09.05.2013 Views

Descargar libro - Manuel Requena

Descargar libro - Manuel Requena

Descargar libro - Manuel Requena

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

-"¿Por qué lloráis y alborotáis así? (Mc 5,39)<br />

Su voz sonó como no la habían oído nunca sus discípulos. Seca y profunda como un trueno de<br />

rayo de tormenta en verano, cuando cae muy cerca. Fue un latigazo seco que hizo callar a todos<br />

un instante. Y sobre aquel silencio, con tono más suave, Jesús dio su diagnóstico:<br />

-La niña no está muerta, está dormida". (Mc 5,38)<br />

Tardaron un minuto en reaccionar. ¿Hablaba en serio el hombre? Todos habían visto su cara y<br />

sus manos de cera, y sobre todo, habían olido el hedor de la muerte en la niña tendida sobre la<br />

blanca sábana en la preciosa cama de matrimonio. Recubierta de flores, pero muerta. Esa era la<br />

realidad de la muchacha. Todos los presentes, empezando por esos personajes que en todos los<br />

entierros cuentan chistes y chismes, alentados por el juicio desaprobatorio de escribas y fariseos<br />

que ya se habían colado en la casa antes que nadie, y puesto en la primera fila, empezaron a<br />

mofarse de Jesús. “Se reían de Él”. (Mc 5,38)<br />

Todos, menos alguien que solo aquí se nombra en todo el Evangelio, y luego veremos más de<br />

cerca. Era la madre de la niña, la joven esposa de Jairo, que cuando vio la cara y el aspecto de su<br />

esposo, cuando vio al magnífico Jefe de la sinagoga quebrado y destrozado, le pareció veinte<br />

años más viejo y sufrió por él casi tanto como había sufrido por su querida hija. No, ella no tuvo<br />

ganas de reírse de aquel hombre joven vestido de blanco, que traía cogido del brazo a su esposo<br />

y que había puesto la única nota de esperanza en la casa desde hacía muchas horas, días y<br />

meses.<br />

Jesús habló de nuevo. Levantando su brazo, con su mano cerrada y su perfecto y delicado<br />

índice extendido, señaló con el dedo la puerta y ordenó que todos salieran de la casa.<br />

Literalmente los echó fuera. Un murmullo de extrañeza comenzó a elevarse en los presentes que<br />

se habían agolpado en el porche, llenando totalmente el gran jardín. El murmullo se hizo voces<br />

claras en los que se creían algo ¿Es que además de por Hijo de Dios, se tenía también dueño de<br />

la casa aquel pobre naggar de Nazaret? ¿Como se atrevía a echarlos de allí...........?<br />

La mirada de Jairo, que se puso derecho como si un muelle interior lo hubiese incorporado,<br />

acompañado del gesto de Simón el pescador, que abrió su manto dejando descansar su mano<br />

sobre el pomo de una gran espada a la vez que los hijos de Zebedeo y los otros acompañantes<br />

de Jesús daban un paso al frente, fueron argumentos convincentes para todos, que empezaron a<br />

salir en silencio, apresuradamente, hasta la puerta grande de la finca. Sabían que con aquel que<br />

ahora llamaban Pedro, y con los ‘boanerges’, los ‘hijos del trueno’, no se podía jugar. Aquel<br />

gentío quedó a la expectativa, rodeando la finca de su jefe de sinagoga. Todos sabían que algo<br />

grande iba a ocurrir allí, y no querían perdérselo.<br />

Jesús no dejó que le acompañaran adentro de la casa más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano<br />

de Santiago. Y entonces toma consigo al padre de la niña y a la madre y entra donde estaba la<br />

muchacha. (Mc 5,40)<br />

Es el primer encuentro de Jesús con la muerte en su papel público de Cristo Salvador que nos<br />

cuenta el Evangelio. Hasta ahora solo se había enfrentado con la enfermedad y el deterioro<br />

humano, pero nunca con el resultado último de todo eso. El auténtico signo de su obra en la<br />

tierra, su fuerza recreadora y vencedora del último enemigo del hombre, iba a ponerse en<br />

marcha de una forma visible. No era lo mismo decirle a una mujer con flujo de sangre, “tu fe

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!