presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM

nacional. Que guarde y manifieste respeto a este sacerdote que prendió, atizó y
sostuvo el fuego de la libertad, aunque nuestro biografiado no logró paladearla. Es
tiempo que nuestra Historia Nacional y del Estado le otorguen el lugar que le
corresponde; es tiempo de resarcir esta imperdonable omisión. Prolonguemos
hasta los extremos actuales su figura. Apreciemos con sangre fría y convencidos
que su destino es parte de México y del Estado.” 38
Un texto complementario y sintético sobre el personaje referido se publica en la
revista Aries bajo el título de “El aguascalentense más significativo de la
Insurgencia. P. PABLO JOSÉ CALVILLO JIMÉNEZ (1772-1816).
En la Primera Parte, el Dr. Gutiérrez afirma: “Me siento satisfecho y privilegiado de
escribir del aguascalentense más significativo de la Insurgencia, Pablo José
Calvillo Jiménez.
Pienso que escribir de estos Aguascalentenses es de gran importancia para el
estado y para cualquier comunidad mexicana, porque reviven la memoria histórica,
el pasado que es raíz del presente. Para Aguascalientes como para tantas otras
comunidades que forman el mosaico nacional, el arraigo a la tierra es el tronco
común que une. Este asimiento al origen, este orgullo de ser, esta conciencia de
formar parte de Aguascalientes nos convierte en nacionalistas, porque sentimos,
defendemos y traemos dentro las tradiciones locales que son las más mexicanas.
Mientras más conozcamos su historia, la historia de sus hombres, mejor
conservaremos la adhesión al origen, a la tierra de nuestros mayores, al terruño
que nos vio nacer.
Angustia ver cómo se destruyen valores e historia, y que autoridades y sociedad
se desentienden en enseñar nuestros valores a la niñez y juventud. Seamos
realistas, las culturas locales y regionales están soportando golpes demoledores
de sus propios hijos. Los cambios e influencias que aprenden nuestros emigrantes
en el país del norte y que vienen a imponer, están acabando con ésta, con lo
nuestro, con nuestra cultura local.
Vernos con dolor que de no hacer algo, y pronto, quizá nos toque verla morir bajo
el influjo anglosajón. De no rectificar el camino, posiblemente presenciemos su fin
y seamos nosotros quienes registremos su muerte en el libro de la Historia. ¡Es
tiempo de esforzarnos porque esto no ocurra! Quienes vislumbramos este peligro,
debemos reclamar con energía una esmerada atención al problema y así
queremos hacerlo en estos momentos. Demandamos una lucha frontal contra la
invasión de culturas exóticas, americanismo o cualquier otro ismo, que más que
ennoblecer destruyen nuestro ser histórico. No seamos simples mirones;
actuemos con decisión y unidos. Y creo que una de las formas positivas de actuar
es dando a conocer a nuestros hombres ilustres.
En esta ocasión conocerán a uno de los hijos más preclaros del Estado: el padre
Pablo José Calvillo, que además de que fue capellán de los ejércitos insurgentes,
llegó a Mariscal de Campo y uno de los caudillos más significativos de la primera
etapa de aquella gesta. Principalmente quiero rescatarlo para la historia nacional,
del estado y de Calvillo como lo que fue; dignificarlo ante la historia, pues es triste
que quienes han escrito la historia nacional y local no solamente confundan el
nombre, pero ni siquiera precisan fecha y lugar de nacimiento. Nuestra motivación
38 Ibdem. Pp. 127-133.
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