Descargar libro - Manuel Requena

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Me gusta pensar que eso se cumplió en Almería, y ha quedado en la sencillez que adorna a sus
gentes, que llevan en sus obras la fuerza creativa que tiene esta tierra, donde la claridad e
intensidad de su sol, hace que todo ojo se sienta casi herido, como el de un ciego que acabara de
abrir sus pupilas a la luz. Sé por experiencia que la gente de Almería es creativa, contemplativa,
profunda, intuitiva, y me gusta pensar que la primera proclamación del Evangelio de Jesús, su
Noticia del reino cercano, fue contada y cantada en el estilo fuerte, y tierno a la vez, de aquel
ciego que vio por la saliva y las manos del Maestro. Cleofás, que se llamó Indalecio o
simplemente Indalo, hoy es su patrono.
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Juan Marcos, siguió con los otros varones hacia el norte, hacia las columnas que proclamaban
sobre el mar: “non plus ultra”, y hacia el “finis terrae”. Cruzaron las sierras por las trochas y
nuevos caminos romanos, y llegó cada uno al lugar que el Espíritu les tenía asignado. Nuestro
Juan se quedó en la antigua Iliturgis, hoy Andujar (Jaén). Le llamaban Eufrasio, por su facilidad
de palabra, llena de alegría.
1.- NIÑOS
III.- EL CAMINO
La estructura literaria de la etapa del camino en el segundo evangelio es uno de los hitos para
entender a Marcos que, cuando escribe, está influenciado por las comunidades que rodeaban a
Pedro y a Pablo en Roma. Marcos introduce su originalidad precisamente en los personajes y
escenas que describe. Auténticos hitos del camino son los niños. Aunque los aborde desde la
perspectiva de los mayores que les rodean, es la sencillez de los niños, el desencadenante de los
acontecimientos del camino que cuenta Marcos, al ponerlos Jesús en contraste con las pasiones y
modos de ser del hombre adulto. El nexo entre Galilea y Jerusalén, entre la vida de familia de
Cafarnaúm, del lago de Genesaret con sus orillas plácidas, y el testimonio definitivo, dramático,
de Jerusalén donde se va a levantar el nuevo templo, que se abre por la muerte y resurrección
de Jesús, son los relatos del camino en el evangelio de Marcos. En Mc 8,27 empieza el Camino.
El grupo ahora comienza a andar, subiendo a Jerusalén para la pascua definitiva de aquel
hombre, que se convertiría en puerta por la que habrían de entrar todos los hombres. El camino
del nuevo pueblo, como ocurrió con Israel al cruzar el mar rojo, ya es sin vuelta atrás. Va en una
dirección determinada que se convertirá en la enseñanza y la síntesis de toda la dicotomía en la
vida espiritual del hombre: la subida hacia Jerusalén, es camino hacia la muerte en cruz y a la
resurrección; es subida a la ciudad del martirio y de la gloria; a la “Ciudad de la Paz”
(Jesrusalém) que tiene su fundamento tras la muerte; la ciudad que en este mundo siempre está
en guerra, pero que se convirtió en símbolo del paso hacia la patria prometida del auténtico
reino de la Paz, donde vive el Pueblo de Dios.
En el camino se formaron dos grupos bien diferenciados, cada uno de ellos dividido a su vez en
dos subgrupos. Por un lado los discípulos, los doce escogidos, por otro lado simplemente la
gente. Y como siempre pasaba, -y aún sigue pasando con Jesús-, en el camino ocurrieron cosas;
muchas más cosas de las que caben en un libro. ¿Fueron cosas distintas a las de todos los días?
Quizás no. A pesar de lo trágico de las frases de Jesús que se dijeron en el camino--“si alguno
quiere venir en pos de mí niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame”--(Mc. 8,34 y siguientes), en el