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LAS VARIEDADES DE LA EXPERIENCIA RELIGIOSA

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favorece su inspiración. Pero esto podría considerarse como una ventaja sólo en el caso de que la<br />

inspiración fuese verdadera. Si la inspiración resultase errónea, la energía sería mucho más ilegítima y<br />

equivocada. De manera que volvemos a encontrarnos ante el problema de la verdad que ya señalamos<br />

al final de la conferencia sobre la santidad. Recordaréis que pasamos al misticismo para alcanzar<br />

alguna luz sobre la verdad. Los estados místicos ¿establecen la verdad de aquellas opciones teológicas<br />

en las que se enraíza la vida santa?<br />

A pesar de la imposibilidad de una autodescripción articulada, los estados místicos en general<br />

sostienen una corriente teórica bien precisa. Es posible dar el resultado de la mayoría de ellos en<br />

términos que apuntan hacia direcciones filosóficas definidas. Una de esas direcciones es el optimismo y<br />

la otra es el monismo. Entramos en los estados místicos desde fuera de la conciencia ordinaria como de<br />

menos a más, como de la pequeñez a la vastedad y, al propio tiempo, como de la inquietud al descanso.<br />

Los consideramos estados reconciliadores, unificadores. Apelan en nosotros a la función del sí más que<br />

a la del no. En ellos lo ilimitado absorbe los límites y cierra la cuenta pacíficamente. La negación de<br />

cualquier adjetivo que podáis proponer para la verdad última - Él, el Yo, el Atman, ha de ser descrito<br />

sólo como ¡No! ¡No!, afirman los Upanishads-, 38 a pesar de que en la superficie parece una función del<br />

no, es una negación formulada en nombre de un sí más profundo. Quien llama absoluto a alguna cosa<br />

en particular, o dice es esto, parece descartar expresamente ser aquello, es como si lo disminuyese. Por<br />

lo tanto rechazamos el «esto», negando a su vez la negación que nos parece que compromete, en interés<br />

de una actitud afirmativa superior que nos satisface. El origen del misticismo cristiano es Dionisio el<br />

Areopagita. Describe la verdad absoluta exclusivamente a través de negaciones.<br />

«La causa de todas las cosas no es ni el alma ni el intelecto; no tiene imaginación, ni opinión, ni<br />

razón ni inteligencia; ni es Tazón ni inteligencia; no es palabra ni pensamiento. No es ni nombre, ni<br />

orden, ni magnitud, ni insignificancia, ni igualdad, ni desigualdad, ni similitud ni disimilitud. No está<br />

derecha, ni se mueve, ni está quieta [...]. No es esencia, ni eternidad ni tiempo. Ni tan siquiera<br />

pertenece al pensamiento. No es ni ciencia ni verdad. No tiene realidad ni sabiduría; ni uno, ni unidad,<br />

ni divinidad ni bondad; ni tan sólo espíritu tal como lo conocemos», etc., ad libitum. 39<br />

Pero estas calificaciones no las rechaza Dionisio porque apenas alcancen, sino porque las<br />

excede infinitamente; se sitúa por encima de ellas. La verdad absoluta es superluminosa, superesplendorosa,<br />

superesencial, supersublime, super todo lo que puede nombrarse. Como Hegel en su lógica, los<br />

místicos viajan hacia el polo positivo de la verdad sólo por el Methode der Absoluten Negativität. 40<br />

De aquí derivan las expresiones paradójicas que tanto abundan en los escritos místicos. Como<br />

cuando Eckhart habla del desierto tranquilo de la divinidad «donde nunca hubo una diferencia, ni<br />

Padre, ni Hijo ni Espíritu Santo; donde no hay nadie y donde la energía del alma alcanza mayor paz que<br />

en ella misma». 41 O como cuando Boehme habla del Amor Original, que «puede compararse a la Nada<br />

ya que es más profundo que cualquier cosa, y es como nada respecto a las otras cosas, puesto que no es<br />

comprensible por ninguna de ellas. Y porque es nada respectivamente, en consecuencia está libre de<br />

todas las cosas, y es tan excelente que no hay nombre que pueda decir lo que es, ya que no hay nada<br />

con lo que pueda compararse o expresarlo». 42 O cuando Ángelus Silesius canta: Gott ist ein lauter<br />

Níchts, ihn rührt Kein Nun noch Hier; Je mehr du nach ihm greiffst, je mehr entwind er dir. 43<br />

Con este uso dialéctico de la negación como forma de transición hacia clases más elevadas de<br />

38 Traducción de Müller, parte II, p. 180.<br />

39 Traducción de T. Davidson en «Journal of Speculativa Philosophyt», 1893, vol. XXII, p. 399.<br />

40 «Deus propter excellentiam nom immerito Nihil vocatur». Scoto Erigena, citado por Andrew SETH: Two Lectures on<br />

Theism, Nueva York, 1897, p. 55.<br />

41 J. ROYCE, Studies in Good and Evil, p. 282.<br />

42 Jacob BÖHMEN, Dialogues on the Supersensual Life, traducida por Bernard Hollan, Londres, 1901, p. 48.<br />

43 Cherubinischer Wandersmann, estrofa 25.<br />

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