LAS VARIEDADES DE LA EXPERIENCIA RELIGIOSA
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específicos que mejor se adaptarían a distintas teologías y a diversos temperamentos personales y<br />
tendríamos entonces reconstruidas las experiencias más diferentes en sus formas individuales.<br />
Con todo, no llega hasta allí el análisis; las experiencias no son nada más que fenómenos<br />
psicológicos, aunque es cierto que poseen importante valor biológico. La fuerza espiritual realmente<br />
crece en el sujeto que la posee; una nueva vida se le presenta y le sugiere un lugar de encuentro donde<br />
confluyen las fuerzas de los dos universos; ahora bien, eso puede ser sólo su manera subjetiva de sentir<br />
las cosas, un humor pasajero de su imaginación a pesar de los efectos producidos. A continuación paso<br />
a la segunda pregunta: ¿Cuál es la verdad objetiva de su contenido? 23<br />
La parte del contenido con referencia a la cual se establece propiamente la pregunta sobre la<br />
verdad es aquel «MÁS cualitativamente idéntico» con el que nuestro yo superior, en la experiencia,<br />
parece entrar en una relación armoniosa y activa. ¿Este «más» se trata simplemente de una idea nuestra<br />
o existe realmente? ¿Actúa igualmente que existe? y ¿de qué forma debemos concebir esta «unión» de<br />
la que están tan convencidos los espíritus religiosos?<br />
Para responder a todas estas preguntas las diversas teologías desarrollan su obra teórica<br />
poniendo a la luz sus divergencias. Todas coinciden en que el «más» existe, pero mientras que unas<br />
afirman que existe en forma de dios o dioses personales, otras entienden que además de existir actúa y<br />
que es cualquier corriente ejercida en sentido positivo desde el momento en que el hombre deja su<br />
propia vida en sus manos. Las diferencias aparecen más claramente cuando tratan sobre la experiencia<br />
de «unión». Sobre este problema el panteísmo y el teísmo, la naturaleza y el renacimiento, las obras, la<br />
gracia y el Kharma, la inmortalidad y la reencarnación, el racionalismo y el misticismo, sostienen una<br />
inveterada disputa.<br />
Al final de la conferencia sobre filosofía 24 apunté la idea de que una ciencia imparcial de las<br />
religiones tamizaría del núcleo de sus discrepancias un cuerpo doctrinal común que podría también formularse<br />
en términos a los que la ciencia física no tendría nada que objetar. Todo eso, afirmé, no debería<br />
adoptarse simplemente como su propia hipótesis conciliadora y recomendaría a los creyentes.<br />
Asimismo adelanté que en la última conferencia intentaría enmarcar tal hipótesis.<br />
Ha llegado el momento de hacerlo. Todo aquel que dice «hipótesis» renuncia a la ambición de<br />
ser coercitivo en sus argumentos. Todo lo que puedo hacer, por consiguiente, es ofrecer algo que se<br />
adecue con los hechos tan fácilmente que en pura lógica científica no se encuentre ningún pretexto<br />
plausible para vetar la tentación de darlo por cierto.<br />
El «más», como lo hemos denominado, y el significado de nuestra «unión» con él constituyen el<br />
núcleo de nuestra investigación. ¿En qué descripción definida pueden traducirse estas palabras y qué<br />
hechos definitivos representan? No serviría de nada ponernos improvisadamente a definir el «más»<br />
como Jehová, y la «unión» como un supuesto de la justicia de Cristo, porque sería injusto para las otras<br />
religiones, y, como mínimo, desde nuestra posición se trataría de una supercreencia.<br />
Comenzaremos utilizando nuevos términos menos particularizadores y ya que uno de los<br />
deberes de la ciencia de las religiones consiste en mantener la religión en contacto con el resto de la<br />
ciencia, actuaremos correctamente si buscamos ante todo una forma de describir el «más» que sea<br />
reconocida también como existente por los psicólogos. El yo subconsciente es actualmente una entidad<br />
psicológica acreditada y creo que en ella encontramos exactamente el término mediador requerido. Al<br />
margen de todas las consideraciones religiosas, real y literalmente, existe más vida en el alma que la<br />
que en cualquier momento podemos apreciar. La exploración del terreno transmarginal apenas ha sido<br />
comenzada todavía; sin embargo, lo que M. Myers afirmó en 1892 en su ensayo sobre la conciencia<br />
23 La palabra «verdad» es tomada aquí como algo adicional al valor desnudo de cualquier cosa para nuestra vida, a pesar de<br />
que la tendencia natural del hombre le lleva a creer que todo lo valioso para la vida es garantía suficiente para considerarlo<br />
verdadero.<br />
24 Véase la conferencia última.<br />
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