de los sectores productivos en la economía
regional durante el siglo y se sintetiza la problemática social en este último tramo
del dominio español. El séptimo y último se ocupa de presentar un panorama de lo
que fue la organización del gobierno virreinal. Señalamos que de haber sido
Nueva España un reino más de la Corona debió contar con suficiente autonomía;
pero no fue así, pues las decisiones que se tomaban favorecían más a la Metrópoli
que a ésta. El capítulo pasa al final revista de las dos instituciones que hicieron
posible esta realidad: el Ejército y la Iglesia.
Al tocar el problema geográfico se hace aparecer a la región físicamente
homogénea; también vislumbramos una homogeneidad socioeconómica, gestada
a lo largo del proceso de integración social. Esta hipótesis que pareciera al lector
algo lógico, no es motivo para que la tomemos como un supuesto sustancialista, o
algo ya existente como sería el caso geográfico, porque no siempre estuvo ahí.
No. La problemática histórico-social analizada jamás quisimos que cayera en el
determinismo, en lo sustancialista, porque sabemos -y así lo pretendemos
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