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LAS VARIEDADES DE LA EXPERIENCIA RELIGIOSA

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aguja de la brújula, mientras la fase actual de conciencia cambia a la siguiente. Todo nuestro repertorio<br />

de recuerdos prospera más allá de este margen, a punto de penetrar al primer aviso, y en el conjunto de<br />

poderes residuales; los impulsos y los conocimientos que constituyen nuestro yo empírico tienden<br />

continuamente más allá. El bombardeo de lo que es real y de lo que es sólo potencial se dibuja tan<br />

vagamente que siempre es difícil decir si son conscientes o no algunos elementos mentales.<br />

La psicología ordinaria, a pesar de admitir totalmente la dificultad del estudio del perfil<br />

marginal, admite como seguro que, primero: la conciencia entera que la persona posee, ya sea focal o<br />

marginal, atenta o descuidada, aparece en el «ámbito» en un momento tan tenue e imposible de señalar<br />

como puede serlo el perfil del ámbito mismo; y segundo, que lo que es absolutamente extramarginal es<br />

absolutamente inexistente y no puede ser, de ninguna manera, un hecho de conciencia.<br />

Al llegar a este punto, os pediré que recordéis lo que dije en la última conferencia sobre la vida<br />

subconsciente. Como recordaréis, afirmé que los primeros que insisten en este fenómeno no podían<br />

conocer los hechos tal y como los conocemos en la actualidad. Es mi deber mostraros lo que pretendía<br />

decir con esta afirmación.<br />

Considero que el paso adelante más importante que se ha dado en psicología desde que era<br />

estudiante fue el descubrimiento, en el año 1886, de que en algunos individuos no sólo existe la<br />

conciencia del campo ordinario, con sus centros y su margen usuales, sino que, sumido en ello existe<br />

también un conjunto de recuerdos, pensamientos y sentimientos que son extraperiféricos y totalmente<br />

fuera de la conciencia primaria, pero que han de ser clasificados como hechos conscientes de algún tipo<br />

y que pueden revelar su presencia con signos elocuentes. He tratado el paso de importante porque,<br />

contrariamente a otros avances hechos por la psicología, este descubrimiento nos reveló una peculiaridad<br />

completamente insospechada de la constitución de la naturaleza humana. Ninguno de los<br />

progresos que ha conseguido la psicología puede reivindicar nada semejante.<br />

En particular, el descubrimiento de que existe una conciencia más allá del campo, o subliminal<br />

como la denomina Myes, ilumina muchos de los fenómenos de las biografías religiosas. Por ello,<br />

prefiero en este momento, porque está naturalmente fuera de lugar, no ofrecer explicación alguna de la<br />

evidencia en que se fundamenta la aceptación de esta conciencia; lo encontraréis tratado en muchos<br />

libros recientes y puedo recomendar Alterations of Personality de Binet. 4<br />

El material humano con el que se ha realizado la demostración ha sido, hasta ahora, muy<br />

limitado y de carácter más bien excéntrico, al menos en parte, ya que consistió en individuos hipnóticos<br />

extraordinariamente sugestionables, y en pacientes histéricos. Los mecanismos elementales de nuestra<br />

vida son, seguramente, tan uniformes que lo que es verdad en grado notable para algunas personas,<br />

probablemente sea verdad en algún grado para todas, y sólo en unos pocos puede serlo en un grado<br />

muy elevado.<br />

La consecuencia más importante de haber desarrollado una vida intensamente ultramarginal de<br />

este género es que los campos ordinarios de conciencia de un hombre tienden a incursiones de las que<br />

los individuos no conocen la causa y que, por lo tanto, toman la forma de impulsos inexplicables para<br />

la acción; de ideas obsesivas o inhibiciones para la acción e inicuo alucinaciones en la visión o el oído.<br />

Los impulsos pueden estimular a escribir o hablar automáticamente, y el individuo no entenderá el<br />

significado de lo que dicen. Generalizando este fenómeno, Myers dio el nombre de automatismo,<br />

sensorial o motor, emocional o intelectual, a tola esa esfera de efectos debida a los «asaltos» a la<br />

conciencia ordinaria de las energías que se originan en las partes subliminal de la mente.<br />

El ejemplo más simple de automatismo es el fenómeno de sugestión posthipnótica. A un<br />

individuo hipnotizado, adecuadamente susceptible, le dan la orden de efectuar un acto determinado,<br />

normal o excéntrico, es igual, después de despertar del sueño hipnótico. Puntualmente, apenas le<br />

hacemos una señal o llega el momento de efectuar la acción, la realiza, pero al hacerlo no recuerda la<br />

sugestión y siempre inventa un pretexto improvisado para justificar su actuación cuando es excéntrica.<br />

También se le puede sugerir a un individuo que tenga una visión u oiga una voz al cabo de un intervalo<br />

4 Publicado en «International Scientific Series».<br />

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