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LAS VARIEDADES DE LA EXPERIENCIA RELIGIOSA

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«religión natural» no es propiamente religión. Aparta al hombre de la plegaria. Le sitúa con relación a<br />

Dios en un alejamiento mutuo, sin intercambio íntimo, sin diálogo interno, sin trato alguno ni acción de<br />

Dios en el hombre ni retorno del hombre a Dios. A la postre, esta pretendida religión sólo constituye<br />

una filosofía. Nació en la época del racionalismo, de las investigaciones críticas, y nunca fue nada más<br />

excepto una abstracción. Una creación artificial y muerta que escasamente revela, a quien la examina,<br />

una característica propia de la religión.» 9<br />

Me parece que toda la serie de conferencias confirma el argumento de Sabatier. El fenómeno<br />

religioso, estudiado como un hecho interior y separado de las elaboraciones teológicas y eclesiásticas,<br />

se ha demostrado que consiste, en todas partes y en todos los niveles, en la conciencia que poseen los<br />

individuos de una relación entre ellos mismos y los poderes superiores con los que se sienten<br />

vinculados. Esta relación se entiende como activa y mutua. Si no fuese efectiva, si no constituyese una<br />

relación de dar y recibir, si realmente no se intercambiase nada mientras dura, si el mundo no se<br />

convierte en nada diferente por el hecho de que haya tenido lugar, entonces la plegaria, tomada en su<br />

significado amplio de cierta sensación de que algo se intercambia, sería, por supuesto, un sentimiento<br />

ilusorio; y la religión ha de clasificarse, en conjunto, no simplemente como portadora de elementos<br />

falaces - éstos indudablemente existen en todas partes-, sino como enraizada por entero en el engaño,<br />

según los ateos y los materialistas afirmaron siempre. Como mucho, cuando las experiencias directas<br />

de la plegaria han sido eliminadas como falsos testimonios, puede quedar una cierta creencia<br />

inferencial de que el orden de la existencia ha de tener una causa divina. Pero esta forma de contemplar<br />

la naturaleza, placentera para personas de gusto piadoso, les dejaría sólo la parte del espectador en una<br />

obra, mientras que en la religión experimental y en la vida de plegaria parece que seamos protagonistas,<br />

y no en una representación ficticia sino en la propia realidad.<br />

El carácter genuino de la religión queda así indisolublemente ligado a la cuestión de si la<br />

conciencia de ruego es o no engañosa. La convicción de que algo se intercambia genuinamente en la<br />

conciencia constituye el corazón de la religión viva; en relación a lo que se intercambia se dieron<br />

siempre grandes diferencias de opinión. Se ha supuesto, y todavía se supone, que los poderes invisibles<br />

fantasean cosas que ningún hombre ilustrado puede creer. Puede probarse que la esfera de influencia de<br />

la plegaria es exclusivamente subjetiva y lo que cambia de forma inmediata es la mente del creyente<br />

que la formula. Pero aunque nuestra opinión sobre la plegaria y sus efectos puede verse limitada por la<br />

crítica, la religión, en el sentido vital que estas conferencias estudian, ha de mantenerse o desaparecer<br />

por la persuasión de que efectos de algún género ocurren genuinamente. A través de la plegaria, insiste<br />

la religión, aquellas cosas que no pueden realizarse de ninguna otra manera acontecen: la energía, que<br />

si no fuese por la plegaria quedaría anulada, se liberaría y podría actuar en alguna parte, objetiva o<br />

subjetiva, del mundo de la realidad.<br />

Este postulado se expresa de forma sorprendente en una carta que Frederic W. M. Myers escribe<br />

a un amigo, que me permite citarla. Muestra que el instinto de ruego es independiente de las<br />

elaboraciones doctrinales usuales. mister Myers escribe;<br />

«Estoy contento de que me preguntes sobre la plegaria porque creo tener ideas bastante<br />

formadas sobre el tema. Primero consideremos los hechos. A nuestro alrededor existe un universo<br />

espiritual que está en relación con el mundo material. Del universo espiritual procede la energía que<br />

mantiene al material, la energía que produce la vida de cada espíritu individual. Nuestros espíritus se<br />

sostienen por una atracción eterna hacia esta energía, y el vigor de la atracción cambia perpetuamente,<br />

al igual que el vigor de nuestra absorción de alimento material varía con las horas.<br />

»Los llamo "hechos" porque pienso que un esquema de este estilo es el único plausible con<br />

nuestra evidencia presente; es demasiado complejo para resumirlo aquí. Entonces, ¿cómo debemos<br />

actuar a partir de estos hechos? Debemos esforzarnos por obtener tanta vida espiritual como sea<br />

posible, y situar nuestras mentes en cualquier disposición que, según la experiencia, sea favorable a la<br />

9 Auguste SABATIER: Esquiase d'une Philosophie de la Religion, 2a. ed., 1897, pp. 24-26, resumido.<br />

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