LAS VARIEDADES DE LA EXPERIENCIA RELIGIOSA
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no es tanto la duración como la naturaleza y la cualidad de estos cambios de carácter. Los hombres<br />
resbalan en cualquier nivel, no precisamos estadísticas para saberlo; por ejemplo, es bien conocido que<br />
el amor no es inmutable, es constan. te e inconstante, revela nuestros deseos y pretensiones ideales<br />
mientras dura. Estas revelaciones conforman su significado para hombres y mujeres sean cual sea su<br />
duración. Pasa igual con la experiencia de la conversión, que incluso por un período corto de tiempo<br />
muestra a un ser humano cuál es su capacidad espiritual, y esto es lo que constituye su importancia; una<br />
importancia que la reincidencia no puede disminuir, aunque la persistencia la aumente. En realidad,<br />
todos los ejemplos más sorprendentes de conversión, por ejemplo todos los citados, han sido<br />
permanentes; podríamos dudar, en virtud de la fuerte impresión de un ataque epiléptico, de M.<br />
Ratisbone. Con todo, sé que el futuro de M. Ratisbone quedó marcado por aquellos minutos. Abandonó<br />
su proyecto de matrimonio, se hizo sacerdote en Jerusalén donde fue a vivir, fundó allí una misión<br />
regular para convertir a los judíos; no mostró tendencia alguna a utilizar para fines egoístas la fama que<br />
le dieron las circunstancias particulares de su conversión, a la que pocas veces podía referirse sin llanto,<br />
y en toda ocasión recordó a un hijo ejemplar de la iglesia, que murió cumplidos los 80 años si no<br />
recuerdo mal. 22<br />
Las únicas estadísticas que conozco sobre la duración de las conversiones son las de miss<br />
Johnston recogidas por Starbuck. Sólo incluyen un centenar de personas, miembros de la iglesia<br />
evangélica, más de la mitad de los cuales eran metodistas. Según las declaraciones de los mismos, hubo<br />
un tiempo de reincidencia en la mayoría de los casos, el 93 «/o de las mujeres y el 77 % de los<br />
hombres. Al hablar con más detalle de las reincidencias, Starbuck observa que nada más que el 6 %<br />
representan recaídas de la fe religiosa que la conversión confirmaba, y que las quejas se deben sobre<br />
todo a cierta fluctuación en el ardor del sentimiento. La conclusión de Starbuck es que el efecto de la<br />
conversión consiste en proporcionar «un cambio en la actitud hacia la vida, que es constante y<br />
permanente, a pesar de que los sentimientos fluctúen...». Dicho de otra manera, «las personas que han<br />
pasado por la conversión, una vez decididas firmemente por la vida religiosa, tienden a sentirse allí<br />
identificadas plenamente con ella, sin que importe cuándo declina su entusiasmo religioso». 23<br />
22 Resumo un par de relatos:<br />
«Una mañana que me encontraba muy deprimido, amedrentado porque en cualquier momento iría al infierno, me vi<br />
impelido a llorar seriamente para obtener injaerleordia y el Señor vino a consolarme liberando mi alma de la carga y la<br />
inhabilidad del pecado. Todo mi cuerpo temblaba, de la cabeza a los pies, y mi alma gozó de una dulce paz. El placer que<br />
sentí es indescriptible, la felicidad de tres días, durante los cuales no hablé a nadie de mis sentimientos.» Autobiography of<br />
Dan Joung, editada por W. P. Strikcland, Nueva York, 1860.<br />
«En un instante se elevó en mí la sensación de que Dios cuida de los que confían en él y durante una hora todo el<br />
mundo se tomó cristalino, el cielo era claro, me levanté de un salto y comencé a llorar y reír.» H. W. BEECHER, citado por<br />
ISUDA.<br />
«Mis lágrimas de pena se transformaron en alegría, y alabé a Dios en un éxtasis de alegría tal que sólo lo pueden<br />
comprender quienes lo experimentan.»<br />
«No puedo expresar cómo me sentía. Era como si hubiese estado en un calabozo oscuro y saliera a la luz del sol.<br />
Grité y entoné alabanzas a Aquel que me amaba y me limpiaba de mis pecados. Me creí obligado a retirarme a un lugar<br />
secreto, ya que las lágrimas se deslizaban y no quería que los compañeros me vieran, y, al mismo tiempo, no podía<br />
conservarlo en secreto.»<br />
«Experimentaba alegría hasta las lágrimas.» «Sentía que mi cara debía brillar como la de Moisés, tenía una<br />
sensación general de flotar. Era la alegría más grande que nunca he tenido la suerte de experimentar.» «Lloraba y reía<br />
alternativamente. Tan ligero como si caminara en el aire. Sentía como si hubiese conseguido mis paz y felicidad de la que<br />
nunca hubiera podido esperar.» Son testimonios de STARBUCK.<br />
23 Psychology of Religion, pp. 357, 360.<br />
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