presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM

controla la vida política, la actividad económica y las fechas socialmente más
importantes para el alteño. Fue en esos pequeños asentamientos en donde los
rancheros realizaron sus encuentros cuando, pudientes o no, se trasladaban
durante la época de lluvias a aquellas pequeñas poblaciones y ensanchaban los
lazos políticos y familiares; así es como se conformó la estructura. Ese tipo de
actividades, que tuvieron origen en las últimas décadas del siglo XVI, se
mantuvieron con igual lozanía hasta la consumación de la Independencia. El
resultado de éste dinámico y permanente movimiento fue el reforzamiento de la
conciencia nacional y la consolidación de los asentamientos como centros de
poder político, económico, ideológico y religioso. Precisamente el proceso de
integración de la población rural con los núcleos urbanos tuvo su concreción en la
más importante feria regional, la de San Juan de los Lagos, a donde concurrían
los alteños desde la primera mitad del siglo XVII, junto a campesinos de diversas
partes del país, en busca de los favores de la virgen y del intercambio comercial.
El presente trabajo procura presentar a la meseta alteña como un todo, bajo el
contexto de una historia particular que, además de contener contrastes, se forjó en
su expansión e interacción. El basamento de los instrumentos de producción se
gestaron en la tecnología cultural de una sociedad particular, cuyo dominio del
medio ambiente ocurrió, no como espacio biológico, sino por medio de las
tradiciones sociales instrumentadas históricamente; estos fenómenos no
desaparecerán con el cambio de gobierno. En éste órden de ideas veremos
confirmado lo dicho arriba; que la historia de Los Altos fue, configurada, ya que la
región se conformó como territorio político en la continuidad y discontinuidad de un
devenir social.
Entenderemos mejor éste trabajo, si abundamos en algunos conceptos e ideas. Es
imposible olvidar cómo la heterogeneidad de un país tan extenso como México, se
manifiesta en la multitud de formaciones geológicas y de zonas climáticas, así
como en las distintas formas de vivir de sus sociedades regionales y locales. Con
frecuencia encontramos aldeas, pueblos, villas y ciudades cercanas en la distancia
física, pero con estilos de vida que se distinguen y matizan a causa de las
condiciones diversas que las acompañan. Los antropólogos intentan explicar esta
heterogeneidad haciendo hincapié en las características intrasociales, que se
relacionan con la dinámica de los acontecimientos sociales.
No se discute que la pluralidad de los asentamientos humanos juega un papel de
interdependencia dentro del proceso de consolidación social, nacional y regional.
Sin embargo, es un hecho admitido que la organización de la vida social responde
a fuerzas que trascienden los límites locales. Eric R. Wolf recalca la importancia
de las relaciones intergrupales y de procesos de construcción de la nación para
comprender cualquier aspecto de sociedad tan compleja, como la de México.
Precisamente, por esta razón la obra tiene muy en cuenta los grados de
aculturación y trasculturación, y la frecuente vinculación que se da entre las
instituciones coloniales, como las mercedes y haciendas, mismas que influirán
poderosamente en la formación de la sociedad regional, y dejará un poco al
margen la opinión de que determinados asentamientos tienen una organización
autónoma. Y es que en Los Altos de Jalisco la sociedad se estructuró mediante un
proceso en que recurrieron no sólo factores endógenos, sino que tuvieron mucho
que ver los exógenos en términos de marco microhistórico.
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