05.05.2015 Views

LAS VARIEDADES DE LA EXPERIENCIA RELIGIOSA

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Algo similar cuenta santa Teresa: «Un día, estando en oración, se me concedió percibir en un<br />

instante cómo todas las cosas son percibidas y contenidas en Dios. No las percibí en su forma propia y,<br />

no obstante, la visión que tuve era de gran claridad y quedó impresa vívidamente en mi alma. Fue una<br />

de las señales más importante que entre todas sus gracias el Señor me concedió [...], la visión fue tan<br />

sutil y delicada que el entendimiento no pudo alcanzarla [...].» 31<br />

Sigue diciendo que era como si la Deidad fuese un diamante enorme y extremadamente límpido<br />

en el que todas nuestras acciones se encontraban contenidas de manera tal que su pecadora esencia<br />

aparecía más evidente que nunca. Un día, explica, mientras recitaba el Credo de san Atanasio:<br />

«Nuestro Señor me hizo comprender de qué manera Dios puede habitar entre las personas. Me<br />

lo hizo ver tan claramente que me sentí tan extremadamente confundida como confortada [...] y ahora,<br />

cuando pienso en la Santa Trinidad, o escucho que se habla de ella, entiendo cómo las tres personas<br />

adorables forman un solo Dios y experimento una felicidad inenarrable.»<br />

Todavía en otra ocasión le fue dado a santa Teresa ver y entender de qué modo la Madre de<br />

Dios había sido admitida en el lugar que ocupa en el cielo. 32<br />

La exquisitez de algunos de esos estados parece encontrarse más allá de todo lo conocido a<br />

través de la conciencia ordinaria. Es evidente que implica indirectamente sensibilidades orgánicas que<br />

lo permitan, ya que de ello se habla como de algo demasiado extremo para ser soportado y al límite del<br />

dolor físico, 33 pero constituye un placer demasiado sutil y penetrante para ser expresado en palabras<br />

vulgares. Las llamadas de Dios, las heridas de su lanza, las referencias a la ebriedad y a la unión<br />

nupcial figuran en la fraseología mediante la que se simboliza. Tanto el intelecto como los sentidos<br />

desfallecen en los estados superiores del éxtasis: «Si nuestro entendimiento comprende -dice santa<br />

Teresa- es de una forma que le es desconocida y no puede entender nada de lo que comprende. Por mi<br />

parte, yo no creo que comprenda nada porque, como he dicho, no se entiende lo que se hace. Confieso<br />

que todo esto es un misterio en el que estoy perdida.» 34 En la adición llamada raptus o éxtasis por los<br />

teólogos, la respiración y la circulación se encuentran tan menguadas que los doctores se cuestionan si<br />

el cuerpo no quedará separado del alma. Nada como leer las descripciones de santa Teresa y las<br />

precisiones exactas que hace para persuadirse de que no se está tratando con experiencias imaginarias<br />

sino con fenómenos que, aunque raros, reproducen modelos psicológicos perfectamente definidos.<br />

Para la ciencia médica, tales éxtasis tan sólo significan estados hipnóticos inducidos e imitados,<br />

sobre una base intelectual de superstición y otra corporal de degeneración e histeria. Sin duda, estas<br />

condiciones patológicas han existido en muchos y posiblemente en todos los casos, pero este hecho no<br />

nos dice apenas nada sobre el valor para el conocimiento de la conciencia que inducen. Para emitir un<br />

juicio espiritual de estados tales, no debemos contentarnos con la terminología médica superficial, sino<br />

que debemos inquirir sus resultados para la vida.<br />

Parece que sus frutos han sido diversos. La estupefacción no parece del todo ausente como<br />

consecuencia; recordaréis la impotencia de la pobre Margarita María Alacoque en la cocina y en el<br />

aula. Muchos otros que vivieron en éxtasis habrían muerto de no ser por el cuidado que les dispensaron<br />

sus discípulos y admiradores. Este vivir «en otro mundo» favorecido por la conciencia mística hace que<br />

esta superabstracción de la vida práctica tenga una particular tendencia a presentarse en místicos<br />

31 Vie, pp. 581-592.<br />

32 Loc. cit., p. 574.<br />

33 Santa Teresa distingue entre el dolor en el que el cuerpo participa y el dolor puramente espiritual (Castillo interior. Sexta<br />

morada, cap. XI). En lo que respeta a la parte corporal de estos gozos celestiales, habla de cómo «penetran en la médula de<br />

los huesos mientras que los placeres terrenales sólo afectan a la superficie de los sentidos. Pienso - añade - que ésta es una<br />

descripción justa y no puede hacerlo mejor», Quinta morada, cap. I.<br />

34 Vie, p. 198.<br />

195

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!