presencia del pensamiento acalitense contemporneo xi - UNAM

los extremos en que regularmente se tropieza, pues los estudiantes no reparan en
creer cuántas fábulas inventaron sujetos ociosos con notable perjuicio de la
verdad".
Francisco Orti y Fíguerola, censor del obispado de Valencia manifestará este
juicio. "El argumento de la obra es descubrirlas fuentes de la Historia en el estado
en que se debe considerar de cenagosas o puras; es separar lo precioso de lo vil,
diferenciado entre lo verdadero y lo falso, que tan ciegamente confunden muchos;
y es en fin desterrar de la República de las Letras aquella falsa moneda de
noticias fabulosas, que no hallándose legítima en la piedra de toque de la razón y
de la verdad, se hace tanto más perniciosa, cuanto más corriente" Agregará, que
entrega "una obra dirigida a principiantes, a novicios de la Historia; aunque nuestro
modesto entender hay en ella una gran riqueza que esparce su copiosa
condición”.
El autor dirá en su nota introductoria, que la Historia consiste en la sola narración
escrita con la verdad; y por esta razón dirige su obra contra los que "escriben
mentiras por verdades de hecho", contra los libros de historia que más que
enseñar "son derrumbadores para muchos, obras que conducen a ficción, no a
realidades". De ahí que se proponga "encauzar a los históricos, a los novicios en
la historia a que informen, formen y reformen el cuerpo de la Historia con mente
crítica ". Advierte el autor su inconformidad con el título que imponen a su obra en
Madrid. Según él, más que Norte crítico debían llamarse Reglas. Manifiesta
"encontrar no poca diversidad" en los que tratan el tema, como el benedictino Juan
Mabilón; pero resulta benéfico, pues en palabras de San Agustín "es útil hacer
muchas y variadas obras aún de las
mismas cuestiones", en beneficio de los
"históricos". Como era costumbre, las múltiples citas latinas las trae en esta
lengua, "a fin de que no se haga vulgar por razón de que ni la Crítica es para el
vulgo, ni algunos asuntos que en él se elucidan". Y acota que, como en las
facultades, deben preceder los primeros rudimentos, guarda en la obra la
metodología de la división de temas.
Nuestra tradición humanista novohispana conocía la importancia de la Filosofía de
la Historia porque guardaba con celo el pensamiento de San Agustín. Sin
embargo, encontramos que en el siglo XVIII, se toma como disciplina autónoma,
fundamentalmente porque empezó a difundirse entre los jesuitas y otros, el
racionalismo y la nueva filosofía de la natura, que aplicaron a una gama de
conocimientos. Con razón surgió una ilustración criolla que impulsó la educación
en todos los niveles, ya con cierto matiz racionalista y tendencia liberal radicales,
concebidas para romper sus esquemas estamentales tradicionales.”
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Al referirse a la obra señala que: “Fray Jacinto Segura inicia con una amplia
Instrucción en que toca diversos temas de interés y actualidad. Desde la
perspectiva de que es un texto de enseñanza, parte del supuesto que en las
facultades deberá preceder la noticia de lós primeros rudimentos, "en cuya práctica
se debe seguir el método de los maestros insignes". En su caso toma de la
antiguedad a Cicerón, a Tito Livio y Plinio; en lo relativo al cristianismo reto
San Agustín y San Ildefonso. Hace una distinción de lo que se entiende por
Historia, Anales y Efemérides. La Historia no sólo explica los hechos de larga
105 Ibdem.
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