Descargar libro - Manuel Requena

diciendo: "Tu hija ha muerto. No molestes ya al maestro". Pero Jesús, sin hacer caso de ellos, dijo
al jefe de la sinagoga:
-"No tengas miedo; tú ten fe, y basta".
Y no dejó que le acompañaran más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Al llegar
a la casa del jefe de la sinagoga, Jesús vio el enorme alboroto, unos llorando y otros que daban
grandes alaridos. Entró y dijo:
-"¿Por qué lloráis y alborotáis así? La niña no está muerta, está dormida".
Y se reían de él. Jesús echó a todos fuera; se quedó sólo con los padres de la niña y los que habían
ido con él, y entró donde estaba la niña.
La agarró de la mano y le dijo:
-"Talitha kumi", que significa: "Muchacha, yo te digo: ¡Levántate!".
Inmediatamente la niña se levantó y echó a andar, pues tenía doce años.
La gente se quedó asombrada. Y Jesús les recomendó vivamente que nadie se enterara. Luego
mandó que diesen de comer a la niña.(Mc. 5, 21-43)+++
* * *
Historia con matices humanos que apenas se insinúan, porque en ella confluyeron las vidas de
personas conocidas que fueron desde entonces la familia auténtica de Jesús de Nazaret,
fundamento de la Iglesia incipiente allá en Cafarnaúm, y después de la iglesia universal.
En realidad ‘la gente’ sigue siendo la misma. Personas que sufren y que gozan, que tienen
nombre, aprecio y rango público, pero que cuando muestran la verdad de sus vidas, están en la
misma necesidad de los que no tienen para la sociedad, aunque se llame Iglesia, ni siquiera un
nombre conocido de todos, pero que aún así, son el sentido auténtico de la historia de la
humanidad.
* * *
Jairo conocía a todo el mundo en Cafarnaún, en Betsaida, en Corazim, en Magdala, en
Genesaret y en Tiberíades. Su sinagoga era la más grande y concurrida. A ella, gracias a su
esfuerzo, llegaban los mejores maestros a enseñar, explicar y leer en los mejores libros, en las
copias más cuidadas, exactas y completas de toda Galilea, Ley de Moisés.
Hacía ya muchos años que por su celo de la ley, por su devoción y autoridad moral lo habían
escogido y nombrado jefe de la sinagoga, ‘arquisinagogo’, para que cuidase de todo lo referente
al edificio y a las magníficas copias de los rollos de la Ley guardados en cilindros de plata
repujada. Pero su principal tarea era la preparación y el orden de las celebraciones del Sabath, o
sábado judío, y de todas las demás reuniones que se celebraban en el edificio.
A Jairo, además de la Ley, le gustaba también la buena mesa, y era por eso amigo y cliente de
Zebedeo el pescador, que le mandaba las mejores capturas de sus barcos, y de Juan el rico, el de
la fuente tibia, que aunque no tenía buena reputación, le proporcionaba los mejores vinos. Juan
había colaborado incluso, aunque a regañadientes, en la construcción de la sinagoga, porque
Jairo era un hombre aceptado y querido por todos.En su tiempo, ya la vieja sinagoga de
Cafarnaún se había convertido en un lugar de culto importante para la región, y fue por sus
buenas gestiones con el centurión que mandaba el destacamento de la frontera, por lo que este
había sufragado la construcción de la nueva sinagoga. Toda en piedra, con columnas griegas y
la puerta hacia el templo de Jerusalén, según las reglas.
Cuando Jesús apareció en el pueblo, por los informes que le diera de aquel predicador nazareno
el sensato pescador Zebedeo, y por lo que él mismo oyó, no puso traba alguna para que leyese y