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LAS VARIEDADES DE LA EXPERIENCIA RELIGIOSA

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dejaron de ser religiosos. 8 Siendo religiosos nos afirmamos en posesión de una realidad última en<br />

aquellos únicos puntos en los que la realidad exige protección; en definitiva, nuestra responsabilidad se<br />

sitúa en nuestro destino privado.<br />

Ahora veréis por qué he sido tan individualista en estas conferencias y por qué parecía tan<br />

inclinado a reconsiderar los elementos sentimentales en la religión y a subordinar su componente<br />

intelectual. La individualidad está basada en el sentimiento, y los entresijos del sentimiento los estratos<br />

más oscuros del carácter, más ciegos, son los únicos lugares del mundo en los que podemos encontrar,<br />

a la par que se produce, el hecho real, y percibir directamente cómo los acontecimientos ocurren y<br />

cómo se ejecutan realmente las cosas. 9 Comparado con este mundo de vívidos sentimientos<br />

individualizados, el mundo de los objetos generalizados que el intelecto contempla no tiene solidez ni<br />

vida. Al igual que en las películas estereoscópicas visionadas fuera del instrumento, la tercera<br />

dimensión, el movimiento, el elemento vital, desaparecen. Obtenemos una preciosa película de un tren<br />

expreso que presuntamente se mueve, pero ¿en qué lugar de la película -como sostiene un amigo- se<br />

encuentra la energía o las cincuenta millas por hora? 10<br />

8 A pesar de todos los errores, de hecho pueden no ser tan crasos como afirman los científicos. En la conferencia IV<br />

acabamos de ver cómo la concepción religiosa del universo parece, a muchos curanderos mentales, «verificada» día a día<br />

por su experiencia. «Experiencia de hecho» se refiere a un terreno tan plural que el científico sectario, cuando se niega<br />

metódicamente a reconocer estos hechos que los curanderos y oros como ellos experimentan de otra manera que<br />

titulándolos rudamente «simplezas», «tonterías», «bestialidades», olvida ciertamente una cantidad de hechos puros que, sin<br />

el gran interés de los individuos religiosos en los aspectos más personales de la realidad, nunca habrían alcanzado<br />

consideración. Sabemos que eso es cierto en determinados casos, y por lo tanto puede serlo también en otros. Las<br />

curaciones milagrosas siempre fueron una parte del material fundado en lo sobrenatural y siempre se vieron menospreciadas<br />

por los científicos, considerándolas productos de la imaginación. Sin embargo, la tardía atención de los científicos a los<br />

hechos hipnóticos les ha abierto, recientemente. una posibilidad de ser más receptivos para fenómenos de este orlen y, en<br />

consecuencia, ahora aceptan que pueden existir esas curaciones siempre que se las denomine efectos de «sugestión». A<br />

pesar de todo, los estigmas de la cruz en las manos de san Francisco y en Sus pies, Según estos términos puedes no ser una<br />

fábula; y también el fenómeno de la posesión diabólica está a punto de ser admitido como hecho por un científico desde el<br />

momento en que posee el nombre de «histerodemonopatia» para denominarlo. Nadie puede prever hasta dónde puede llegar<br />

la legitimación de fenómenos ocultistas bajo esos nombres forjadas recientemente por los científicos, incluso «profecía» o<br />

«levitación» pueden pasar el tamiz.<br />

De esta manera. el divorcio entre hechos científicos y religiosos puede no ser tan definitivo como parece a primera<br />

vista; la personalización y romantización del mundo tampoco fueron mucho más allá. La opinión definitiva puede, resumiendo<br />

-de alguna manera que en este momento es imposible de prever- revertir en un estilo más personal, como cualquier<br />

camino de progreso puede seguir una espiral en lugar de una línea recta; si así fuese, la visión rigurosa. mente impersonal de<br />

la ciencia podría aparecer algún día como una excentricidad útil temporalmente. pero que no ostenta la posición<br />

definitivamente triunfante que el científico sectario contemporáneo anuncia con tanta seguridad.<br />

9 La crítica de Hume desterró la causalidad del mundo de los objetos físicos, y la «ciencia» parece absolutamente satisfecha<br />

de definir la causa en términos de cambio consecuente -leyendo a Mach, Pearson, Oswald. El «origen» de la noción de<br />

causa se encuentra en nuestra experiencia personal, y sólo allí las causas, en el sentido antiguo, pueden ser directamente<br />

observadas y descritas.<br />

10 Cuando en escritos religiosos leo palabras como éstas: «Probablemente lo mejor que podamos decir de Dios sea que es la<br />

Inferencia Inevitable», constato la tendencia a dejar que la religión se evapore en términos intelectuales. ¿Los mártires<br />

habrían cantado en medio de las llamas por una simple inferencia, por más inevitable que fuese? Los hombres religiosos de<br />

la talla de san Francisco, Lutero, Behmen, normalmente fueron enemigos de la pretensión de intelectualizar las cosas<br />

religiosas. Sin embargo, la inteligencia lo invade todo; impone a un entorno su efecto superficialízador. Mirad cómo el viejo<br />

espíritu se evapora en estos artículos maravillosamente racionalistas de un filósofo como el profesor Bownt (The christian<br />

Revelation, The Christian Life, The Atonement, Cincinaltí y Nueva York, 1898, 1899, 1900). Obsérvate el propósito<br />

positivamente restrictivo de la filosofía propiamente dicha:<br />

«La religión -dice M. VACHEROT (La Religión, París, 1869, pp. 131-436 y ss)<br />

- responde a una estado o condición pasajero y no a una determinación permanente de la naturaleza humana, siendo<br />

simplemente una expresión de este estado de la mente dominada por la imaginación [...]. El cristianismo tiene sólo un<br />

posible heredero y es la filosofía científica».<br />

Partiendo de una situación más radical, el profesor RIBOT (Psychologie des Sentiments p. 310) describe la<br />

disolución de la religión. Lo resume en una sola fórmula: el predominio en aumento del elemento racional, con la<br />

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