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LAS VARIEDADES DE LA EXPERIENCIA RELIGIOSA

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Fuera cual fuese su significado último, ésta es, ciertamente, una forma natural de experiencia<br />

humana Algunos afirman que la capacidad o incapacidad de experimentarla es lo que separa el carácter<br />

religioso del puramente moralista; a quienes la viven en toda su plenitud ningún argumento puede<br />

hacerles dudar sobre la realidad del hecho; ellos saben porque ya han sentido los poderes superiores al<br />

menguar la tensión de su deseo personal.<br />

Una historia que a menudo explican las predicadores evangelistas es la de un hombre que<br />

resbaló una noche por un precipicio y pudo cogerse a una rama de la que quedó colgando, sufriendo,<br />

durante horas; al final los dedos no aguantaron más y, con un desesperado adiós a la vida, se dejó caer.<br />

Sólo cayó dos palmos; si hubiese abandonado la lucha antes se habría ahorrado la angustia que padeció.<br />

Los predicadores nos dicen que, del mismo modo que la tierra recibió al hombre de la historia nos<br />

acogerán a nosotros los brazos eternos si creemos absolutamente en ello y renunciamos al hábito<br />

heredado de confiar en nuestra fuerza personal, con unas precauciones que no pueden protegernos y<br />

unas cautelas que no pueden salvarnos.<br />

Los curanderos de la mente consideraron este tipo de experiencia de gran envergadura, y<br />

llegaron a demostrar que una forma de regeneración mediante la relajación, dejándose llevar,<br />

indiscernible psicológicamente de la justificación luterana por la fe y la aceptación wesleiana de la<br />

gracia gratuita, se encuentra al alcance de personas que no poseen ninguna convicción sobre el pecado<br />

y a quienes no les importa nada la teología luterana. Únicamente se trata de dejar sosegar a nuestro<br />

pequeño yo - privado e inquieto -, y descubrir que existe un Yo más grande; los resultados, lentos o<br />

repentinos, grandes o pequeños, entreverados del optimismo y la expectación, el fenómeno regenerador<br />

que secunda al abandono del esfuerzo, son hechos firmes de la naturaleza humana, ya nos acojamos a<br />

una visión teísta, pan-idealista, o médico-positivista de su última explicación causal. 23<br />

Cuando discutamos el fenómeno de la conversión evangelista aprenderemos más cosas sobre el<br />

tema, mientras tanto, diré algo sobre los métodos de quienes practican la mind-cure.<br />

Naturalmente son fuertemente sugestivos. La influencia del medio ambiente juega un papel<br />

básico en toda educación espiritual, pero la palabra “sugestión”, por haber adquirido una categoría<br />

oficial, comienza y a lamentablemente a desempeñar, en muchos lugares, el papel de aguafiestas en la<br />

investigación, siendo utilizada para defenderse de las diversas peculiaridades de los casos individuales.<br />

“Sugestión” sólo es otro nombre del poder de las ideas, mientras demuestren ser eficaces sobre las<br />

creencias y la conducta. Ideas que resultan eficaces en algunas personas no lo son en otras; ideas que<br />

parecen eficaces a veces y en ciertos ambientes, no lo son tanto en otros y en distintos momentos; las<br />

ideas de las iglesias cristianas no son eficaces hoy para realizar una terapia eficaz aunque lo fuesen en<br />

siglos pasados, y cuando la pregunta completa es ¿por qué la sal ha perdido su sabor aquí y lo ha<br />

recuperado allá?, esgrimir la palabra “sugestión” como si fuese una consigna no nos aporta luz alguna.<br />

El doctor Goddard, en un abierto ensayo psicológico sobre curaciones por medio de la fe, las adscribe a<br />

la sugestión ordinaria, concluye que la “religión (y con ello parece querer referirse a nuestro<br />

cristianismo popular) contiene cuanto de bueno hay en las terapéuticas mentales y en su forma más<br />

elaborada. Vivir de acuerdo con las ideas (religiosas) producirá en nosotros el mayor bien posible”. Y<br />

ello pese a que el cristianismo popular no hace absolutamente nada, o no lo hizo hasta la llegada de la<br />

curación mental que lo ha estimulado. 24<br />

23 La explicación teísta entiende por la gracia divina el nacimiento de una nueva naturaleza en el momento en que la vieja<br />

se abandona sinceramente. La explicación panteísta (la de la mayoría de los practicantes de la mind-cure) es por la fusión<br />

del yo privado más restringido con el yo más grande o amplio, el espíritu del universo (que es nuestro propio yo<br />

subconsciente), momento en que se eliminan las barreras aisladoras de la desconfianza y la ansiedad. La explicación<br />

médico-positiva sostiene que los procesos mentales más simples actúan con más libertad si se les deja obrar<br />

automáticamente dejando de lado los psicológicamente más elevados (aunque en este ejemplo, no espiritualmente) que, al<br />

intentar regular los resultados, sólo consiguen inhibirlos. El hecho de si esta última explicación puede combinarse, en una<br />

consideración psicofísica del universo, con cualquiera de las otras, es una cuestión que debemos dejar abierta.<br />

24 En las iglesias siempre ha prevalecido una disposición a mirar la enfermedad como una visita, algo enviado por Dios para<br />

nuestro bien, ya sea como castigo, como advertencia o como una oportunidad para el ejercicio de la virtud y, en la Iglesia<br />

católica, para hacer “méritos”. Un buen escritor católico (P. LEJEUNE, Introduction á la Vie Mystique, 1899, p. 218) dice:<br />

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