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Descargar libro - Manuel Requena

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Jesús, sino que para Marcos eran gente concreta, con nombres y apellidos, con familia conocida<br />

en la comunidad, y sobre todo las define con hechos concretos en relación al Maestro. Afinando<br />

el sentido de la lectura, Marcos hace con ellas un estudio sociológico de aquel Israel en que se<br />

encarnó el Hijo de Dios, y cuyo tiempo fue convertido en el centro de la historia del hombre, en<br />

la plenitud del tiempo de la especie humana. Aunque por la misoginia de Israel, de Pablo y de<br />

Pedro a los que Marcos acompañó cuando escribía su evangelio, las mujeres casi ni se nombran,<br />

durante la última semana de la vida de Jesús que nos cuenta, la mano femenina se ve por todos<br />

sitios. En los momentos más trascendentales de la vida cristiana, ahí están. Casi podría decirse<br />

mejor, que ahí se adivinan, por el machismo recogido en su mejor expresión por S. Pablo en sus<br />

escritos y cartas. Marcos apenas dice lo que puede decir. Sus escritos fueron filtrados por la<br />

‘censura’ sionista de la Iglesia primera, que tantos quebraderos de cabeza propició al mismo<br />

Pablo, a Pedro, y a los demás Apóstoles, pero de hecho en S. Marcos, las mujeres apenas si<br />

aparecen expresamente en las escenas de la pasión y resurrección. Los escritos de Pablo, lo<br />

hacen esclavo del concepto peyorativo sobre la mujer en la teoría argumental de su tiempo. Por<br />

eso cuando escribe a los corintios? Aunque conoce bien la tradición, no nombra a ninguna<br />

mujer como testigo de la resurrección. Solo hombres, y algo más que ‘hombres’, “apóstoles”. La<br />

pasión de Jesús, fue ‘cosa de hombres’, pero si uno mira atentamente, estuvo toda ‘engarzada’<br />

en cosas de mujeres. Lo habían acompañado por toda Galilea, en aquel cortejo un poco raro que<br />

era el de Jesús, “sirviéndolo con sus bienes” (Mc. 15,41). Y aunque había “otras muchas”,<br />

Marcos señala nominativamente a tres: María Magdalena, María la madre de Santiago el menor<br />

y de Joset, y Salomé. Y es mucho y raro en Marcos, porque nunca nombra a ninguna mujer por<br />

su nombre. En la semana de pasión que nos relata, la última de Jesús, solo nombra tres veces a<br />

mujeres, y además solo en la cruz y en el sepulcro, nombra por su nombre a alguna de ellas.<br />

En 14,3 “vino una mujer que traía un frasco de alabastro…”<br />

En 14,66 “llega una de las criadas del sumo sacerdote…” Y pone a Pedro en evidencia ante los<br />

soldados. Solo en la cruz y el sepulcro, las nombra por su nombre: María Magdalena, María la<br />

de Santiago y Salomé (Mc 16,1) En todo su Evangelio, Marcos había reseñado solamente a la<br />

“suegra de Pedro”. A ‘su madre’ –sin decir el nombre- (3,31), y en 6,3 que a Jesús lo llaman el<br />

“hijo de María”, como diciendo que no era nadie. Cuanta lo de la hemorroísa y la hija de Jairo,<br />

(5,21) la sirofenicia (7,26) y los que hemos visto de la pasión, pero sin nombres propios. Incluso<br />

conociendo personalmente a las mujeres y el protagonismo que tuvieron en aquella aventura de<br />

Jesús, a no ser que sea imprescindible para el relato, ni siquiera las nombra. Así sucede en 10,35<br />

que sabiendo que Salomé, la Madre de los hijos de Zebedeo fue con ellos para pedir los asientos<br />

de la derecha y de la izquierda en el trono del reino, -como nos cuenta Mateo-, y que se llamaba<br />

Salomé, Marcos ni la nombra.<br />

31.- UN JOVEN VESTIDO DE BLANCO<br />

Pasado el sábado, María Magdalena, María la madre de Santiago y Salomé compraron perfumes<br />

para ir a embalsamarlo.El primer día de la semana, muy de madrugada, al salir el sol, fueron al<br />

sepulcro. Iban diciéndose: "¿Quién nos rodará la losa de la puerta del sepulcro?". Levantaron los<br />

ojos, y vieron que la losa había sido removida; era muy grande. Entraron en el sepulcro y, al ver a<br />

un joven sentado a la derecha, vestido con una túnica blanca, se asustaron. Pero él les dijo:<br />

"No os asustéis. Buscáis a Jesús de Nazaret, el crucificado. Ha resucitado. No está aquí. Ved el<br />

sitio donde lo pusieron. Id, decid a sus discípulos y a Pedro que él irá delante de vosotros a<br />

Galilea. Allí lo veréis, como él os dijo".<br />

Ellas salieron huyendo del sepulcro, porque se había apoderado de ellas el temor y el espanto, y no

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