LAS VARIEDADES DE LA EXPERIENCIA RELIGIOSA
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mentalidad sana haga lo que pueda con su extraño poder de vivir el momento, ignorando y olvidando; a<br />
pesar de todo el mal profundo existe para que pensemos en él, y la calavera continuará entre bromas el<br />
banquete. En la vida práctica del individuo sabemos cómo su tristeza o alegría sobre cualquier hecho<br />
real dependerá de los esquemas y esperanzas más remotos con los que esté relacionado; su significado<br />
y su forma le suministran la parte más importante de su valor. Hacedle saber que no llevan a parte<br />
alguna, y por más agradable que pueda ser de cerca, su fulgor y su belleza desaparecerán. El hombre<br />
viejo, enfermo de una insidiosa enfermedad interna, al principio puede quizá reír y vaciar de un trago el<br />
vio como siempre, pero cuando ya conoce su destino, porque los doctores se lo han revelado, no puede<br />
gozar de tales funciones. La compañía de la muerte y el gusano todo lo hacen insípido.<br />
La brillantez de la hora presente siempre es prestataria del fondo de posibilidades con las que va<br />
ligada; dejemos que nuestras experiencias comunes se envuelvan en un orden moral eterno, dejemos<br />
que nuestro sufrimiento alcance un significado inmortal, dejemos que el cielo sonría sobre la tierra y<br />
que las deidades nos visiten, dejemos que la fe y la esperanza sean la atmósfera donde el hombre<br />
respira y sus días transcurrirán con entusiasmo, interesados con perspectivas nuevas, se estremecerán<br />
con esperanzas remotas. Situar, por el contrario, a su alrededor, el frío, la tristeza y la ausencia de todo<br />
significado permanente como pretende el naturalismo puro y el evolucionismo popular de nuestro<br />
tiempo, y el entusiasmo se detendrá o más bien se convertirá en un temblor ansioso.<br />
Para el naturalismo, alimentado de especulaciones cosmológicas recientes, la humanidad está en<br />
una posición semejante a la de un grupo de personas que habitan en un lago helado, rodeados de<br />
montañas por las que no pueden escapar, que saben que el lago se va fundiendo poco a poco y que se<br />
acerca el día inevitable en que la última capa de hielo desaparecerá, y su destino será ahogarse<br />
ignominiosamente. Cuanto más alegre sea el patinaje, cuanto más caliente y brillante sea el sol del día,<br />
cuanto más rojizas sean las hogueras al anochecer, más intensa será la tristeza que les penetre ante la<br />
inminente situación final.<br />
En las obras literarias siempre se nos muestra a los antiguos griegos como modelos de la alegría<br />
mentalmente sana que la religión de la naturaleza debe engendrar; de hecho, era mucha la alegría entre<br />
los griegos, el torrente de entusiasmo de Homero por la mayoría de las cosas sobre las que brilla el sol<br />
es constante. Pero incluso los pasajes reflexivos de Homero son tristes 8 y en el momento en que los<br />
griegos, reflexivos de suyo, pensaban en los fines, se tornaban pesimistas absolutos. 9 Los celos de los<br />
dioses, el justo castigo que sigue a una felicidad excesiva, la muerte que todo lo envuelve, la oscura<br />
opacidad del destino, la crueldad final e ininteligible, constituían el fondo inmóvil de su imaginación.<br />
La hermosa alegría de su politeísmo sólo es una moderna ficción poética; no conocían alegría alguna<br />
tan preciosa como la que veremos de ahora en adelante en los brahmanes, budistas, cristianos,<br />
musulmanes, y personas de religión no naturalista, que obtienen de su diversos credos contenidos de<br />
misticismo y renuncia.<br />
8 Por ejemplo: Iliada, XVII, p. 446: “Entonces nada hay tan miserable como el hombre que respira y se arrastra sobre esta<br />
tierra”.<br />
9 Por ejemplo: Theognis, pp. 425-428: “Lo mejor para cuanto existe sobre la tierra es no conocer ni contemplar el Sol. Lo<br />
más próximo a esto consiste en atravesar con tanta celeridad como sea posible las puertas del Hades”. Véase un pasaje casi<br />
idéntico en Edipo en Colona, 1225. La antología está plagada de manifestaciones pesimistas: “Llegué a la tierra desnudo y<br />
desnudo partiré; así pues, ¿por qué me esfuerzo en vano cuando veo el desnudo final ante mí? ¿Cómo he llegado a ser? ¿Por<br />
qué razón he venido? Para morir. ¿Cómo puedo aprender algo si no sé nada? Nací no siendo nada, de nuevo seré lo que era:<br />
Nada; y nada es la raza de los mortales”. “La muerte nos acaricia y le estamos destinados”.<br />
La diferencia entre el pesimismo griego y la variedad oriental y moderna consiste en que los primeros nos<br />
descubrieron que la forma patética puede idealizarse y figurar como una forma superior de sensibilidad. Su espíritu aún era<br />
esencialmente demasiado masculino para elaborar el pesimismo o tratarlo ampliamente en su literatura clásica. Deberían<br />
haber menospreciado una vida totalmente establecida sobre una clave menor, y conminaría a permanecer dentro de los<br />
límites correctos de la lamentación.<br />
El descubrimiento de que le énfasis, considerando la marcha del mundo, puede descargarse en su dolor y fracaso,<br />
estaba reservado para razas más complejas y femeninas que la de los helenos en el período clásico; a pesar de todo, la<br />
actitud helena fue fundamentalmente pesimista.<br />
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