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LAS VARIEDADES DE LA EXPERIENCIA RELIGIOSA

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de muchos tipos que parecen inofensivos y buenos, y que son buscados porque mucha gente los acepta,<br />

me refiero a los convencionalismos, relaciones sociales y modas en sus diversos niveles, que las masas<br />

aprueban en su mayoría, por más que sean irreales e incluso superfluidades insanas”.<br />

Otro caso más concreto, también de una mujer. Os leo estos testimonios sin comentarlos, que<br />

expresan muchas variantes de los estados de ánimo que estamos estudiando.<br />

“Estuve enferma desde la infancia hasta los cuarenta años (omito los detalles de una pésima<br />

salud). Pasé algunos meses en Vermont esperando mejorar con el cambio de aires, pero cada vez me<br />

debilitaba más hasta que un día, a finales de octubre, cuando reposaba después de la comida, de repente<br />

oí, por decirlo así, estas palabras: “Te curarás y desarrollarás una labor que jamás habías soñado”.<br />

Quedaron impresas con tal fuerza en mi mente que en seguida pensé que sólo Dios me las podía haber<br />

dicho. Me las creí a contrapelo y a pesar del sufrimiento y mi debilidad, que continuaron hasta<br />

Navidad, cuando volví a Boston}. Al cabo de dos días, una amiga joven se ofreció para llevarme a una<br />

curandera mental (era el 7 de enero de 1881), que me dijo: “Tan sólo existe la mente, nosotros somos<br />

expresiones de la Mente Única, el cuerpo sólo consiste, como piensa el hombre, en algo mortal “. Yo<br />

no podía aceptar todo lo que me decía. Sin embargo, lo interpreté de este modo: “No existe nada<br />

excepto Dios. Él me ha creado y dependo absolutamente de Él. Me dio la mente para usarla y la<br />

utilizaré en la acción correcta y me alzaré sobre la esclavitud de mi ignorancia, el miedo y la<br />

experiencia pasada”. Aquel día, en consecuencia, comencé a comer un poco de todo lo que<br />

habitualmente comía la familia, diciéndome constantemente: “El Poder que ha creado el estómago<br />

seguramente cuida de lo que como”; con estas sugestiones toda la tarde me acosté y me dormí<br />

repitiéndome: “Soy alma, espíritu, una con el pensamiento de Dios”, y dormí toda la noche sin<br />

despertarme por primera vez en varios años (normalmente, los períodos de dolor me sobrevenían a las<br />

dos de la madrugada). Al día siguiente me sentía como un prisionero evadido y creí que había<br />

encontrado el secreto que, con el tiempo, me daría una salud perfecta. Al cabo de diez días ya podía<br />

comer de todo lo que comían los demás, y al cabo de dos semanas comencé a tener mis propias<br />

impresiones mentales sobre la Verdad, que para mí eran como pasitos hacia adelante, apuntaré un par<br />

de ellos. Me sobrevinieron con dos semanas de diferencia.<br />

“1. Soy alma, por tanto todo es bueno en mí.<br />

“2. Soy alma, por tanto estoy bien.<br />

“3. Un tipo de visión interna de mí misma como un animal de cuatro patas con una<br />

protuberancia en cada parte del cuerpo donde se había producido mis sentimientos, con un rostro que<br />

me exigía que reconociese como mío. Decidida, me concentré en estar bien, y con este método rechacé<br />

mirar a mi antigua imagen.<br />

“4. De nuevo la figura de la bestia al fondo, con una voz débil. Vuelvo a rechazar reconocerla.<br />

“5. De nuevo la visión, pero sólo de mis ojos con la mirada anhelante, y de nuevo el rechazo.<br />

Después llegó la convicción, la conciencia interior de que estaba perfectamente bien y siempre lo había<br />

estado, porque era alma, una expresión del pensamiento perfecto de Dios. Todo esto constituía para mí<br />

la completa y perfecta separación entre lo que yo era y lo que parecía ser. Conseguí no perder nunca de<br />

vista mi ser real, confirmando constantemente esta verdad, y gradualmente transpiré constantemente<br />

salud por todo mi cuerpo (aunque me costó dos años de gran esfuerzo llegar a ese estado).<br />

“En los 19 años de experiencia siguientes nunca falló esta verdad cuando la apliqué, bien que<br />

por mi ignorancia la olvidara a menudo; no obstante, por medio del fracaso adquirí la confianza y<br />

simplicidad de un niño pequeño”.<br />

Temo hacerme pesado con tantos ejemplos, y debo volver de nuevo a generalidades filosofías.<br />

Ya habéis visto a través de estos documentos sobre experiencias concretas cómo es imposible no<br />

clasificar la mind-cure como movimiento religioso. Su doctrina de la unidad de nuestra vida con la vida<br />

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