05.05.2015 Views

LAS VARIEDADES DE LA EXPERIENCIA RELIGIOSA

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

la extraña sensación de estar en un sueño. Me parece que he amado y sufrido y que bien pronto moriré<br />

en un sueño. Mi última palabra será: he estado soñando”. 6<br />

En otra conferencia veremos cómo en la melancolía morbosa este sentido de la irrealidad de las<br />

cosas puede convertirse en un dolor insoportable, e incluso conducir al suicidio.<br />

Ahora podemos dar por seguro que, en la esfera específica de la experiencia religiosa, muchas<br />

personas (no podemos decir cuántas) poseen el objeto de su creencia, o en forma de simples<br />

concepciones que su intelecto acepta como verdaderas, sino en forma de realidades casi perceptibles,<br />

experimentadas directamente. Así como el sentido de la presencia real de estos objetos fluctúa en el<br />

creyente, también alterna su fe entre la vehemencia y la frialdad. Unos ejemplos harán que nos demos<br />

cuenta clara de esto; por lo tanto, paso directamente a citar algunos. El primer ejemplo es negativo.<br />

Deplora la pérdida de la sensación en cuestión. Lo he tomado de un relato que me proporcionó un<br />

científico que conozco sobre su vida religiosa y me parece que muestra nítidamente en mayor medida<br />

que el sentido de la realidad puede ser algo semejante a una sensación que a una operación intelectual<br />

propiamente dicha.<br />

“Entre los 20 y los 30 años me volví gradualmente más agnóstico e irreligioso, aunque no puedo<br />

decir que llegara a perder alguna vez aquella “conciencia indefinida”, que Herbert Spencer describe tan<br />

bien, de una Realidad Absoluta más allá de los fenómenos. Para mí esta Realidad no era lo No<br />

conocible de la filosofía de Spencer, porque aunque ya no rezo mis oraciones infantiles a Dios, y nunca<br />

he rezado de una manera formal, mi reciente experiencia me revela que he estado en una relación con<br />

Aquello que es casi equivalente a la plegaria. Siempre que he tenido un problema, sobre todo cuando<br />

he tenido conflictos con otras personas, ya fuesen domésticos o de negocios, o cuando tenía el espíritu<br />

deprimido o inquieto por algunos asuntos, reconozco que acostumbraba a buscar ayuda en esta relación<br />

curiosa que sentía poseer con aquel Algo cósmico fundamental. Él estaba de mi parte, o yo de la suya,<br />

como queráis, en el problema concreto, y el sentido de su presencia subyaciendo siempre me<br />

proporcionaba fuerza y parecía infundirme infinita vitalidad.<br />

“En realidad, era una inagotable fuente de justicia, verdad y fuerza a la que acudía<br />

instintivamente en momentos de debilidad y siempre me reportaba confianza. Ahora sé que mantenía<br />

una relación personal, porque los últimos años he perdido el poder de comunicarme con Ello, y tengo la<br />

conciencia de un a pérdida definitiva. Siempre que acudía a Ello lo encontraba, después transcurrieron<br />

unos años en los que a veces lo encontraba y después, de nuevo, era incapaz de conectar con Ello.<br />

Recuerdo que muy a menudo, en la cama, al anochecer, no me podía dormir a causa de esa<br />

preocupación; giraba y respiraba en la oscuridad, y mentalmente buscaba tanteando esta sensación de la<br />

mente superior dentro de mi mente, que siempre me había parecido al alcance de la mano, por así decir,<br />

saliéndome al paso y dando ayuda, pero al final no establecía contacto. En su lugar un vacío, no podía<br />

encontrar nada. Ahora, cuando ya casi tengo 50 años, he perdido completamente la capacidad de<br />

conectar con Ello, y debo confesar que ha desaparecido una gran ayuda en mi vida. La vida se ha<br />

tornado una curiosa experiencia; antes era con toda seguridad exactamente parecida a los rezos del<br />

creyente, con la diferencia de que yo no le daba ese nombre. Lo que he llamado Ello no era lo No<br />

conocible de Spencer, sino sólo mi Dios individual e instintivo, en el que confiaba y que, de alguna<br />

manera, he perdido”.<br />

No hay nada más normal, en las páginas de las biografías religiosas, que encontrar épocas de fe<br />

viva alternadas con las de duda; probablemente cada persona religiosa recuerda una serie de crisis<br />

particulares en las cuales una visión más directa de la realidad, tal vez una percepción directa de la<br />

existencia de un Dios vivo, se ha introducido y ha vencido la languidez rutinaria de la fe. En la<br />

correspondencia de James Russell Lowell, hay un breve apunte de una experiencia de este tipo.<br />

6 Ponsées d’un solitaire, p. 66.<br />

33

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!