N. 3 - 21 aprile 2001 - Giano Bifronte
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establecimiento de empresas agrícolas), y el del pastor (y efectivamente<br />
la epopeya cinematográfica se ha alimentado hasta la saciedad con<br />
películas de vaqueros). Es ésta la razón, en nuestra opinión, de los<br />
éxitos económicos de esa sociedad en los días actuales y de su mal<br />
estado espiritual. El paradigma del campesino permitió sus éxitos y el<br />
del pastor generó las condiciones culturales para el malestar.<br />
En cambio, los "conquistadores" que llegaron a la América del sur se<br />
acoplaron con las mujeres indias (aunque muchas veces haya sido en<br />
forma irresponsable y con violencia), después se acoplaron con las<br />
esclavas negras y los frutos de todos esos acoplamientos se acoplaron<br />
entre ellos, con el resultado de que en el patrimonio genético y cultural<br />
actual del habitante de varios países latinoamericanos, en particular<br />
Venezuela y Brasil, están muy presente las componentes indias, negras<br />
y europeas. Por lo tanto, la cultura del mestizo, fruto de todas esas<br />
mezclas, no se puede identificar totalmente con la del europeo. En<br />
particular por lo que concierne a los paradigmas productivos y la<br />
emoción para relacionarse con el entorno. Mientras el europeo (y el<br />
norteamericano) es campesino-productivo-criador y por lo tanto se<br />
relaciona con la desconfianza y el odio, el mestizo latinoamericano es<br />
una mezcla de campesino y de recogedor (más recogedor que<br />
campesino) y su manera de relacionarse es una mezcla de confianza y<br />
desconfianza (más confianza que desconfianza).<br />
Es decir, por debajo de la línea de flote de la manera de ver el mundo<br />
del venezolano (para quedarnos en casa) está bastante viva la confianza<br />
del nómada-recogedor. Esta es la razón profunda de porqué creemos<br />
que nuestra propuesta tiene posibilidad de éxito. Dicho en términos tal<br />
vez un poco abstractos, pero muy a la moda, porque nuestra<br />
biodiversidad no es sólo de insectos y de orquídeas, sino también de<br />
patrimonio genético y cultural.<br />
En este momento de la historia del país (y de Latinoamérica en general)<br />
esta propuesta puede, tal vez, ser difícil de entender por el<br />
eurocentrismo cultural imperante, que descalifica todo lo autóctono<br />
tildándolo de "primitivo". Si intentáramos imaginar la reacción de un<br />
académico europeo a las presentes consideraciones, probablemente nos<br />
daría ganas de escondernos en un closet, para que su ira eurocéntrica no<br />
logre alcanzarnos ...<br />
Por otra parte, en nuestra opinión, en el continente está en marcha un<br />
proceso de rescate de lo autóctono, que arrancó en 1992, cuando en<br />
ocasión del 500º aniversario se propuso cambiar la palabra<br />
"descubrimiento" por la de "encuentro". Este simple hecho lingüístico,<br />
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