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LAS VARIEDADES DE LA EXPERIENCIA RELIGIOSA

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“El temor - por citar a un escritor de esta escuela - ha desempeñado su papel en el proceso<br />

evolutivo, y parece que constituye la única reserva en la mayoría de los animales,| pero es absurdo que<br />

se cuente entre las cualidades de la vida humana civilizada. Descubro que el elemento temor no es<br />

estimulante para aquellas personas civilizadas, para quienes el deber y la atracción del bien son los<br />

motivos naturales, el temor actúa como tendencia debilitadora. Por consiguiente se hace innecesario, se<br />

convierte en un claro elemento disuasorio que debería eliminarse completamente, como la carne muerta<br />

se elimina del tejido vivo. Para contribuir al análisis del temor y a denunciar sus expresiones he<br />

inventado la noción pensamiento de temor, que representa al elemento desaprovechable de la previsión,<br />

y he definido la palabra “temor” como pensamiento de temor en contraposición a pensamiento de<br />

previsión. También he definido el pensamiento de temor como la sugestión auto impuesta de<br />

inferioridad para colocarlo en el lugar que realmente le corresponde, en la categoría de las cosas<br />

perniciosas, innecesarias y, por lo tanto, despreciables”. 16<br />

El “hábito de miseria”, el “hábito de mártir”, engendrados por el temor prevaleciente, reciben<br />

críticas mordaces de los escritores de la mind-cure.<br />

“Considerad por un momento los hábitos de vida en los que hemos nacido: hay ciertas<br />

convenciones sociales, costumbres o presuntos requisitos, hay una tendencia teológica, una visión<br />

general del mundo. Hay ideas conservadoras en nuestra primera enseñanza, la educación, el<br />

matrimonio y la ocupación en la vida. Existe una serie de premoniciones, por decirlo así, de que<br />

sufriremos algunas enfermedades de infancia, de madurez y vejez; la idea de que envejeceremos,<br />

perderemos las facultades y retornaremos a otra infancia y, para acabar de arreglarlo, el miedo a la<br />

muerte. Después sigue una larga lista de miedos particulares y preocupaciones relacionadas con<br />

problemas, como por ejemplo, ideas asociadas a algunos comestibles, el miedo al viento huracanado, el<br />

temor al calor, los dolores y los males asociados con el día, el temor a resfriarnos si nos sentamos en<br />

medio de una corriente de aire, la llegada de la fiebre del heno el 14 de agosto... y así sucesivamente,<br />

pasando por una enorme lista de miedos, temores, sufrimientos, ansiedades, premoniciones,<br />

pesimismos, morbideces y toda una fantasmal legión de formas fatídicas que nuestro prójimo,<br />

especialmente los médicos, siempre está dispuesto a ayudarnos a conjurar; una colección magnífica que<br />

se puede equiparar a la “danza sobrenatural de categorías sin sangre” de Bradley. Y no es esto todo;<br />

esta vasta colección se incrementa con innumerables preocupaciones de la vida cotidiana: el miedo a<br />

los accidentes, la posibilidad de una calamidad, la pérdida de la propiedad, la eventualidad de ser<br />

robado o el estallido de una guerra. Y no nos parece suficiente padecer por nosotros mismos: cuando un<br />

amigo está enfermo debemos temer lo peor y recelar su muerte. Si nos encontramos con el dolor... la<br />

simpatía intenta penetrar en él y aumentar el sufrimiento. 17<br />

“El hombre - citamos a otro autor - a menudo tiene el miedo impreso en sí antes de adentrarse<br />

en el mundo exterior; retrocede de miedo, ha pasado toda su vida esclavo del miedo a la enfermedad y<br />

la muerte, así toda su mentalidad se vuelve estrecha, limitada y deprimida y su cuerpo sigue su exiguo<br />

patrón... ¡Pensad en los millones de almas sensibles y delicadas entre nuestros antepasados que<br />

estuvieron bajo el dominio de un mal sueño eterno como éste! ¿No es sorprendente que exista la salud?<br />

Nada, excepto el amor divino sin límites, la exuberancia y la vitalidad divina que constantemente nos<br />

penetra, aunque seamos inconscientes de ello, puede neutralizar de algún modo este océano de<br />

morbidez”. 18<br />

16<br />

HORACE FLETCHER, Happines as found in Forethought minus Fearthougt, Menticulture series, II, Chicago, Nueva<br />

York, Stone, 1897, pp. 21-25, versión resumida.<br />

17 H. W. DRESSER, Voices of Freedom, Nueva York, 1899, p. 38.<br />

18 Henry WOOD, Ideal Suggestion Trough Mental Photography, Boston, 1899, p. 54.<br />

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