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LAS VARIEDADES DE LA EXPERIENCIA RELIGIOSA

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ni en la conversación, y cuando el resto de la gente se retiraba también buscaba un pretexto para<br />

retirarse...<br />

«A algunas importantes señoras, parientes suyas, no las quería ni siquiera conocer de vista, e<br />

hizo una especie de trato con su padre por el que accedía a cumplir rápidamente y de buena gana todos<br />

sus deseos si le eximía de todas las visitas a señoras» (ídem., p. 71).<br />

Cuando tenía diecisiete años, Luis ingresó en la orden de los jesuitas, 15 contra los ruegos<br />

apasionados de su padre, ya que era heredero de una casa principesca. Cuando al cabo de un año su<br />

padre murió, tomó la pérdida como una «atención particular» de Dios hacia él, y escribió cartas de<br />

ampulosos buenos consejos a su afligida madre, como si fuesen de un superior espiritual. Bien pronto<br />

llegó a ser tan buen religioso que cuando alguien le preguntaba el número de hermanos y hermanas que<br />

tenía, había de pensar y contarlos antes de contestar. Un padre le preguntó un día si se afligía al pensar<br />

en su familia, y la única respuesta que recibió fue «nunca pienso en ellos excepto cuando ruego por<br />

ellos». Nunca se le vio con una flor o algo perfumado en la mano que pudiera complacerle; por el<br />

contrario, en el hospital buscaba aquello que fuese más desagradable y arrebatada ávidamente de las<br />

manos de sus compañeros las vendas de las úlceras. Evitaba la conversación mundana y trataba<br />

inmediatamente de elevarla hacia temas piadosos; de lo contrario, permanecía en silencio. Le pidieron<br />

un día que trajera un libro de la silla del rector en el refectorio y tuvo que preguntar dónde se sentaba el<br />

rector, ya que durante tres meses que había pasado comiendo allí, había bajado sus ojos de tal manera<br />

que no se había dado cuenta del lugar. Un día, durante el recreo, se acusó de haber cometido un gran<br />

pecado contra la modestia por haber mirado a un compañero por casualidad. Cultivaba el silencio para<br />

preservarse de los pecados de la lengua, y su penitencia más grande era el límite que sus superiores<br />

habían puesto a sus penitencias corporales. Suspiraba por las falsas acusaciones y las reprimendas<br />

injustas como ocasiones de humildad. Su obediencia era tal que cuando un compañero de celda que no<br />

tenía más papel le pidió una hoja, se sintió imposibilitado de darla sin obtener primero el permiso del<br />

superior, quien, en calidad de tal, estaba en el lugar de Dios y transmitía sus órdenes.<br />

No puedo encontrar otro género de frutos que estos en la santidad de Luis. Murió en el año<br />

1591, a los veintinueve anos y en la Iglesia es conocido como patrón de la juventud. El día de su fiesta,<br />

el altar de una capilla dedicada a su recuerdo en una iglesia de Roma «se llena de flores arregladas con<br />

un gusto exquisito, y a su pie puede verse un montón de cartas que hombres y mujeres jóvenes escriben<br />

al santo y las dirigen al "Paraíso". Se supone que son quemadas sin leerse, excepto por san Luigi, que<br />

debe encontrar peticiones muy curiosas en estas bonitas misivas bien atadas con cintas verdes, que<br />

expresan esperanza, o bien rojas, emblemas del amor, etc.». 16<br />

15 En su cuaderno de notas alaba la vida monástica por su liberación del pecado y por los tesoros imperecederos que nos<br />

permite acumular, «... mérito a los ojos de Dios, que lo hacen deudor nueStro por toda la Eternidad, Loc. cit., p. 62.<br />

16 Mademoiselle Man, una novela citada en Walks in Rome, de HARE, 1900, I, p. 55.<br />

No puedo resistir la tentación de citar, del libro de Starbuck, p. 338, otro caso de purificación por eliminación.<br />

Ocurre así:<br />

Los signos de anormalidad que muestran las personas santificadas son frecuentes. No sintonizan con la otra gente.<br />

a menudo no tienen nada que ver con las iglesias, que ven como mundanas, se vuelven hipercríticas hacia los demás, se<br />

despreocupan de sus obligaciones sociales, políticas y financieras. como ejemplo de este tipo podemos mencionar una<br />

señora de sesenta y ocho años que fue estudiada de manera especial por el escritor. Había sido miembro de una de las<br />

iglesias mas activas y progresistas de una zona bulliciosa de una gran cuidado. Su director espiritual la describe como una<br />

persona que ha alcanzado el nivel de criticona. cada vez tenía menos simpatía por la iglesia y, al final, su vinculación con<br />

ella consistía simplemente en asistir a la plegaria, en la que su único mensaje era represión y condena de los otros por vivir<br />

en un plano inferior. Al final abandonó la practica religiosa viviendo sola en una pequeña habitación, en el último piso de<br />

una casa de huéspedes barata. casi no tenía ninguna relación humana, pero parecía feliz disfrutando sus bendiciones<br />

espirituales. Ocupaba su tiempo escribiendo opúsculos sobre la santificación: páginas y páginas de fantástica rapsodia.<br />

Demostró ser una de las personas de un grupo pequeño que decían que la salvación completa implica tres pasos en lugar de<br />

dos. No sólo debe haber conversión y santificación, sino que hay un tercer paso que llaman "crucifixión" o "redención<br />

perfecta", que parece tener la misma relación con la santificación que la que ésta presenta con la conversión. Relató cómo el<br />

Espíritu le dijo: "Deja de ir a la iglesia. Deja de ir a reuniones de santidad. Ve a tu habitación y yo te enseñan." Declaró no<br />

tener ningún interés por los predicadores, iglesias o colegios, sino que sólo se preocupaba de escuchar aquello que Dios le<br />

decía. La descripción de su experiencia parecía completamente consistente, estaba feliz y contenta y su vida le parecía total-<br />

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