LAS VARIEDADES DE LA EXPERIENCIA RELIGIOSA
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concupiscencia y la lujuria volvían, de forma que no podía reposar; siempre me encontraba<br />
atormentado por estos pensamientos: has cometido este o aquel pecado, estás infectado por la envidia,<br />
la impaciencia y demás pecados; has entrado en vano en esta orden santa, y todas tus buenas obras son<br />
inútiles. Si hubiese entendido bien entonces estas palabras de san Pablo: “La carne desea lo contrario<br />
que el Espíritu, y el Espíritu lo contrario que la carne, y están siempre en lucha uno contra otro, de<br />
manera que no puedes hacer lo que deseas”, no me habría atormentado tan miserablemente, sino que<br />
habría pensado y repetido a mí mismo, como a menudo hago ahora: “Martín, no estarás completamente<br />
sin pecado porque eres carne, por eso sentirá siempre esta lucha”. Recuerdo que Staupitz tenía la<br />
costumbre de decir: “He jurado a Dios mil veces que me convertiría en un hombre mejor, pero nunca<br />
he realizado el juramento. De ahora en adelante no haré este juramento porque he aprendido, con la<br />
experiencia, que soy incapaz de cumplirlo. A menos que Dios me fuese favorable y misericordioso por<br />
el amor de Cristo, no seré capaz, con todos mis votos y todas mis buenas obras, de presentarme ante<br />
Él”. No se trataba únicamente de desesperación verdadera, sino también piadosa y santa, y quienes sean<br />
salvados deberían confesar lo mismo de palabra y corazón. Porque el piadoso no cree en su virtud.<br />
Miran a Cristo como el reconciliador que ofrece su vida por sus pecados. Además, saben que la<br />
permanencia del pecado no servirá para acusarles, sino que les será perdonado libremente; no obstante,<br />
luchan con el espíritu contra la carne con tal de no satisfacer los deseos de ésta, y aunque sienten que la<br />
carne se enardece y se rebela, y que ellos mismos caen a menudo en el pecado por flaqueza, no se<br />
descorazonan ni piensan, en consecuencia, que su estado y tipo de vida y las obras que han hecho según<br />
su vocación disgustan a Dios, sino que se sobreponen por la fe”. 2<br />
Una de las herejías por la cual los jesuitas condenaron tan abominablemente a aquel genio<br />
espiritual, Molinos, mentalmente sano, era su opinión sobre el arrepentimiento:<br />
“Cuando caes en falta, sea del tipo que sea, no te preocupes ni te aflijas por haberlo hecho.<br />
Porque hay partes de nuestra frágil naturaleza tocadas por el Pecado Original. El enemigo común te<br />
hará creer, tan pronto como caigas en una falta, que vas errado y, por lo tanto, estás fuera del favor de<br />
Dios y, a la par, te hará desconfiar de la Gracia Divina, señalando tu miseria y agigantándola. Te hará<br />
creer que cada día tu alma se vuelve peor en lugar de mejor, mientras reincide a menudo en estos<br />
errores. ¡Oh, Alma bendita, abre tus ojos y cierra la puerta a estas sugestiones diabólicas, sabedora de<br />
tu miseria y confiando en la misericordia divina! ¿No sería un loco quien, compitiendo en una carrera,<br />
cayese en el mejor momento de la misma y se quedase en tierra gimiendo y afligiéndose por su caída?<br />
Hombre - le dirían -, no pierdas el tiempo, levántate y vuelve a la carrera, porque quien se vuelve a<br />
alzar de prisa y continúa su carrera es como si no hubiese caído. Si ves que caes una y mil veces debes<br />
usar el remedio que te ofrezco, es decir, la confianza amorosa en la misericordia divina. Ésas son las<br />
armas con las que debes luchar y vencer la cobardía y los vanos pensamientos. Éste es el medio que<br />
debes utilizar: no perder el tiempo, no inquietarte y cercenar el mal”. 3<br />
En contraste con este punto de vista de mentalidad sana, si lo consideramos como una manera<br />
de minimizar el mal deliberadamente, hay un punto de vista radicalmente opuesto, una manera de<br />
maximizar el mal, digamos, basada en la persuasión de que los aspectos negros de nuestra vida son su<br />
esencia, y que percibimos mejor el significado del mundo cuanto más los acercamos al corazón.<br />
Debemos dedicarnos ahora a esta forma más maliciosa de entender la situación. Así como puse punto<br />
final a la última hora con una reflexión filosófica general sobre la forma de mentalidad sana de tomarse<br />
la vida, me agradaría aquí hacer una nueva reflexión filosófica antes de emprender esta tarea más<br />
gravosa. Excusad la breve demora.<br />
Si admitimos que el mal es una parte esencial de nuestro ser y la llave para la interpretación de<br />
nuestra vida, os abrumamos de la religión. El teísmo, fuera cuando fuese que se erigiera en filosofía<br />
2 Commentary on Galatians, Filadelfia, 1891, p. 510-514. Versión resumida.<br />
3 MOLINOS, Spiritual Guide, libro II, caps. XVII y XVIII. Versión revisada.<br />
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