05.05.2015 Views

LAS VARIEDADES DE LA EXPERIENCIA RELIGIOSA

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

eliminar y suprimir, algunos de los cuales no eran del mundo, que posee tanta maldad (1 Juan, V, 19),<br />

pero eran pecados importantes por los que también podíamos condenarnos.<br />

«En particular, aquellos frutos y efectos del orgullo que se descubren en la vanidad y la<br />

superficialidad del vestir en los que encontraba demasiado placer debía eliminarlos, y pesó sobre mí mi<br />

severo juicio divino hasta que lo logré.<br />

«Quité de mis vestidos los adornos innecesarios, lazos, cintas y botones inútiles que no me<br />

hacían ningún servicio, sino el simple ornamento y dejé asimismo de llevar anillos.<br />

«Asimismo, ofrecer títulos aduladores a gentes con las que no tuviese relación alguna que los<br />

justificase era una mala costumbre a la que tenía singular adicción, por lo que se me pidió que<br />

abandonase esta mala costumbre. A partir de aquel momento no osé decir Señor, Amo, Señor mío,<br />

Señora (o Señora Mía), ni decir Vuestro servidor a nadie con quien no tuviese una relación de<br />

servidumbre, cosa que no ha ocurrido nunca.<br />

«También, por respeto a las personas, constituía práctica frecuente descubrirme la cabeza o<br />

hacer reverencias con la rodilla o el cuerpo, costumbre vacía introducida por el espíritu mundano en<br />

lugar del verdadero honor al que servía de sucedáneo; usada falsamente como muestra de respeto de<br />

unas personas a las otras aunque realmente no se respeten; además, constituye un símbolo y emblema<br />

propios del honor divino que todos deberíamos rendir a Dios Todopoderoso y que todos los que se<br />

llaman cristianos muestran cuando le elevan sus plegarias, por lo que no debería ofrecerse a los<br />

hombres. Encontré que constituía uno de los males que había cometido durante mucho tiempo y debía<br />

ahora eliminar.<br />

«Existe también la forma errónea y corrupta de hablar en plural a una sola persona, vos en lugar<br />

de tú, forma contraria al lenguaje puro, simple y sencillo de la verdad, tú por uno y vos para más de<br />

uno, lenguaje que siempre ha sido utilizado por Dios con los hombres y por los hombres con Dios,<br />

desde los tiempos más antiguos hasta que los hombres corruptos de un tiempo corrupto, por intenciones<br />

asimismo corruptas, usaron esta forma de hablar falsa y sin sentido para adular, lisonjear y halagar la<br />

naturaleza corrupta de los hombres. Esta perniciosa costumbre la he poseído yo como todo el mundo y<br />

ahora he de eliminarla.<br />

«Estas y otras malas costumbres que surgieron en la noche oscura de la apostasía general de la<br />

verdad y la religión verdadera, aparecen ahora, por la ignición del rayo de la luz divina en mi<br />

conciencia, y señalan aquello que debía abandonar, evitar y condenar.» 34<br />

Los primeros cuáqueros fueron auténticos puritanos; la más pequeña inconsistencia entre<br />

creencia y acción los lanzaba a protestar activamente. John Woolman escribe en su diario:<br />

«Durante esos días estuve en un lugar donde había importantes tintorerías y en muchas<br />

ocasiones caminé por lugares donde escurrían gran parte de los tintes. Todo esto produjo en mi mente<br />

el deseo de que la gente debería caminar hacia la limpieza espiritual, del cuerpo y de sus casas y<br />

vestidos. Los tintes han sido inventados, en parte, para alegrar los ojos, y en parte también para<br />

esconder la suciedad en nuestros vestidos; un espíritu que disimulara lo que es desagradable se<br />

reforzaría. La auténtica limpieza es digna de un pueblo santo, pero esconder lo que no es limpio tiendo<br />

los vestidos es contrario al perfume de la sinceridad. Con algunos tipos de tintes la ropa se echa a<br />

perder, y si sumamos el valor del tinte, el trabajo y lo que se estropea la propia ropa, y aplicamos este<br />

costo a conservarlo todo limpio y agradable, la limpieza auténtica se impondría.<br />

»Por el hecho de pensar frecuentemente en estas cuestiones, el uso de sombreros y vestidos con<br />

tintes que los estropearan, y el llevar más vestidos en verano de los necesarios me resultaba incómodo y<br />

creo que son costumbres no fundamentadas en la sabiduría. La constatación de mi diferencia con mis<br />

más queridos amigos era muy penosa para mí, y por ello continué usando algunas cosas contrarias a mi<br />

34 The History of Thomas Elwood, escrita por él mismo, Londres, 1885, pp. 32-34.<br />

139

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!