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LAS VARIEDADES DE LA EXPERIENCIA RELIGIOSA

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Fácilmente podría aducir más ejemplos, pero con uno será suficiente; pertenece a la<br />

Autobiografía de J. Trevor: 16<br />

«Una clara mañana de domingo, mi esposa y los niños fueron a la capilla unitaria de<br />

Macclesfield. Me fue imposible acompañarlos -dejar el sol de las montañas y bajar a la capilla habría<br />

sido un acto de suicidio espiritual. Tenía tanta necesidad de nueva inspiración y expansión en mi vida<br />

que, con resignación y tristeza, dejé que mi esposa y los niños bajasen a la ciudad, en tanto que yo, con<br />

el perro y el bastón, subí más arriba. Con el encanto de la mañana y la belleza de las cumbres y los<br />

valles pronto perdí la sensación de tristeza y pesar. Durante casi una hora caminé por la carretera hasta<br />

el "El gato y el violín". En el camino de vuelta, de repente, súbitamente, sentí que estaba en el Cielo -<br />

un estado interior de paz, alegría y seguridad indescriptiblemente intenso, acompañado de la sensación<br />

de estar bañado de un cálido fulgor de luz, como si la condición externa hubiese producido el efecto<br />

interno, una sensación de haber ido más allá del cuerpo, aunque la escena a mi alrededor era más clara<br />

y como más cercana a mí que antes, a causa de la iluminación en medio de la cual parecía estar yo. Esta<br />

profunda emoción duró, aunque disminuyendo, hasta que llegué a casa y durante algún tiempo después,<br />

y desapareció gradualmente.»<br />

bien.<br />

El escritor añade que por el hecho de haber tenido otras experiencias de tipo similar las conoce<br />

«La vida espiritual se autojustifica ampliamente para aquellos que la viven, pero ¿qué podemos<br />

decir a quienes no entienden? Podemos decirles, al menos, que es una vida cuyas experiencias<br />

espirituales son reales para su poseedor, porque permanecen cuando se acercan a las realidades<br />

objetivas de la vida. Los sueños no pueden soportar esta prueba. Nos despertamos para constatar que<br />

sólo eran sueños; los delirios de una mente sobreexcitada no pasan tampoco esta prueba. Estas<br />

experiencias más elevadas que yo he tenido de la presencia de Dios han sido raras y fugaces -<br />

relámpagos de conciencia que me han empujado a exclamar con sorpresa: ¡Dios está aquí!, o simples<br />

intuiciones menos intensas que desaparecen gradualmente. He cuestionado severamente el valor de<br />

tales momentos, y no los he mencionado a nadie por miedo a estar construyendo mi vida sobre meras<br />

fantasías de la imaginación, pero encuentro que después de todas las pruebas y análisis, hoy son las<br />

experiencias más reales de toda mi vida, pues son experiencias que han explicado, justificado y<br />

unificado todas las experiencias pasadas y toda la evolución anterior. De hecho, su realidad y su<br />

significado de mayor alcance van siendo más claros y evidentes. Cuando las experimenté estaba<br />

viviendo la vida más plena, más fuerte, más sana y más profunda. No las buscaba. Lo que buscaba con<br />

una determinación -absoluta era vivir intensamente mi propia vida, contra lo que yo sabía que era cl<br />

juicio adverso del mundo. Fue en horas tan reales cuando vino la Presencia Real, y yo me daba cuenta<br />

de que estaba inmerso en el océano infinito de Dios.» 17<br />

Incluso et menos místico de vosotros ha de quedar convencido de la existencia de momentos<br />

místicos, como estados de conciencia de una calidad completamente específica, y de la profunda<br />

impresión que dejan en aquellos que los viven. Un psiquiatra canadiense, el doctor R. M. Bucke, da a<br />

los fenómenos más distintamente caracterizados el nombre de conciencia cósmica. «La conciencia<br />

cósmica en sus ejemplos más sorprendentes no es simplemente una expansión o extensión de la mente<br />

autoconsciente con la que todos estamos familiarizados, sino que posee la añadidura de una función<br />

diferente de todas las que posee el hombre medio, en la misma medida que la autoconciencia es<br />

diferente de cualquier función que posea alguno de los animales superiores.»<br />

«La característica fundamental de la conciencia cósmica es una clara conciencia del cosmos, es<br />

16 My Quest for God, Londres, 1897, pp. 268-269, versión resumida.<br />

17 Op cit., Pp. 256-257, Versión resumida.<br />

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