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LAS VARIEDADES DE LA EXPERIENCIA RELIGIOSA

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presentan elementos religiosos idénticos? En otras palabras ¿hay que lamentar la existencia de tantos<br />

tipos religiosos, sectas y credos?<br />

A todos estos problemas respondo «No» rotundamente, y mis razones son que no veo cómo es<br />

posible que criaturas en posiciones tan diferentes y con capacidades tan distintas como los individuos<br />

humanos puedan tener exactamente las mismas funciones y los mismos deberes. No hay ni siquiera dos<br />

de ellas con las mismas dificultades y no es posible esperar que se den idénticas soluciones. Cada cual<br />

desde su ángulo de observación particular posee una determinada esfera del hecho o del problema con<br />

que cada uno trata de forma única. Este se endurecerá y el otro se suavizará; aquél se rendirá al llegar a<br />

un determinado punto y el otro se afirmará para poder defender mejor la posición que le ha sido<br />

asignada. Si un Emerson se viese forzado a ser un Wesley, o un Moody a ser un Whitman, se resentiría<br />

completamente la conciencia humana de la divinidad, porque ésta no puede designar una sola cualidad,<br />

sino todo un conjunto de cualidades en las que diferentes hombres, alternativamente defensores de cada<br />

una de ellas, descubran cometidos que valgan la pena. Cada actitud, siendo tan sólo una sílaba del<br />

mensaje total de la naturaleza humana, necesita a los demás para deletrear el significado completo, por<br />

eso un «dios de los ejércitos» puede ser el dios para un tipo de persona, y un dios de la paz, del hogar y<br />

del cielo puede serlo para otro tipo especifico. Debemos reconocer con franqueza el hecho de que<br />

vivimos en sistemas parciales y que las partes no son intercambiables en la vida espiritual; si somos<br />

celosos y malhumorados significará la destrucción de nuestro propio yo un elemento de nuestra propia<br />

religión, pero ¿por qué habría de serlo si, por el contrario, somos desde siempre bondadosos y simpáticos?<br />

Si somos almas enfermas necesitaremos una religión de liberación, pero, ¿por qué pensar en<br />

liberarnos si tenemos una mentalidad sana? 2 Sin duda alguna ciertos hombres poseen la experiencia<br />

más completa y la vocación más grande tanto aquí como en sociedad, pero lo mejor sería que cada<br />

hombre se atuviera a su propia experiencia, sea la que sea, y fuese tolerado a su vez por los demás.<br />

De cualquier forma podéis preguntar, llegados a este punto, ¿semejante unilateralidad no<br />

terminaría si aceptásemos todos la ciencia de las religiones como nuestra propia religión? Para contestar<br />

esta pregunta he de volver a precisar las relaciones generales del teórico con la vida práctica.<br />

El conocimiento de cualquier cosa no es la cosa misma. Recordad aquello que Al-Ghazzali nos<br />

propuso en la conferencia sobre el misticismo: entender las causas del alcoholismo, como lo hace el<br />

médico, sólo puede hacerse si no se es alcohólico. Cualquier ciencia puede comprenderlo todo sobre las<br />

causas y elementos de la religión, e incluso puede deducir qué elementos están cualificados, por su<br />

armonía general con otras armas del saber para ser considerados verdaderos; a pesar de todo esto,<br />

puede ser que el mejor en esta ciencia sea el que encuentre mayores dificultades para ser devoto. Tout<br />

savoir c'est tout pardonner. El nombre de Renan, sin lugar a dudas, acudirá a la mente de muchos<br />

como ejemplo de cómo la amplitud de conocimientos puede hacer de alguien un aficionado y<br />

entorpecer vivamente la agudeza de la fe. 3 Si la religión fuese una función según la cual la causa<br />

divina o la humana debieran avanzar realmente, aquel que vive la vida religiosa -aunque sea<br />

2 Desde este punto de vista, los contrastes entre la mentalidad sana y la morbosa, entre los nacidos una vez y los renacidos,<br />

de los que hablé en las conferencias anteriores (cf. capítulos correspondientes), apenas se plantean los antagonismos que<br />

algunos consideran. El renacido acepta la conciencia rectilínea del nacido sólo una vez como «simple moralidad» y no<br />

propiamente como religión. Se dice que un ministro ortodoxo afirmó: «El doctor Channíng fue excluido por la<br />

extraordinaria rectitud de su carácter del estadio supremo de la vida religiosa»; realmente, es cierto que la visión de la vida<br />

de los renacidos -en tanto que comporta una mayor cantidad de elemento «mal»- es la más amplia y completa porque la<br />

manera «heroica» o «solemne» en la que se les manifiesta la vida constituye una «síntesis superior» a consecuencia de la<br />

combinación entre la mentalidad sana y la morbosa. Por consiguiente, el mal no es rechazado por esos personajes en<br />

absoluto, sino que permea su más acabada alegría religiosa. Sin embargo, la conciencia final sobre la unión con la divinidad<br />

establecida para cada tipo significa lo mismo, prácticamente, para cada individuo, y ciertamente bien puede permitírseles a<br />

los individuos que la alcancen por el camino más adecuado a sus diversos temperamentos. En los casos citados en la<br />

conferencia IV encontramos numerosos ejemplos del proceso regenerativo, siendo una cuestión de grado en este proceso la<br />

severidad de la crisis. Son también cuestiones de grado cuánto tiempo podrá continuar un hombre saboreando la conciencia<br />

del mal y cuando sufrirá el cortocircuito liberándose de forma que en numerosos casos resulta arbitrario clasificar al<br />

individuo de nacido una vez o renacido.<br />

3 Véase, por ejemplo, la cita de RENAN, aducida anteriormente.<br />

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