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Descargar libro - Manuel Requena

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propietarios del pueblo? ¿Por qué necesitaban los demonios de una “carne” de cerdo para<br />

hundirse en el lago? Jesús podía simplemente haberlos “devuelto al abismo” y seguramente<br />

estaba dispuesto a hacerlo, porque los diablos asustadores de hombres, fueron ahora los<br />

asustados (Y le pedían que no les ordenara volver al abismo. Lc 8,31) El Señorío de Jesús no es fácil<br />

de entender. Si el hombre, y por tanto el Hijo del hombre tiene un enemigo, ese es el diablo.<br />

Desde el principio de la creación, es enemigo a muerte. Y Jesús no era tonto, ni se dejaba<br />

embobar por promesas, o luces diabólicas aunque prometieran el universo entero. Sin embargo,<br />

dicen los evangelios que fue permisivo hasta con los diablos:<br />

Los espíritus impuros pidieron a Jesús: "Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos".<br />

Y Él se lo permitió. Ellos salieron, se metieron en los cerdos; y la piara, de unos dos mil cerdos,<br />

se lanzó al lago por un<br />

Realmente como manifestación de poder tolerante, es una escena cumbre, pero económicamente<br />

y ecológicamente aquello fue un desastre para el pueblo y la región, salvo que haya otras<br />

maneras de medir la economía y la ecología además de las que nosotros manejamos hoy. Más<br />

de dos mil cerdos, son muchos cerdos para la humilde economía de un pueblo del desierto, y<br />

flotar hinchados, pudriéndose por el calor del verano sobre las aguas salobres de un pequeño<br />

lago, no debió de ser espectáculo agradable. Aunque bien pensado servirían de alimento<br />

extraordinario para el engorde de aquellos ciento cincuenta y tres peces enormes que luego<br />

llenaron las redes de Pedro el día de la pesca milagrosa, tras la resurrección.<br />

¿Qué nos quiso decir el Maestro son su gesto y actuación ante el diablo? La reacción de la gente<br />

del lugar parece lógica, incluso para los que queremos matizarlo con los ojos de la fe.<br />

Los porqueros huyeron y lo contaron en el pueblo y en los caseríos. La gente fue a ver lo que<br />

había sucedido.Al llegar a Jesús y ver sentado, vestido y en su sano juicio al endemoniado que<br />

había tenido dentro la legión, se llenaron de miedo.<br />

La gente que lo había visto contaba lo ocurrido con el endemoniado y con los cerdos. Entonces<br />

rogaron a Jesús que se fuera de allí. (Mc 5,14-17)<br />

Es un relato poético en el que solo se sublima el resultado del espíritu. La economía medible en<br />

dracmas y sestercios, las cosas rutinarias y diarias del pueblo, las ilusiones tangibles de los<br />

hombres, quedan a un lado y solo siguen siendo y teniendo sentido en el día a día de aquella<br />

pobre gente que nunca se había planteado la fe, ni la Ley, y que nunca había esperado siquiera a<br />

un Salvador. Su esperanza estaba en sus cerdos, en mantener a raya al díscolo loco que se<br />

refugiaba en los sepulcros, y en tratar de vivir la paz a su manera.<br />

Jesús fue un vendaval de nuevas posibilidades que pudieron asimilar de un golpe. Por eso le<br />

pidieron que se fuera, y Jesús obedeció a la gente, y se fue otra vez hacia su orilla, dejando allí<br />

un apóstol.<br />

* * *<br />

Al subir a la barca Jesús, el endemoniado le pidió que le dejara ir con él y Jesús no le dejó, sino que<br />

le dijo:<br />

- "Vete a tu casa con los tuyos y cuéntales todo lo que el Señor, compadecido de ti, ha hecho<br />

contigo".

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