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LAS VARIEDADES DE LA EXPERIENCIA RELIGIOSA

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de Dios es, en realidad, fácilmente discernible de una interpretación del mensaje de Cristo defendida,<br />

en estas conferencias Gifford, por algunos de vuestros filósofos escoceses. 21<br />

Pero los filósofos, normalmente, afirman que ofrecen una explicación casi lógica de la<br />

existencia del mal, mientras que del hecho general del mal en el mundo, de la existencia de la<br />

conciencia individual egoísta, sufriente, temerosa, los curanderos mentales, por lo que sé, afirman que<br />

no dan explicación especulativa alguna. El mal está aquí empíricamente, tanto para ellos como para<br />

todos, pero predomina el punto de vista práctico, y no estaría de acuerdo con el espíritu de un sistema<br />

perder el tiempo preocupándose de él como si fuese un “misterio” o un “problema” o “dejando al<br />

corazón” la lección de su experiencia, como hacían los evangelios. “No penséis - como dice Dante -<br />

¡guarda e passa!” ¡Es Avidhya, ignorancia!, algo que debe superarse y dejar atrás trascenderla y<br />

olvidarla. La llamada Ciencia Cristiana, la secta de la señora Eddy, constituye la rama más radical de<br />

la mind-cure en lo que atañe al mal. Para ellos, el mal tan sólo es una mentira, y quien lo menciona un<br />

mentiroso; el ideal optimista del deber nos impide tener la deferencia de dedicarle una atención<br />

explícita. Naturalmente, como nos mostrarán las próximas conferencias, es una importante omisión<br />

especulativa, pero está íntimamente unida con los méritos prácticos del sistema que examinamos. ¿Por<br />

qué lamentar la ausencia de una filosofía del mal - nos preguntaría un seguidor de la mind-cure - si os<br />

puedo dar posesión de una vida del bien?<br />

Después de todo, es la vida la que decide, y la curación mental ha desarrollado un sistema de<br />

higiene mental que puede muy bien jactarse de haber eclipsado toda la literatura anterior del Diätetik<br />

der Seele. Este sistema está completa y exclusivamente compuesto de optimismo: “El pensamiento son<br />

cosas”, como imprime en negrita al pie de cada una de sus páginas uno de los más vigorosos escritores<br />

de la mind-cure, y si nuestros pensamientos son de salud, juventud, vigor y éxito, antes de que nos<br />

demos cuenta serán elementos de nuestro mundo exterior. Nadie puede quedar frustrado por la<br />

influencia regenerativa del pensamiento optimista, perseguido pertinazmente; cada hombre dispone, de<br />

forma irrevocable, de esta puerta para penetrar en el divinidad. Por el contrario, el temor y todas las<br />

formas de pensamiento concreto y egoístas constituyen caminos abiertos hacia la destrucción. La<br />

doctrina que afirma que los pensamientos constituyen “fuerzas” y que, en virtud de la ley de atracción<br />

de fuerzas, los pensamientos de un hombre atraen hacia él todos los pensamientos del mismo carácter<br />

que existan a su alrededor. Así se obtienen, mediante el propio pensamiento, estímulos de todos lados<br />

para realizar los propios deseos, y lo más importante para la conducta y la vida estriba en poseer las<br />

fuerzas celestiales de nuestra parte, abriendo la mente para que penetren.<br />

En conjunto, impresiona la semejanza psicológica entre el movimiento de mind-cure y los<br />

movimientos luterano y de Wesley. A quien creyera en el moralismo, con su angustiosa pregunta:<br />

“¿Qué debo hacer para salvarme?”, Lutero y Wesley le contestarían: “Ya estás salvado, si lo crees”.<br />

Los curanderos de la mente usan palabras de emancipación similares; hablan, es verdad, a personas<br />

para quienes el concepto de salvación ha permitido su antiguo significado teológico, pero que tropiezan<br />

con la misma dificultad humana: Las cosas van mal, “¿qué puedo hacer para recuperarme y<br />

serenarme?”, es la pregunta; la respuesta es: “Ya estás bien y curado, si lo sabes”. “Toda la cuestión<br />

21<br />

Por ejemplo, los Cairds. En las conferencias de Glasgow de Edward Caird, en 1890-1892, aparecen muchos pasajes<br />

como éste: “La declaración hecha al comienzo del ministerio de Jesús, que dice “el tiempo se ha cumplido y el reino del<br />

cielo está al alcance de la mano” emerge casi sin ruptura en el anuncio de que “el reino de Dios está ante vosotros”. Se<br />

afirma que la importancia de este anuncio es tal que introduce, por así decirlo, una diferencia de tipo entre los santos más<br />

grandes y los profetas que vivieron en la anterior alianza, y “los más pequeños en el reino del cielo”. El ideal más elevado se<br />

acerca a los hombres y se declara que está a su alcance, se les invita a ser perfectos como su Padre en el cielo es perfecto. El<br />

sentido de alienación y distancia de Dios, que había crecido entre los piadosos en Israel de tal modo que habían aprendido a<br />

mirarlo como divinidad no sólo nacional, sino como el Jesús de la Justicia que castigaría a Israel por su pecado, igual que<br />

Edom o Moab, ya no existe. La forma típica de plegaria cristiana señala la abolición del contraste entre este mundo y el<br />

otro, que durante toda la historia de los judíos había ido ampliándose: “Así en la tierra como en el cielo”. El sentido de<br />

división entre hombre y Dios, como entre ser finito y ser infinito, pecador y débil y Bondad Omnipotente, aún no se ha<br />

perdido, pero ya no puede vencer a la conciencia de la unidad con Dios. Los términos “hijo” y “Padre” establecen la<br />

oposición y , a la vez, marcan su límite; muestran que no es una proposición absoluta, sino una que presupone un principio<br />

de unidad indestructible, que puede y ha de ser principio de reconciliación”. The Evolution of Religion, II, pp. 146-147.<br />

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