LAS VARIEDADES DE LA EXPERIENCIA RELIGIOSA
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»Así, Dios, cuando levanta a un alma en unión con él mismo, suspende la acción natural de<br />
todas sus facultades. No ve, ni oye, ni comprende, mientras está unida a Dios. Pero este tiempo siempre<br />
es corto e incluso parece más corto de lo que es. Dios se instala en el interior de este alma de tal manera<br />
que, cuando ella vuelve en sí, le es completamente imposible dudar que ha estadio en Dios y Dios en<br />
ella. Esta verdad queda impresa en ella con tanta fuerza que, incluso si pasan muchos años sin que<br />
vuelva, no puede olvidar el favor que ha recibido ni dudar de su realidad. Si, sin embargo, preguntáis<br />
cómo es posible que el alma pueda ver y entender que ha estado en Dios, si durante la unión no tiene ni<br />
vista ni puede entender nada, contesto que no lo ve entonces, sino que lo ve claramente más tarde,<br />
cuando ha vuelto en sí, y no por una visión sino por una certeza que habita en ella y que sólo Dios le<br />
puede dar. Conocí una persona que ignoraba la verdad de que el modo de ser de Dios en todas las cosas<br />
ha de ser por pretensión, por poder o por esencia, pero que después de haber recibido la gracia de la que<br />
hablo creyó en esta verdad de la manera más firme. De tal forma que, al consultar a un hombre<br />
semierudito que era tan ignorante sobre este punto como ella lo había sido antes de ser iluminada,<br />
cuando él replicó que Dios está en nosotros sólo por «gracia», ella no le creyó, tan segura estaba de la<br />
respuesta verdadera. Cuando consultó a los doctores más sabios, confirmaron su creencia, cosa que la<br />
consoló mucho...<br />
»Pero, repetiréis, ¿cómo puede tenerse esta certeza de cosas que no se ven? Esta pregunta no<br />
puedo responderla. Éstos son secretos de la omnipotencia de Dios que no me corresponde penetrar.<br />
Todo lo que sé es que digo la verdad, y nunca creeré que ningún alma que no posea esta certeza haya<br />
estado realmente unida a Dios.» 29<br />
Los tipos de verdad percibidos por caminos místicos, ya sean sensitivos o extrasensitivos, son<br />
diversos. Algunos se relación con este mundo: visiones del futuro, lectura de corazones, la prensión<br />
repentina de textos, el conocimiento de hechos lejanos por ejemplo, pero las revelaciones más<br />
importantes son teológicas o metafísicas.<br />
«San Ignacio confesó un día al padre Laynez que una sola hora de meditación en Manresa le<br />
había enseñado más verdades sobre cosas celestiales que todas las enseñanzas de todos los doctores<br />
juntos... Un día de oración en las gradas del coro de la iglesia dominicana le hizo ver de una manera<br />
precisa el plan de la divina sabiduría en la creación del mundo. En otra ocasión, durante una procesión,<br />
su espíritu fue arrebatado por Dios y se le concedió que contemplase, en forma de imágenes adecuadas<br />
a la débil comprensión de un habitante de la tierra, el profundo misterio de la Santísima Trinidad. Esta<br />
última visión llenó su corazón con tal suavidad que su solo recuerdo, mas tarde, le hacía derramar<br />
muchas lágrimas.» 30<br />
29 Castillo interior. Morada quinta, cap. I en Oeuvres, trad. de Bouix, III, pp. 421-424.<br />
30 BARTOLI-MICHEL, Vie de Saint Ignace de Loyola, I, pp. 34-36. Otros tuvieron iluminaciones sobre el mundo creado,<br />
por ejemplo Jacob Boehme. Cuando tenía veinticinco años aparecía circundado de luz divina y colmado de conocimiento<br />
celestial, de suerte que saliendo a los campos, sentado en un prado en Görlitz, observaba las hierbas y plantas, con su luz<br />
interior veía su esencia, usos y propiedades que le eran descubiertas mediante sus líneas, número y características. De un<br />
período posterior de experiencia escribe: «En un cuarto de hora vi y conocí más que si hubiese pasado muchos años en la<br />
Universidad. A través de la sabiduría divina vi y conocí el ser de todas las cosas, el Abismo y la eterna generación de la<br />
Santísima Trinidad, la descendencia y el origen del mundo y de todas las criaturas. Vi y conocí en mí mismo los tres<br />
mundos, el mundo externo y visible que es una procreación o nacimiento de los mundos interno y espiritual, y vi y conocí<br />
toda la esencia creadora en el bien y en el t»al y la existencia y también parir a la fructífera matriz de la eternidad [...]. De<br />
manera que no sólo quedé maravillado, sino que también disfruté mucho, aunque difícilmente podía aprehenderlo con mi<br />
exterioridad humana y explicarlo con la pluma. Tuve una visión clara del universo como un caos donde todas las cosas<br />
permanecían yacientes y envueltas, pero me era imposible explicarlo», Jacob Boehrmen's Theosophic Philosophy, etc., por<br />
Edward TAYLOR, Londres, 1691, pp. 425-427, versión resumida. También George Fox: «Había llegado al estado de Adán<br />
antes de la caída. La creación se me reveló y se me mostró cómo a todas las cosas se les daba un nombre según su<br />
naturaleza y virtud.» Journal, Filadelfia, sin fecha, p. 69. La «clarividencia contemporánea abunda en revelaciones<br />
similares». Por ejemplo, las cosmogonías de Jackson Davis o determinadas experiencias relatadas en Reminiscences and<br />
Memoires of Henry Thomas Butterworth, Líbano (Ohio), 1886.<br />
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